capitulo 13

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TYLER

El empujón que Killian proporciona hace que me estampe de espaldas contra la pared del sótano. Todo está mal. Estoy harto de esta situación, estoy harto del sitio, que tras pasar cantidad de horas entrenando, se siente como una verdadera jaula.

Su mano presionándome el pecho, incrementa la sensación de asfixia y encierro.

Por un instante pensé que podíamos conversar como padre e hijo, que se tomaría el tiempo de escuchar y lo entendería –o al menos intentaría comprender. Sin embargo, al instante en que le planteé no asistir a la próxima pelea, Killian enfureció, haciendo evidente que su respuesta abarca un rotundo no.

—Te perdoné cuando perdiste, solo porque era la primera vez. Tuve que aceptar que ganaras la siguiente pelea comportándote como un cobarde, pero no voy a tolerar que abandones —expone de forma severa—. Mejor dicho, no lo voy a permitir. Así que ve sacándote esa idea de la cabeza —presiona con más fuerzas y tomo una bocanada de aire, buscando regular la respiración.

—No es que quiera abandonar, yo...

—¿Tú qué, Tyler? Posponer una pelea solo te lleva por un camino y es acabar abandonando —todavía está enfadado, la expresión en su cara totalmente transformada, su fuerza condensada sobre mi cuerpo.

—¡No es lo que quiero! —justifico, exaltado—. Algo en mí está fallando. No es... No es normal lo que tengo, el cansancio, los dolores... —trato de explicar el motivo de considerar posponer la pelea, sin embargo, él interrumpe.

—Nos pasó a todos, con la excepción de que tú eres un niño caprichoso que no quiere oír a los que sabemos. Sabes muy bien cómo puedes solucionar eso —clava su mirada fijamente sobre la mía y comprendo al instante la referencia.

Killian nunca ha dejado de insistir con la droga y los energizantes.

—Tienes miedo, y con miedo, nunca serás nada —manifiesta y me abunda la confusión. ¿Y sí tiene razón? ¿Si todo esto simplemente está pasando porque no lo escucho cómo debería?—. Todavía quiero que triunfes, que ocupes el lugar que yo tenía en ese club. Así que esto es lo que haremos, Tyler. Entrenarás a más no poder los días restantes, iremos a esa pelea, destrozarás a tu oponente y nos vendremos a casa con un gran fajo de dinero bajo el brazo. ¿Escuchaste? —espera una contestación, pero en su lugar, asiento, bajando la mirada y apretando la mandíbula para contener las emociones que desbordan—. Si no quieres hacerlo por mí, al menos hazlo por tu madre, pelea en su honor. Pronto tendrás la oportunidad de destrozar al culpable de su muerte.

Aquella última frase paraliza cada partícula en mi cuerpo. Killian está planeando algo y sé que me lo dejará saber todo cuando pueda tener lo suficiente de mí.

Deshace su agarre de forma violenta y se gira dándome la espalda, parece que tomará el camino directo a la salida. No obstante, detiene el paso en medio del camino y mantiene esa posición por algunos minutos, como si estuviera tomando conciencia de lo que acaba de hacer.

—No quería ser así contigo. Pero tú me provocas, me haces comportar como un verdadero hijo de puta —larga de manera directa. En parte, suena como una especie de disculpa, pero no estoy seguro—. Oye, saldremos esta noche con Patrick y los demás muchachos. ¿Por qué no vienes? Olvidamos esto y mañana retomamos los entrenamientos.

Hubiera preferido que mantuviera la indiferencia en lugar de invitarme a ese tipo de salidas donde evidentemente, no encajo. Ni siquiera la paso bien y, recordando lo que pasó la última vez, elijo permanecer alejado de esas situaciones.

—Gracias. Pero será mejor que me quede a descansar —consigo modular, a pesar de que continúo desconcertado por lo que acaba de pasar—. Quiero... Ya sabes, mantenerme enfocado.

Dulce venganza [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora