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JiMin despertó sobre la alfombra, HoSeok estaba a su lado. Desde la ventana abierta se colaban los rayos de sol, por lo que el festejado no tuvo más opción que incorporarse y soportar que todo le diera vueltas. JiMin estaba tan mal, pues su cabeza dolía a mil, que lo único que pudo hacer fue ir por un vaso con agua, beberlo como si su vida dependiera de ello y guiar sus pasos a su cama, dejando de paso a HoSeok tirado en la sala del departamento. Sin embargo, al llegar a su habitación se percató que NamJoon y SeokJin estaban atravesados en su cama.

— Hasta que al fin despiertas —mirando a sus espaldas, JiMin comprobó que fue TaeHyung quien había hablado—. En la habitación de invitados queda lugar, por si quieres seguir durmiendo.

Haciéndole caso a su amigo, JiMin dirigió sus pasos al lugar indicado y se acostó en la cama para después estirar los brazos y hacer que TaeHyung se recostara a su lado, pero el pelirrojo negó con la cabeza.

— Me voy a casa.

— Nooo, quédate conmigo —pidió en un puchero.

— No puedo, Jiminnie, tengo que estudiar para mañana, tengo examen.

— Buu —siguió puchereando al mismo tiempo en que cerraba los ojos con tal de conciliar el sueño.

— Le diré a Hobi hyung que se venga a acostar contigo.

— ¿Qué hora es? —preguntó en medio de un bostezo.

— Pasadas las doce.

— Ya...

En tal punto, TaeHyung decidió marchar, pues sabía que su amigo estaba entrando nuevamente al mundo de los sueños. Lo dejaría dormir, porque limpiar ese departamento requeriría de mucha energía y él, fiel a su costumbre, huiría antes para así no tener que ayudar. Nunca lo hacía y nunca le recriminaban por ello, pues al final de cuentas TaeHyung sólo estaba a cargo de ir a la comisaría a pagar las multas que les cursaban por ruidos molestos.



Así, sólo pensando en que quería almorzar una hamburguesa, TaeHyung marcó a una de sus mejores amigas y esperó con paciencia a que ésta se dignara a contestar.

— ¿Qué quieres?

— Al fin —respondió el pelirrojo mientras salía del edificio de JiMin y emprendía el camino hacia un local de comida rápida— ¿Estabas jugando Free fire?

— Me estaba tiñendo el pelo, idiota, por eso no te respondí antes.

— ¿De qué color?

— Estoy volviendo al negro.

— Ah...

— ¿Para qué me llamas? ¿Se acabó el cumpleaños del imbécil?

De más está decir que JiMin y Joy se odiaban a muerte. Algunos decían que ese odio mutuo se produjo luego de que JiMin, con diez años, les había cortado el pelo a todas las barbies de Joy, otros decían que fue porque Joy, con once años, difundió el rumor de que JiMin quería ser el doble oficial de Hannah Montana. Sin embargo, la verdad estaba en que los dos decidieron olvidar las niñerías y odiarse de verdad porque, Joy con catorce años y JiMin con quince, se habían enamorado de la misma persona y ambos, utilizando las mismas tácticas de seducción, vieron como poco a poco su enamoramiento terminó convirtiéndose en una rivalidad, en un juego por saber quién de los dos ganaría y entonces, esa persona amada terminó siendo sólo un objeto, objeto que desecharon y cambiaron por otro y otro y otro porque, sin saber cómo, los dos siempre terminaron enamorándose de las mismas personas.

— Te llamo porque tenemos que estudiar para mañana.

— Ah, verdad, qué aburrido —se quejó Joy, puso el altavoz y se dedicó a abrir su armario para buscar qué ropa usar—. Llegaré a tu departamento en dos o tres horas.

— Lleva comida.

— Estoy a dieta.

— No importa, lleva comida para mí.

— No abuses.

— No seas mala, estoy un poco enfermo.

— Si estabas enfermo no hubieses ido al cumpleaños del excremento de vaca. Hablando de eso —cambió drásticamente de tema—, ¿es cierto que la policía los encerró en un calabozo?

— Es una larga historia —respondió en medio de un bostezo y detuvo sus pasos frente a un local de comida rápida.

— Cuando nos veamos quiero detalles.

— Todos los que quieras.

— ¡Genial! ¡Nos vemos pronto!

TaeHyung no alcanzó a despedirse de su amiga, quien cortó la comunicación sin esperar un adiós. De todos modos, el pelirrojo no hubiese sido capaz de expresar una palabra de despedida porque justo ahí, frente al mostrador de comida rápida, una cabellera rubia llamó rápidamente su atención. Si los dioses estaban de su lado, TaeHyung juraría que tendría una deuda bastante enorme que pagar, pues así, a sólo pasos de distancia, el policía sexy esperaba por su orden.

¿Cómo llamar su atención? ¿Qué decir? Sin apartarse de la puerta de entrada, TaeHyung sentía que en cualquier momento saldría humo de su cabeza ante los engranajes que funcionaban en toda su potencia. Entonces, para su sorpresa, no tuvo que decir nada, sino que, por el contrario, tuvo que hacer de todo.

ARRÉSTAME! │YOONTAE/TAEGI ○.。o○.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora