Sex Instructor | C.R.O | TERMINADA

veintiocho.

Y sin darme cuenta ya estábamos totalmente desnudos, en su cuarto, a punto de volver a tener sexo una vez más, estaba sintiendo una cosa extraña en el estómago cuando se acercó a mí y besó de una manera tan suave, tan exquisita mis labios, tomó mi rostro entre sus manos y siguió besándome delicadamente, lento y suave. Sus manos bajaron para abrazarme por la espalda, se separó solo unos milímetros de mi boca y respiró un poco, sus labios acariciaron los míos lentamente y los lamió, busqué su miembro con mis manos, lo tomé entre éstas y lo acaricié lentamente.

-¿Quieres que me venga o qué?- dijo entre jadeos

-Estoy segura que me quitarás las manos antes de que eso pase, ¿cierto?

-Haz aprendido.

-Del mejor profesor, le guiñé un ojo.

Soltó una risita y me miró directamente a los ojos, sus ojos café miraban los míos.

-Hoy quiero hacerlo delicado, cómo la primera vez, ¿recuerdas?- le pedí

-Hoy lo haremos como tú decidas.- acepto

Asentí, su mano acarició mi labio y me sonrió, pero su sonrisa tenía un tono de tristeza, no era una sonrisa de alegría, sino de lástima. Ignoré todos mis pensamientos y cerré los ojos, me imaginé el sexo perfecto con Tomás.

-Recuéstate.- me guío aún con ojos cerrados -No abras los ojos.- me ordenó

Escuché cómo se alejó a lo lejos se escuchó como corrió la doble cortina, se incorporó y me acarició todo el cuerpo, primero acarició mis piernas, mis muslos y mi pelvis, después mi vientre, que besó varias veces siguiendo el camino hacia mí ombligo para después pasar por la línea media de mi busto, donde se concentraba en hacer las caricias aún más delicadas, mi piel se erizó y mi respiración tomó un ritmo acelerado. Subió a mis hombros y luego a mi cuello, siguió mi mentón, después mis labios para terminar con mis ojos y mis mejillas.

-Eres hermosa.- susurró a mi oído

Sentí su cuerpo encima del mío, hizo mi cabello a un lado y ocultó su rostro en mi hombro, subió a mi rostro y me besó una vez más, sentí la cabeza de su miembro en la entrada de mi sexo, su ritmo aumentó al igual que el calor de nuestros cuerpos, se metió a mí despacio, tan despacio que empecé a sentir delicadeza en sus movimientos, sus embestidas eran algo dolorosas, pero pasaban a ser deliciosas y delicadas.

Cambiamos de posición, yo encima de él, sentada en sus muslos y con su masculinidad dentro de mí, haciendo movimientos circulares para aumentar el placer, de vez en cuando Tomás lo hacía rápido, movía su miembro dentro de mí de una manera inexplicable, sus piernas chocaban contra la parte trasera de mis muslos y hacía que mi busto se sacudiera frente a él, después me abrazó y me pegó a él sin dejar de moverse dentro de mí, me tomó la nuca y agachó mi cabeza para que lo besara.

-Maldita sea.. Me vengo.- gimió

Se movió más rápido y de repente soltó todo su líquido dentro de mí, cuando sentí eso quise echarme a dormir, me sentía realmente cansada. Tomás se aventó en la cama y me miró, me levanté se la cama y me puse mi sostén y mis bragas. Abrí un poco las cortinas, jalé las mantas de la cama de Tomás y me cobrí con ellas mientras me ponía de costado dándole la espalda.

Tomás se movió para igualmente meterse en la cama, me abrazó por detrás y se recargó en mi hombro.

-¿Te cansé?

-Demasiado.- dije

-Descansa, chiquilla, lo necesitas.

Y cómo arte de magia, caí en la inconsciencia.

-____.- susurró la voz de Tomás delicadamente en mi mente -Quiero que te quedes en la casa, hay algo de ropa de mujer en el cuarto de huéspedes.- se levantó a la cama y empezó a ponerse su ropa -No salgas, la piscina está en el sótano y hay todo tipo de sustento alimenticio en la cocina, un gimnasio bañeras y también una mucama que estará a tú disposición. Quiero que llames a cualquiera de tus amigas por si quieres compañía, pero no hablará con nadie que hayas conocido recientemente, ¿entiendes?- asentí con la cabeza

Ni quieres se detuvo para despedirse, solo se fue de largo escaleras abajo y el motor de su Audi me hizo estremecer.

Me deshice de la ropa de cama y me levanté para buscar mi celular, observé la hora, casi medio día, había perdido la nación del tiempo, abrí la libreta de contactos y marque el número de Fer.

-¿Hola?- contestó una voz masculina

-Número equivocado, lo siento.- colgué

Llamé a Juli y a Cynthia y ninguna contestó, solo tuve una opción más, marqué su número e imploré que no contestara, que no me volviera a encantar con su dulce voz.

-¿_____?- maldecí por dentro

-Valentín..

-¿Necesitas algo?- preguntó con tono preocupado

-¿Estás ocupado?

-No, para nada.

-¿Podemos vernos?- le pedí

-Claro, ¿cuándo?

-Ahora mismo, tengo un mal presentimiento y tú eres el único que me ha contestado el teléfono.

-Bueno, aquí estaré para lo que necesites, siempre.