Entré a la cafetería, cómo siempre, gran parte de la gente ahí estaba acompañada, si no era por su amigo, por su novio o novia y si no solos, disfrutando de un buen libro o simplemente tomando un delicioso café, me removí en el silloncito mientras el líquido caliente pasaba por mi tráquea y calentaba mi estómago.
-_____, ¿quieres un panqué?
-No, gracias, estoy bien.
-¿Quieres ir a tu casa? No te veo muy cómoda aquí.
-Siento cómo si fuera a darme un resfriado, eso es todo.- mentí
-Ven, vamos a casa.
Extendió su mano para que la tomara y me fuera con él, lo hice, mi piel chocó contra la suya causándome satisfacción, Valentín me quería y yo le quería tambié, caminamos hacia la salida mientras Valentín en su celular marcaba un número.
-Hola Gómez, no, quedamos que el proyecto sería de mi materia.- empezó a decir
Me abrió la puerta de la cafetería para que saliera al aire fresco, mis mejillas y mi nariz casi se congelan, caminamos hasta el estacionamiento tomados de los manos hasta que estuvimos justo frente el auto de Valentín.
Abrió la puerta del copiloto para que pudiera entrar, me metí en el auto mientras él terminaba de hablar con quien quiera que estuviera hablando, me acomodé en el asiento de la manera más cómoda posible, saqué mi celular del bolsillo de mis jeans, miré la pantalla de éste y admiré el fondo de pantalla: la foto de mis padres en aquel baile, solté un suspiro y cerré un momento los ojos. Valentín seguía en su gran plática del trabajo mientras yo deslizaba de un lado a otro mi dedo encima de la pantalla.
"Nena, muero por verte. ¿Te parece mañana? Alexander."
-¿Qué mierda?- gruñí, marqué el número de Julieta.
-Hola bonita, ¿qué hay?
-Sólo te daré una primicia: Alexander quiere coger conmigo.
-¡¿Qué?!- gritó -¡No puede ser!
-Te lo juro, acaba de mandarme un mensaje a mi celular que dice que quiere verme, ah, casi lo olvido.. ¿recuerdas a Valentín?- le pregunté
-Tú profesor de literatura, sí.
-Somos novios.
Colgué antes de que empezará con su discursos de que no podemos tener un novio tan grande, digo, ni creo que haga tanto daño andar con alguien que te lleve tres años, ahora ya todo es normal aunque para otras personas es cosa del diablo. ¡Demonios! Si mi madre supiera que mantengo una relación con mi profesor de literatura que con obviedad, es más grande que yo y lo engaño con alguien de la misma edad, cantante y solo teniendo sexo, bueno me hubiera mandando al loquero a rastras.
-Perdóname, preciosa, el último semestre es el peor.
-No te preocupes mi amor, suele suceder.- le sonreí y besé su mejilla. Tomó mi rostro entre sus manos y besó mis labios con deseo.
Mientras disfrutaba de su beso, empecé a recordarme a mí misma mi próximo encuentro con Tomás, empecé a idear mi escapada, tosí un poco y me alejé de su rostro pidiéndole perdón, no le importó así que opté por "estornudar" en su cara.
-Salud.- dijo divertido
-¡Ay, cómo lo siento!- me llevé mis manos al rostro escondiéndolo entre ellas.
Puso su mano en mi frente e hizo una mueca.
-Creo que va a darte fiebre.
-No, por supuesto que...
-Te llevaré a casa, descansa un poco, creo que los cambios climáticos no son buenos para ti.- se ajustó el cinturón y arrancó el auto.
Llegamos a mi casa y lo invité a pasar, al principio se negó pero luego accedió a entrar solo unos minutos.
-No puedo creer que en vacaciones trabajes.
-Bueno, un profesor nunca descansa.
Cada que decían la palabra profesor Tomás se vagaba en mi mente, esos ojos café y su cara con un par de tatuajes se cruzaban por mi mente una y otra vez, tenía una cierta adicción al sexo que me daba Tomás; rudo y delicioso.
-Bueno, los estudiantes tampoco, deberías de ver las ojeras que me cargo.
-Bueno, pero ustedes prefieren irse de fiesta a hacer tarea.
Comenzó a reírse y me besó de una manera realmente preciosa, casi lloro, pensar de que alguna manera lo quería a él y mi corazón solo le pertenecía a él, pero mi cuerpo y mi parte más íntima deseaba a Tomás, solo le deseaba a él, respondía al contacto de Tomás y no había experimentado intentar que respondiera con otra persona que no fuera él.
-Preciosa, tengo que irme. Por favor descansa, ¿sí?
-Está bien.
-Bueno, me voy jovencita, tengo un pendiente.
Hice un puchero y me cubrí el rostro con la sábana roja que cubría mi cuerpo, escuché la risa de Valentín, acercó su rostro al mío y planteó un beso en mis labios.
-Valen, quiero decirte algo.
-Sí, dime chiquita.
Sentí un nudo en mi estómago, de esos nudos que te hacer tener náuseas y querer correr y gritar todo el tiempo, tragué saliva y miré cómo sus ojos color azul miraban a los míos, una mirada chispeante, ocultando dolor y traición.
-Quiero que a pesar de todo lo que pase en el futuro, recuerdes que te quiero y que lo hice desde el principio, que tal vez solo soy muy pequeña para entender el amor y lo que eso conlleva, pero a pesar eso, sé que te quiero y que voy a quererte toda la vida.
-También te quiero, chiquitita.
Me quedé dos horas, sola en mi habitación, esperando a Tomás, esperando su cuerpo contra el mío, sus embestidas y sus caricias, mi cuerpo aspiraba deseo, excitación y lujuria, un puño de deseos; pasión, alegría y excitación incontrolables.
El timbre rompió con el silencio en la casa, en tempestad alteró los latidos de mi corazón, haciéndolo ir rápido y fuerte.
-Tomás.- susurré para mí misma.
Baje las escaleras y me encaré con la parte de mí que anhelaba abrir la puerta y apretar mis labios contra los suyos, bajar su bragueta y lamer su miembro, quitarle la camisa y besar su torso, posionarme sobre él mientras sentía su masculinidad dentro de mí.
-Hola.- dijo cuando abrí la puerta, me recorrió con la mirada y sonrió de lado.
-No hagas eso.- supliqué
-¿Qué?- sonrió divertido
Reí y pegué mis labios contra los suyos, consumiendo el calor de nuestras bocas, uniendo nuestras lenguas, bajó sus manos a mis senos para sobarlos y pellizcarlos, me separé de su cuerpo y sentí cómo su mano viajó hasta mi feminidad, por encima de mis bragas.
-¡Oh, Tomás!- gemí
-Así me gusta.- gruñó
-Van a vernos.- dije con voz temblorosa
-No te preocupes, son las nueve, en los suburbios nadie sale a esa hora preciosa.
Me levantó entre sus brazos y me sacó de la casa, me me metió en la parte trasera de su auto recorriendo mi espalda en los asientos, lamió mis labios, mi cuello y mi busto, la yema de su dedo índice recorrió la tela de mi pequeño vestido que llevaba puesto para empezar a subirlo y revalar mi piel completamente erizada.
-¡¿Hay alguien ahí?!- gritó una voz tremendamente familiar.
¡Carajo! Papá.
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Sex Instructor | C.R.O | TERMINADA
Fanfic"Se enseñan posiciones y tácticas para conseguir orgasmos. También lo que hago es cómo le gusta el sexo a la mayoría de los hombres." PRIMERA CLASE ES GRATIS. C.R.O Y TÚ HISTORIA ADAPTADA, TODOS LOS CRÉDITOS A LA CREADORA.