Sex Instructor | C.R.O | TERMINADA

veintisiete.

"¿Porqué punza mi puta cabeza?" gritó mi interior, sentí la tela suave debajo de mis manos, no quise abrir los ojos, me dolía.

-¡Buen día!- gritó una voz masculina

-¿Qué? ¿Qué haces?- exclamé sin saber quién era

Me levanté un poco de la cama para tener una mejor visibilidad de lo que estaba pasando.

-¿Papá?- pregunté sorprendida

-No, es un fantasma, sí dormilona, soy tu papá, te levantarás de la cama para ir a desayunar y luego te darás una buena ducha.- me ordenó -¡Vamos!- gritó

Salió del cuarto y yo detrás de él, traía ropa que no era mía encima.

"¿Qué demonios pasa?"

Intenté recordar pero nada llegaba a mi cabeza, solo un dolor agudo en mi cabeza, baje a la cocina y el desayuno ya estaba preparado.

Comencé a desayunar y cuando terminé me dirigí a mi habitación para tomar algo de ropa, me metí a la ducha y el dolor empezó a hacerse mayor, me desnudé y me metí para que el agua me cubriera poco a poco, el dolor de cabeza no paraba, y comencé a llorar, odiaba sentirme así; mal físicamente y sentimentalmente, alcé un poco la mirada y alcancé a verme en el espejo del baño; desnuda y desprotegida.

Salí de la ducha, como pude me comencé a cambiar y baje a la sala, tomé las llaves de mi auto tan depresiva como pude, sentí de nuevo las lágrimas empezar a rodar por todo mi rostro.

Me metí al garaje y me metí al auto.

Manejé hacia la ciudad, de nuevo con Tomás, no lo pensé, solo lo hice.

Subí los doce pisos del estúpido edificio que me llevarían con Tomás, me acerqué a una chica al parecer la secretaria de Tomás, era morena, cabello negro, pecho redondo y voluminoso, llevaba un mini vestido negro con unos tacones color crema con su nombre: Lizhet Rodríguez.

-Hola, disculpa, ¿se encuentra el señor Campos?- pregunté amable

-Por supuesto, ¿Desea que le llame?- me preguntó

-Por favor.

-¿Quién lo busca?- dijo alzando la bocina del teléfono

-Una amiga.

Asintió con la cabeza y presionó el botón rojo que haría llamar a Tomás, disfruté el monumento en el que la chica colgó y le sonreí de oreja a oreja con un poco de disgusto.

-Puede pasar.- me invitó mientras le daba la espalda y me dirigía a la gigante oficina de Tomás

-Gracias, Lizhet.

Golpeé un par de veces la puerta de madera hasta que escuché el grito sensual de Tomás detrás de ésta invitándome a que pasara, abrí la muestra y entré tan despacio como un gato, lo vi con su traje negro de espaldas a mí, por un momento no quise que voltera para poder salir corriendo e irme de ese lugar, pero por otra parte de mi me pedía que me quedara, que dejafa atrás todo mi orgullo y aceptara de una vez que Tomás me gustaba y que me gustaba muchísimo.

-Te dije que no Valentín.- dijo al teléfono -Su padre es un ogro.- siguió hablando -Después te llamo, ¿sí?, tengo asuntos que resolver. Adiós.

Se dio vuelta y se quedó helado cuando me vio, lo miré directo a los ojos y después bajé a sus labios.

-Hola.- lo saludé

Me dio la vuelta al escritorio para quedar frente a mí.

-¿Qué haces aquí?- me recorrió con la mirada y lueho tocó mi rostro, justo debajo del labio inferior.- ¿Qué pasó?