TYLER
El tipo de seguridad me ha dirigido hasta el momento unas diez miradas repletas de desconfianza. Comprendo, no es normal que un chico aparezca en medio de la madrugada pidiendo un sitio para pasar la noche, pero me encuentro, quizá, en uno de mis peores días. Solo tengo la intención de pasar la noche aquí y esperar a la mañana para tomar una decisión.
Reconozco que en mi estado, no podría tomar una decisión sensata, no estando todavía ebrio, alarmado y precipitado por lo que ocurrió en el club. Lo más cuerdo que se me ocurrió fue venir hasta el centro y no me tomó demasiado tiempo decidir, simplemente descarté las escasas opciones que tenía: regresar a casa –donde lo más probable es que Killian se encuentre enfadado-, regresar al orfanato –donde agrandaría el problema-.
Difícil fue convencer al sujeto para que llamara a los dueños en lugar de cerrarme la puerta en mis narices. Lo sé, cuesta transmitir confianza cuando estas al borde de un colapso en madrugada.
—No te muevas de aquí. Damon llegará en unos minutos —comunica, para luego quedarse petrificado bajo el umbral de una puerta. Me quita la mirada de vez en cuando, solo para chequear la hora en su teléfono, pero es obvio que mi presencia le resulta sospechosa.
Tras oír que será Damon quién vendrá, la decisión que tenía empieza a tambalear. No sé si debería quedarme, quizá fue una idea muy mala venir hasta acá.
Permanezco algunos minutos con la espalda pegada a la pared, forma que utilizo para sostenerme y calmar el mareo. El alcohol que bebí aún está en mi sistema, esparciéndose, haciendo efecto. Incluso se sumó uno nuevo: la cabeza me duele como el infierno.
Quisiera poder cerrar los ojos y dormir.
<<Me voy de aquí>>. Doy por hecho el plan de largarme y pasar la noche dando vueltas por ahí, cuando la puerta se abre. Ahí está Damon. A través de su rostro es posible percibir que acaba de salir de la cama.
<<Genial Tyler, ahora haces que la gente se moleste por ti>>.
Es que él ni siquiera debería estar aquí. Y yo probablemente debería estar en mi habitación, en casa, con mi padre. Pero tengo tantos sentimientos encontrados, que ya ni siquiera estoy seguro de cual sea mi lugar en el mundo.
—Está bien, Steve. Puedes dejarnos solos —indica, tras saludarse brevemente. El sujeto, que aún mantenía la guardia alta, parece relajarse y abandona la habitación.
Estar a solas con Damon resulta por algún motivo intimidante, y simplemente adelanto el paso con la razón de huir.
—Espera, ¿ya te vas? —me detiene.
—Fue un error. Fue un error venir hasta aquí, y hacer que vinieras, ¿sabes qué? Lo lamento, Damon. Lamento haber molestado —murmuro con frustración, dispuesto a dejar el centro de inmediato.
—Tyler, nadie está pidiendo que te vayas. Al contrario, Steve dijo que querías pasar la noche aquí y venía a decirte que puedes hacerlo —dice con seguridad, cruzándose de brazos.
—¿Puedo? —vuelvo a indagar solo para comprobar que está hablando en serio. Además, estaría bien tomar un descanso antes de volver a rondar por las calles.
—Sí, puedes —confirma—. Pero antes, me gustaría que hablemos —trata de sonar amigable, pero sus palabras me inquietan.
Escarbar en mis asuntos lo volvería aún más complicado, porque no puedo decir la verdad, no puedo ir tan lejos. Killian tendrá sus defectos, pero también ha sido una persona considerada al sacarme del sitio donde estaba y ofrecerme otra clase de vida. No puedo enviarlo al frente.
ESTÁS LEYENDO
Dulce venganza [#2]
Teen FictionDamon por fin logró construir una vida libre de tragedias, sin embargo, alguien regresa para vengarse y mostrarle que su pasado aún no está cerrado. ☆ Tyler solía repetir que no tenía apellido. No le agradaba usar aquel que un juez eligió al azar e...