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Cuando TaeHyung despertó, lo asombró comprobar que la persona que permanecía a su lado era Joy, aferrada a su pecho como si no lo quisiera soltar jamás. De hecho, fue por insistencia de la pelinegra que aceptó faltar a las clases y pasearse en pijama durante toda la tarde, condescendiente con el hecho de no recibir ayuda absoluta en la limpieza de su hogar. Aunque, más bien, sólo debía limpiar lo que sus amigos usaron al momento de desayunar y recoger las latas y botellas que estaban esparcidas en los rincones más impensados, como por ejemplo, la pobre planta que había prácticamente sido alimentada con cerveza.

— Espero que no te mueras —puchereó al regarla con agua, pero pronto se centró en Joy, quien se sentó en el sofá vistiendo uno de sus pantalones deportivos junto a una de sus camisas favoritas— ¿Ahora sí podemos hablar? —Se sentó junto a ella— No me quiero quedar con la versión de los chicos.

— No quiero recordar el peor error de mi vida, mejor cuéntame cómo estuvo tu noche con el poli.

Por más que TaeHyung quiso insistir, acabó soltando un suspiro y, revolviéndole el pelo a su amiga, propuso que a cambio de su información, ella se encargara de pedir comida. Así, una vez que tuvieron sobre la mesa del comedor sus platos de Pad Thai, TaeHyung se dedicó a resumir su noche con YoonGi, una en donde hubo besos y caricias, pero nada más allá que dormir acurrucados el uno con el otro.

— Hace unas horas me dejó un mensaje mientras dormía —continuó TaeHyung con su relato, a la vez que veía cómo Joy apenas tocaba su comida—, dijo que había sido una buena noche y que le avisara si iba a la comisaría a pagar la multa, que hoy estaría trabajando hasta tarde.

— ¿Irás?

— Creo que lo haré mañana —suspiró el pelirrojo y tomó la mano de ella—. Joy, no le des más vueltas al asunto. Todos podemos cometer errores, ¿no?

— Lo sé —admitió y se cubrió el rostro con ambas manos—. Sólo... sólo no quiero pensar, pero a cada segundo se aparece ese infeliz en mis recuerdos.

— ¿Qué tal si vemos una película?

— Que sea una de terror.

— ¿Terror? —sintió TaeHyung un escalofrío recorrer su espalda.

— Quiero ver lo más sangriento que haya, lo que sea que me haga tener pesadillas para olvidar lo de anoche.

— Con una condición...

— ¿Cuál? —cuestionó un poco más animada, degustando lo que había en su plato.

— Quédate a dormir conmigo esta noche, sabes que odio las películas de terror.

— Claro que me quedaré, tonto, sólo porque eres el mejor amigo del mundo —acabó diciendo entre risas.



Y aunque TaeHyung creyó que el poder de la consciencia había mermado en Joy, grande fue su equivocación cuando al día siguiente se vio acompañándola en un bar que quedaba a pocas cuadras de la universidad. Era un bar concurrido por varios estudiantes, quienes se escabullían entre clases para escapar de los deberes. Lo mejor, era que aunque afuera estuviera el sol en lo más alto, dentro del bar las luces tenues daban la sensación de que estaban inmersos en una eterna y alucinante noche.

— Joy... —llamó TaeHyung la atención de la pelinegra—, supéralo.

— Lo estoy superando —respondió con seriedad para luego beber de un solo trago el pisco sour que el barman acababa de hacer entrega.

— Joy...

— Otro —sin permitir que su amigo se expresara, Joy miró al barman y le extendió la copa vacía.

— Joy, tenemos que ir a clases, faltamos a las de ayer, no podemos faltar a las de esta tarde o será imposible ponernos al día.

— Lo sé —lo enfrentó—, pero sabes que tu amigo estará en el mismo edificio de nosotros y no pienso enfrentarlo sobria.

— Pensé que habían hablado.

— Lo hicimos, pero el hecho de que acordamos olvidar lo que pasó no significa que no sienta vergüenza. Aaaah, ¡¿por qué no estabas ahí para detenerme?!

— Aquí tiene —haciendo entrega de otro pisco sour, señaló el barman, por lo que Joy liberó a su amigo luego de haberlo zamarreado un poco.

— Gracias.

En silencio, TaeHyung vio a su amiga ingerir el líquido en un par de sorbos y luego la vio recriminarse a sí misma por sus acciones.

— No beberé durante un mes, Tae —se decidió al ponerse de pie, dejando la paga sobre la barra—. Esto es netamente culpa del alcohol —comenzó con un monólogo, mientras TaeHyung la seguía rumbo a la universidad—. No me puede ganar la vergüenza, ¡conozco al imbécil de cuando aún no me crecían las bubbies! También conozco a su familia y sé que ellos castigarían al virus andante en caso de saber que a él le gusta que le digan cosas sucias mientras lo está haciendo... Ok, mucha información —se detuvo ante la expresión de sorpresa de TaeHyung—. Amigo, lo único que necesito es un novio y olvidar que... eso mismo, ¡necesito quitarme la culpa! ¿Tu poli sexy no tendrá un amigo soltero? ¿Un vecino o un hermano tal vez?

— Joy, creo que realmente deberías volver a hablar con JiMin.

— ¡NO! ¡Jamás! —Se detuvo ante un semáforo en rojo— Tal vez debería pedir un intercambio, es momento de que mi talento sea explotado en el extranjero.

— ¿Piensas dejarme solo?

— ¡Podemos ir juntos!

— No quiero ir de intercambio.

— Aburriiiiidoooo, sólo lo dices porque tienes un hombre sexy a tu lado.

— Ahora tú tienes un hombre sexy a tu lado —se señaló TaeHyung, haciendo reír a la pelinegra.

Sin embargo, pronto sus risas se borraron de sus rostros, puesto que ahí, a segundos de que el semáforo diera paso al verde, TaeHyung fue consciente de la cercanía de un extraño, un extraño que estaba demasiado cerca de Joy. Luego, los gritos de ella alertaron a los demás transeúntes, donde un par logró retener al hombre que segundos antes había estado grabando por debajo de la falda de Joy, pero que ante la intervención de TaeHyung habían terminado enfrascados en una pelea que acabó con el degenerado sangrando por la ceja y con TaeHyung sangrando en sus nudillos y labio inferior.

— ¡Que alguien llame a la policía! —alcanzó a escuchar Joy, pues en un llanto ahogado se aferraba al cuerpo de su amigo quien aún temblaba por la adrenalina y por la furia de ver que el hombre negaba lo que había hecho.



ARRÉSTAME! │YOONTAE/TAEGI ○.。o○.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora