Capítulo 18: 8:24am

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Hay noches en las que sientes que no pasaste buen sueño y hay otras en las que si, en esta ocasión, era algo intermedio por el sofá, no es lo mismo que estar en tu cama, pero la compañía que no he tenido cerca en mi vida, hizo de ella mejor, aunque estuviera tan cerca.

Sentí un brazo rodeando mi hombro, y yo estaba recargada en...

¡Nathan!

Me aparte rápidamente, y vi que ya estaba saliendo el sol, revisé mi teléfono y eran las 8:24am, tenía una llamada perdida de Liam, pero me extraña que solo fuera una y que mamá no me haya marcado, estaría exaltada al ver que no llego a casa. Probablemente asumieron que tendría que cuidar de los pequeños toda la noche. Porque ya ha pasado esto.

Solo que los papás Russo ya estaban en casa.

Me levanté del sillón y me asomé a una de las ventanas, ahí estaba su camioneta estacionada.

-¿Pasaste buena noche?-me preguntaron por detrás.

Me giré y vi a la señora Russo. Mire a Nathan en el sillón aún dormido y me tensé un poco.

-Ammm... Bien señora Russo...-me interrumpió.

-Raven, ya sabes que puedes decirme Mary.-me volvió a recalcar.

-Si, bueno... Mary, me quede muy dormida y no me pude dar cuenta de que llegaron.-me escuchaba nerviosa.

-Nos percatamos.-Oh en serio, ¿que cara habrán puesto al ver a la niñera dormir con su sobrino.?-Nathan dijo que estabas muy cansada por tu pie y que él se quedó despierto el resto de la noche.

Ah ¿si?-me dije a mi misma mirando a Nathan, después de todo me ayudó quedándose despierto aunque no lo parecía.

-Es...-pensé.

Lindo

-...un buen chico.-dije mientras lo miraba.

-Si, siempre se ofrece para cuidarlos pero, tú eres la niñera favorita y no podríamos soportar que ya no vengas, eres muy linda con ellos.-me sonrió.

-Gracias.-le sonreí de vuelta.

Miré de nuevo a Nathan, estaba tan perdido.

-¿Y de dónde se conocen? Me dijo Max que sin amigos o algo así.-me preguntó y no pude evitar hacer un gesto nervioso.

Ay no puede ser.

Solo tengo que decir la verdad.

-Bueno... pues mi hermano Liam es amigo suyo y básicamente lo conozco por eso.-sencillo.

-Vaya, que pequeño es el mundo.-me sonrió.

-Si vaya que lo es.

-¿Te llevo a tu casa?-me ofreció.

-No es necesario.

-Cariño está bien, déjame acompañarte de cualquier manera tengo que correr.-insistió.

-De acuerdo, muchas gracias.-agradecí.

Solo tenía mi teléfono así que camine con ella hacia la puerta y nos fuimos caminando a casa.

Antes de llegar a casa le pedí algo.

-Cuando Nathan despierte... puede decirle que Gracias.-le dije.

-Claro muñeca.

-Y también muchas gracias por acompañarme.-añadí.

-Vives tan cerca que no me he cansado, me espera una larga carrera.-sonrió.

𝑼𝒏 𝒓𝒆𝒄𝒆𝒍𝒐 𝒆𝒏𝒊𝒈𝒎𝒂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora