Capítulo 50: Final Parte Uno.

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Raven
Tercer día

Me vendó la mano nuevamente, y ese día solo me dediqué a dormir, tal vez durmiendo sería más fácil que el tiempo pasara y no tendría que soportarlo mucho. Pero Stephen no quería que durmiera tanto, quería hiciera actividades o cosas en la casa.

Me pidió que me bañara, lo hice, y saliendo tenía que cambiarme algo del vestidor, mi anterior ropa él se encargó de tirarla.

Estaba en bata cuando salí del baño, era una tela muy fina de color negra como toda la casa, Stephen estaba en la cama viendo la tele.

Ignorándolo me fui al vestidor. Vi la ropa, tome unos jeans, y una camiseta azul con un estampado. Cerré la puerta del vestidor y me cambié ahí.

Cuando salí, Stephen no estaba y dejo la televisión encendida, me fui a la mesita que estaba cerca de la ventana y me senté en la silla.

Era una linda vista. Pero así no podía decir que la disfrutaba. Los árboles eran altos, estaban vestidos con nieve, y la niebla hacía verlo todo como entre nubes. Realmente no me hacía sentir muy encerrada.

-Pensé que te gustaría este tipo de vista. Más estos tiempos.-dijo detrás mío.

Estos tiempos donde era mi cumpleaños cuando desaparecí.

No dije nada y seguí observando.

-Bueno... ven aquí.-me giré y me di cuenta que quería atarme de nuevo.

-Si quieres déjame encerrada en la habitación, no tengo ninguna posibilidad de irme, no lo haré de cualquier manera. Solo te pido... que no me ates.-le dije aún sentada.

Stephen camino hacia mi. Intente no temblar.

Estando cerca tomo mis muñecas y las vio.-¿Te duele?

Se veían moradas, casi rojas y no llevaba mucho tiempo aún. Pero era que las ajustaba, y yo me jalaba poco.

-Algo.-dije.

Dejo mis muñecas y tomo la charola con comida. La dejo en la mesa que tenía en frente a mi.

-Provecho.-me dijo y se iba a retirar.

Pero pensé en que probablemente me convendría hacer que comiera conmigo.

-Espera.-tome su brazo.-¿Comerás a fuera?

-Si. ¿Por?

-¿Puedes comer aquí?-le pregunté y me sonrió de labios cerrados.

-Ire por mi plato.-dijo y se fue.

Ahh, hubiera deseado que dijera que no.

Segundos después llegó y se sentó. Stephen usaba ropa obscura, abrigada. Resaltaba mucho su pálida cara.

Se veía mucho más delgado de lo que lo recordaba.

Intento hacerme la platica. Y yo intente contestar bien.

-En realidad nunca fui un tipo que vieras como alguien muy platicador.-me contaba.

-Siempre que estaba contigo dabas un tema a conversar.-dije dando un bocado.

-Si bueno, estaba contigo.-dijo.

𝑼𝒏 𝒓𝒆𝒄𝒆𝒍𝒐 𝒆𝒏𝒊𝒈𝒎𝒂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora