TYLER
A pesar de que intenté evitarlo a cualquier costo, aquí estoy otra vez, a punto de entrar al club de peleas clandestinas. Es viernes por la noche y a medida que ingresamos, me doy cuenta que ya ni siquiera cabe un alfiler.
Killian es reconocido por la gran mayoría que habita el lugar, lo detienen una y otra vez para saludarlo, le recuerdan sus "épocas de gloria". Mientras tanto, yo camino por detrás, quisiera bajar la cabeza y esconderme, hacerme invisible, pero en su lugar debo alzarla y saludar a quienes se acercan, porque Killian no duda en presentarme como su hijo.
No sé porque, pero el hombre está repleto de seguridad, ha dado por sentado de que ganaré esta pelea y yo ni siquiera sé si podré moverme.
—Escucha, recuerda que aposté una buena suma de dinero. Esto es ganar o ganar —me advierte a medida que avanzamos, a paso lento.
No debería haber apostado ni un centavo, pero lo hecho, hecho está. De manera instantánea siento el peso de la responsabilidad cayendo sobre la espalda.
—¿Escuchaste? —alza la voz, porque se ha dado cuenta de que mi atención se desvió hacia otro sitio. Mejor dicho, hacia otra persona. Pese a la cantidad de gente aglomerándose en la barra de bebidas, trato de ubicar a Roma.
—Sí, lo entendí —apresuro a contestar; y en cuanto se distrae conversando con alguien más, aparto nuevamente la mirada hacia la zona del bar.
Finalmente, diviso a Roma sirviendo tragos, carga uno en cada mano. No trae las gafas y su cabello, totalmente alisado, se desliza por los costados de su cara y roza sus facciones, provocando que estas resalten, recordándome lo hermosa que resulta ante mis ojos. Las prendas que utilizan no son precisamente cerradas, por el contrario, dejan descubiertas varias porciones de su cuerpo, la piel y sus curvas están a la vista.
Los hombres a su alrededor la observan hambrientos sin escrúpulos y puedo jurar que habita cierta incomodidad en su expresión. Aquello me comprime el estómago, quisiera correr y detener la situación, pero no hay nada que pueda hacer.
Cuando intento elevar la mano para saludarla, ella se gira dándome la espalda, enfocándose en preparar nuevos tragos. Está haciendo su trabajo y es comprensible que no ocupe tiempo en distracciones.
☆☆☆☆☆☆
Llevo puesto un pantalón de boxeo de tela liviana, color azul oscuro con rayas plateadas a los costados y unas zapatillas deportivas a tono. Voy sin camiseta y mis nudillos están envueltos con un vendaje de protección.
La primera vez, no tenía idea de cómo sería estar sobre un ring y ahora que lo sé, estoy haciendo un gran esfuerzo para evitar ponerme a temblar. Desconozco quién será el oponente, Killian ha preferido no comentarlo porque según él, aquello influiría en el rendimiento. Él pretende que me esfuerce al máximo, independientemente contra quién pelee.
Espero que no se dé cuenta de que mis manos son presas de ligeros temblores y que el corazón late rápido a causa del miedo. Espero que no se dé cuenta que mi gran deseo ahora mismo es desaparecer para no tener que lidiar con semejante responsabilidad.
Killian ha dicho que las opciones son "ganar o ganar" pero yo solo puedo imaginarme perdiendo.
—Aquí no puedes negarte —murmura al sacar la cocaína, apoyándola sobre una mesa del vestuario—. Esto es prácticamente una cábala y, además, necesitas un empujón.
Observo la manera en que él aspira una línea, esperando con expectativas que yo también lo haga. Lo estoy dudando, cuando escucho mi nombre en el altavoz, pidiendo mi presencia porque está a punto de iniciar la batalla.
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Dulce venganza [#2]
Roman pour AdolescentsDamon por fin logró construir una vida libre de tragedias, sin embargo, alguien regresa para vengarse y mostrarle que su pasado aún no está cerrado. ☆ Tyler solía repetir que no tenía apellido. No le agradaba usar aquel que un juez eligió al azar e...