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Enfurruñado, JiMin comía en silencio con la mirada fija en ese par que reía. Joy estaba disfrutando al comentar cómo había coqueteado con el policía y el cómo la comisaría entera había reído ante el piropo dado a Jeon JungKook. Aunque claro, su buen ánimo también estaba influido en esa guerra que inició con JiMin en el taxi y que la llevó a la comisaría para luego tener que pasar a su hogar por una ducha rápida y un cambio de ropa, todo con tal de acompañar a NamJoon en esa guardia frente al edificio de TaeHyung.
— No le hagas caso —lo aconsejó HoSeok, cansado de ver a su amigo con el ceño fruncido—. Has estado enojado desde que te fui a buscar a la comisaría.
— ¿Cómo no estar enojado? Esa idiota me quiere quitar al policía que YO vi primero —acabó cruzándose de brazos.
— Deberías estar acostumbrado a...
— No —lo cortó JiMin—. Jamás me acostumbraré, menos después de que se interpuso en mi último noviazgo.
— Sabes que ella no sabía que eran novios. Incluso te pidió perdón, y eso que ustedes jamás se piden perdón.
— Ella arruinó mi noviazgo al igual como esta tarde arruinó mi camisa favorita ¡Ella siempre arruina todo!
Negando con la cabeza, HoSeok bebió un sorbo de su agua mineral y optó por volver a captar la atención de su amigo.
— Joy no fue quien arruinó tu noviazgo, fue tu ex. Él fue el infiel, él fue el que se besó con Joy en esa fiesta. Además, Joy fue amable en traer de su casa una camisa para que te cambiaras, si no, estarías aquí todo sucio todavía.
— Ella hará que me resfríe —se quejó de igual modo—. Por su culpa me tuve que lavar el pelo en el lavamanos de este local.
— Como digas —sonrió HoSeok y prefirió cambiar el tema una vez que NamJoon y Joy volvieron a la mesa para sentarse junto a ellos— ¿Tae aún no da señales de vida?
— No —respondió NamJoon—. Supongo que eso es bueno.
— Igual me preocupa —intervino Joy y se dedicó a ver la hora en su celular—. Deberíamos llamarlo en media hora para que nos diga cómo va.
— Hecho —asintió HoSeok y luego sonrió—. Espero que el poli rubio sea un buen tipo.
— Yo creo que todos esperamos lo mismo —suspiró NamJoon, con la mirada fija en la ventana que correspondía al departamento de TaeHyung.
