TYLER
No conozco a Killian, pero me dio la impresión de que cualquier persona con pensamientos razonables, huiría de él. Como primer punto, su aspecto no ayuda –tiene cicatrices como si se hubiera metido en peleas y exteriormente se ve descuidado-, su actitud tampoco denota ningún tipo de amabilidad. La forma de tratarme en cuanto dejamos el orfanato deja mucho que desear, sin embargo, al parecer es mi padre y, por ende, deduzco que debe saber cosas sobre mi pasado. Desconozco mis orígenes y aunque a diario trato de convencerme de que no me interesa, al final del día, si quiero saber.
El hecho de que <<sabe cosas>> es el único motivo por el que no me largué de su coche y decidí adecuarme a sus órdenes. Lo dejaré creer que tiene en control y mientras tanto, yo voy a elegir cuando quiera ponerle un punto final a esto.
Mientras transitamos, observo su perfil en busca de alguna similitud física que podamos compartir. No tiene demasiado cabello, así que no puedo compararlo con el mío. Noto que, a pesar de superarme por mucho en edad y que soy casi tan alto como él, me gana en contextura física. Puede que sea simplemente sobrepeso, o, por el contrario, sea musculatura que sacó entrenándose. Por último, compruebo la forma del mentón y de los pómulos, encontrando allí un parecido.
—¿Qué pasa? —cuestiona de reojos, me pilló analizándolo—. ¿No será que te gustan los hombres, no? —murmura en un tono burlón, acompañado de una sonrisa.
Aquello me toma desprevenido. ¿Se supone que tengo que reírme? Porque su estúpida broma, no me ha causado ninguna gracia. Además, en el caso de que me gustaran los hombres, jamás me fijaría en un tipo como él. De solo imaginarlo me dan nauseas.
—Fue una broma, puedes reírte —remarca, intentando ahuyentar la tensión que él mismo generó—. Está claro que yo nunca tendría un hijo así— al mismo tiempo que habla, aparca el auto frente a un supermercado y ni siquiera me da tiempo a responder porque cambia de tema—. Bueno, voy por comida. Supongo que tienes hambre, ¿te daban de comer en ese tugurio?
Asiento.
—Por lo general comíamos dos veces al día —contesto. A veces solían ser tres, pero eso ocurría de manera esporádica. Éramos tantos viviendo en el orfanato, que superábamos el nivel de recursos que llegaban.
—Ya no tendrás que preocuparte por comer. Si te comportas y haces las cosas bien, muchas cosas van a cambiar —pese a la aparente "amabilidad", puedo leer entrelineas una simple y clara advertencia: Si quieres vivir bien, tendrás que hacer lo que digo—. ¿Quieres algo en especial?
—Lo que sea está bien —contesto.
Killian desciende, cierra la puerta y lo veo perderse dentro del negocio. En cuanto desaparece de mi vista, comienzo a revisar el auto, inspeccionando con suma precisión cada pequeño recoveco. En un principio, encuentro los papeles del auto, los releo por encima de manera rápida, dejándolos pasar porque no hay nada interesante. Cuando estoy a punto de abortar la misión, logro abrir la guantera y ahí está, la pieza justa para convencerme de que mi intuición estaba en lo cierto: hay una pistola.
Es obvio que Killian no es exactamente quién dice ser.
Aunque, no puedo negar que sea mi padre, después de todo, fue lo que indicó el examen de sangre. Esa cosa no puede falsificarse, a menos que tengas mucho dinero para hacerlo, pero Killian al parecer no es un hombre con poder económico.
—¿Buscabas algo, Tyler? —cuestiona haciendo que me sobresalte y cierre la guantera de inmediato.
Maldición, ahora sabe que descubrí su secreto.
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Dulce venganza [#2]
Teen FictionDamon por fin logró construir una vida libre de tragedias, sin embargo, alguien regresa para vengarse y mostrarle que su pasado aún no está cerrado. ☆ Tyler solía repetir que no tenía apellido. No le agradaba usar aquel que un juez eligió al azar e...