capitulo 7

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TYLER

Cierro la puerta de la habitación, procurando tener un rato de privacidad. Desde que Killian intensificó los entrenamientos, estos se pusieron más y más pesados a medida que los días pasaban. Justo cuando creo que puedo manejarlos y soportar, él aumenta las dificultades, dejando en claro que nunca seré suficiente.

Luego de tomar la liberta y lápiz que guardo bajo la almohada, me acomodo sentándome en la cama, apoyándome sobre el respaldar. Doblo las rodillas para usarlas como punto de sostén, apoyando ahí el montón de hojas, abriendo el dibujo que aún no terminé: hay un alambrado y tres chicos detrás del mismo, dos tienen cigarrillos y otro sostiene uno en la mano, mientras se ríe. No es un dibujo como tal, más bien lo llamaría un boceto, porque aún le falta reforzar un montón de detalles para que quede medianamente decente. Lo empecé hace tres días, sentado bajo el árbol del centro comunitario y la verdad es que no he tenido tiempo de avanzar mucho, no con Killian citándome para entrenar constantemente.

Aprovecho la tranquilidad para poner un playlist de rock que encontré en una aplicación especializada en música. Después, me dispongo a dejar correr la imaginación, trabajando en las distintas líneas, y en las sombras, notando como el boceto inicia a tomar forma.

Una sucesión de golpes en la puerta son los que me retraen a tierra firme, luego de haber pasado un buen rato inmerso el dibujo.

De pronto la entrada se abre y Killian se asoma.

—Tyler, ¿Qué demonios estás haciendo? —cuestiona poniendo una sonrisa burlesca tras divisar que tengo una libreta entre las manos. La cerré, pero no logré ocultarla—. Perdiendo el tiempo, eh —agrega, provocando que me siente levemente avergonzado—. Vamos, toca entrenar —hace una seña, insinuando que me dé prisa.

—¿Otra vez? —cuestiono de manera espontánea. 

Será como la cuarta vez en el día que entrenamos. Puedo sentir cada musculo del cuerpo tenso, adolorido. Definitivamente no están dispuestas a soportar otra sesión.

—Es lo que acabo de decir —responde sin paciencia—. No me hagas tener que pedírtelo de otra manera —eso suena a una especie de amenaza, pero entiendo que así es su personalidad.

Durante estos días, no solo compartimos los entrenamientos, de a momentos se detiene para contar anécdotas, habla sobre su pasado de boxeador estrella, incluso contó algunas cosas acerca de mi madre: dijo que era una persona alegre pero que había cometido algunos errores y estaba aterrada por una persona que buscaba hacerla pagar. No especificó detalles. Solo espero que pronto pueda darme más información, porque hay un montón de puntos sueltos y necesito casi de forma desesperada resolverlos.

También repitió que su fe está puesta en mí y tiene seguridad de que me espera un gran futuro en el boxeo. Siempre y cuando siga sus órdenes, conseguiré llegar alto. Y aunque en realidad, no estoy seguro de poder ocupar ese lugar, se siente bien que alguien crea en mí.

<<Lo hace por tú bien>> reproduzco aquellas palabras en mi cabeza para no irritarme o dejarme llevar por impulsos.

Así que simplemente asiento, me inclino para colocarme las zapatillas y luego marcho hacia el sótano, sin chistar.

☆☆☆☆☆☆

—Así no es como te entrené estas semanas. Vamos Tyler, ¿eso es todo lo que tienes para dar? Golpeas como lo haría una niña, ¿lo sabes, no?—. Killian intenta provocarme para que mis golpes incrementen la fuerza y potencia, pero la realidad es que el cansancio figura como el ganador. Por más que intente mejorar, mi cuerpo no responde como se lo exijo. Él se mueve con los guantes colocados en sus manos hacia atrás y adelante, de un lado a otro, haciendo que trabaje la coordinación—. Si continúas así, van a destrozarte en la próxima pelea —prolonga sus frases lapidarias. 

Dulce venganza [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora