Siempre he tenido un grave problema con el romance adolescente, no me parece que sea un romance verdadero si solo tienes trece o quince años de vida, ese probablemente fue mi problema con Lucca, realmente no me sentía "enamorada", era mi amigo más bien, de hecho creo que ni si quiera lo bese y el tampoco parecía querer hacerlo porque siempre me vio como su amiga y yo igual. Y aún así con la gran lista de pretendientes que he tenido, no he tenido otro novio y si hablamos de manera adulta, jamás lo he tenido. No quiero sonar a que me siento realmente hermosa, sino que algunos chicos, sin generalizar, piensan que con decir la típica frase "Hola amiga ¿Cómo te llamas?" o "Te vi desde hace un rato y me pareciste atractiva", ya te tienen dominada para ir por un Oscar a su cama. Así por lo menos conmigo, son personas que jamás conseguirán algo. Solo vergüenza... pena ajena.La luz del sol entra por mi ventana, deben ser las nueve o diez del día. Las cortinas difuminan la luz pero siento como me molestan al querer seguir durmiendo. Abro los ojos y veo que Nathan sigue durmiendo en el sofá. Está acostado, su cabello le cubre la frente pero aún puedo ver sus cejas pobladas, desde aquí puedo oler su colonia, no parece de un hombre que quiere drogarte la nariz, es sutil y delicioso.
Me levanto y veo si alguien me habló en mi celular, solo mis papás preguntándome cómo estoy, les contesto y tengo una llamada perdida de Liam de hace una hora.
Le marco, saliendo de mi habitación cerrando la puerta.
-¡Holaaa hermanita.!-dice muy alegre.
-¿Estabas muy ocupado ayer?-pregunte por la razón de que no llegó por la noche.
-Si, la universidad me tiene así.-Ya me lo imagino.
Suspiro.-¿Esta pesado?-pregunto.
-Nah, solo ocupa mucho tiempo.
Liam estudia arqueología. Encima todavía va a la preparatoria por cosas pendientes. Y siempre había regresado a casa temprano a pesar de que tiene un departamento ahí. Puesto que la universidad está a una hora si vas rápido.
-¿Ya empezará a ser así?-pregunte triste.
-Hare lo posible porque no. Tú no te preocupes.-dijo relajado.-¿Cómo estás?-cambio el tema.-Me dijo Nathan que caíste nueve metros en gimnasia.
-Si bueno, no es lo mío las cuerdas o seguramente fueron los nervios de mi nueva entrenadora.-O de la personita que me espiaba.
-¿Nueva orientadora?
-Si, se jubiló la anterior.-dije.
-Fuck.-dijo.
-Lo sé. Pero ahora con mi yeso en el tobillo podré exentar lo que queda año y cambiar optativa.-ojalá así sea.
-¿Cuánto tiempo el yeso?-me preguntó.
-Dos largos meses.
-Decumbente.-me dijo.
-Si iré a la escuela. Con muletas. Pero iré.-dije porque no pienso quedarme como tarada en mi casa.
-Bien, bueno tengo cosas que hacer, espero llegar en la noche.
-Si está bien, apúrate para cenar.-dije.-Bye.
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𝑼𝒏 𝒓𝒆𝒄𝒆𝒍𝒐 𝒆𝒏𝒊𝒈𝒎𝒂
Teen Fiction𝑈𝑛𝑎 ℎ𝑖𝑠𝑡𝑜𝑟𝑖𝑎 𝑐𝑜𝑛 𝑢𝑛 𝑟𝑜𝑚𝑎𝑛𝑐𝑒 𝑞𝑢𝑒 𝑡𝑒 𝑑𝑒𝑗𝑎𝑟á 𝑐𝑙𝑎𝑣𝑎𝑑𝑜, 𝑝𝑒𝑟𝑜 ℎ𝑎𝑠𝑡𝑎 𝑒𝑙 𝑓𝑖𝑛𝑎𝑙 𝑑𝑒 𝑙𝑎 ℎ𝑖𝑠𝑡𝑜𝑟𝑖𝑎... 𝑒𝑛𝑡𝑒𝑛𝑑𝑒𝑟á𝑠 𝑡𝑜𝑑𝑜. 𝐶𝑒𝑟𝑟é 𝑐𝑜𝑛 𝑙𝑙𝑎𝑣𝑒 𝑦 𝑐𝑎𝑚𝑖𝑛é ℎ𝑎𝑐𝑖𝑎 𝑒𝑙 𝑎𝑢𝑡...