cincuenta y siete.

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Cuando Tomás salió, no demoré en llamarle a Julieta y empezar a empacar todo y llevarlo a su casa tan rápido como pude, pero un obstáculo se nos presentó cuando mi mamá llegó a casa.

- ¡Bebé! - grito desde abajo.

- ¡Demonios! - susurró Juli guardando la ropa que faltaba de empacar en el armario. - Dijiste que se tardaría, ____

- La distraeré, no tarda en decirme que le ofrecieron turno por la mañana y lo aprovechará para ganarse algo más aunque esté llena de dinero.

- Vale, no quiero problemas.
Me miró con atención y ladeó la
cabeza invitándome a que saliera de
la habitación. Le hice caso y salí casi
disparada hacía el piso de abajo.

- Hola, mamá.

- ¿Cómo estás, mi niña? – me preguntó abrazándome por la cintura.

– Bien, te extrañé en la semana que fui con Julieta de vacaciones, ¿recuerdas?

- Por supuesto que sí. ¿Cómo te fue?

- Muy bien... mamá... - empecé a
hablar. - ¿Te quedarás?

Me miró con tristeza y negó con la
cabeza.

- Me han dado un ascenso, mi vida.

-¿Enserio? - pregunté algo emocionada.

-Sí, me pidieron que fuera a atender
a mis últimos pacientes para que
mañana me den el relevo. Sonrió y me sentí muy bien de verla sonreír y que estuviera contenta.

- Bueno... ve a ducharte, mami.

- Vale. Ve a dormir, no quiero que por
mis asuntos pierdas el equilibrio.

- No te preocupes mamá, estaba
acomodando mi habitación.

- Muy bien.

Subí las escaleras junto a mamá y
corrí deprisa a mi habitación cuando
ella se metió al baño para darse una
ducha. Julieta ya había terminado de
acomodar todas mis pertenencias en
cajas y las metió al armario para que
en la tarde llegara Mauro y se llevara las cajas a la bodega de su madre para que ella vendiera todo lo que pudiera y se quedara con lo que quisiera.

- Mauro y yo vendremos a las dos en
punto para llevarnos todo esto. –
dijo Julieta mirando todas las cajas
acomodadas en el armario.- Después
iremos al aeropuerto y nos iremos.
Nosotros, tu familia. – me tomó de
la mano y la acarició dulcemente
mientras me miraba a los ojos. Limpié la lágrima que salió disparada
por mis ojos y le sonreí sin ganas.

- Hey, tranquila. Los estás haciendo
por él. - dijo mientras acariciaba mi
vientre. - Tomás entenderá cuando llegue el momento de decirle.

- Voy a dejar al amor de mi vida, Julieta.

- Imaginate dejando a Mauro, sin ni otra explicación más que una carta ilusa que terminará odiando toda su vida. Tienes que entender que esto no es fácil, Juli. Entiendeme, ¿quieres? -Julieta agachó la mirada.

- Lo lamento, Si no quieres hacerlo, no tenemos que hacerlo.

- No, no es eso. Quiero hacerlo, es solo
que... es difícil. Anda, ve a casa. Yo iré
con Fernanda y Cynthia.

- ¿Despedirte? - preguntó confundida.
- Cynthia vendrá con nosotras, y Fer se mudarán pronto así que... ¿por qué te despedirás?

- ¿Me estás jodiendo? - dije sin creerlo.

-¿Crees que te estoy jodiendo?

- Quería venir a verlas antes de
que se fueran. – dijo Fer.

-Sí, hace unas horas me enteré que
ustedes también se mudarán a Seattle.

– No podía dejarla con toda la diversión. - dijo Fer mientras me
abrazaba.

Reimos.

– Hey, chicas, abran paso, tenemos
que sacar todas las cosas de ____ y
llevarlas con la madre de Mauro. - dijo una voz masculina conocida.

El chico se abrió paso entre la multitud que se estaba formando en mi casa y se posó frente a mí. Alexander.

- ¿Alexander? - dije algo sorprendida.

- El mismo. - me guiñó el ojo.
Me abalancé sobre él y lo apreté
fuerte entre mis brazos mientras él
me levantaba en sus brazos y me daba vueltas en el aire.

- ¿Qué haces aquí? - le pregunté
interesada.

- Mauro necesitaba ayuda y me ofrecí.

Le dediqué una sonrisa enorme y
sincera para después dejarlo pasar
y que todos los chicos subieran a mi
habitación y comenzaran a sacar todas mis cosas.

-_____, ¿cómo estás? - me preguntó
Fer acercándose lentamente a mí.

- Me siento nostálgica, pero pasará.

- Estaremos contigo, Siempre. -
dijo Cynthia acariciándome la espalda.

- Chicas, necesito pedirles algo.

......

Todo estaba empacado y listo para
irnos, para dejar los mejores, para dejar al amor de mi vida solo, estaba dejando a lo único que valía la pena en mi vida, a lo que le había dado un sentido a mi vida, que me refugió durante tanto tiempo que se me hizo casi imposible, pero todo había sido real; los besos, las caricias, los secretos, los murmullos, las miradas encontradas, las palabras flotantes en el aire... Todo había sido real, absolutamente todo.

Nos subimos al auto, Julieta, Mauro, Cynthia, mi futuro hijo o hija y yo, solo nosotros, nadie más.

-Prometan que nos llamarán hasta que nos unamos a la fiesta.- pidió Fer asomándose por la ventana.

-Lo prometemos.- dijimos Cynthia, Julieta y yo al unísono.

Mauro arrancó el auto y salimos disparados hasta el aeropuerto.

Faltaban minutos para que el avión saliera, para que definitivamente no volviera a ver a Tomás, para no poder mirar atrás ni regresar jamás, estaba a punto de camabje mi vida por completo, tomamos las maletas y nos acercamos a la sala donde saldría el avión.

-¿Quieres llamarlo?- me pregunto Cynthia

-No, solo quiero mandarle un mensaje.

Comencé a teclear.

"Mis papás no me dejarán salir durante dos semanas, vacaciones familiares, nos vamos desde hoy, de hecho, esto y a punto de subir al avión, he decidido que no te quiero, te amo, y será así para toda la vida, pase lo que pase, venga lo que venga. Te amaré por siempre y para siempre. Te amo."

-¡______!- exclamó la voz de Julieta detrás de mis espaldas.- ¿quieres que nos deje el avión acaso?

-No, perdón, estaba viendo...

Era una pareja, la chica estaba embarazada y el hombre que estaba a su lado le acariciaba el vientre, se veían más felices que nada, los miré detenidamente, suspiré y me di la vuelta, le di la espalda a aquella imagen y le entregué mi boleto y pasaporte a la chica encargada de ese trabajo.

-Que tenga buen viaje.

-Gracias.

Caminé por todo el túnel que llevaba al avión y una aeromoza me indicó mi lugar, que estaba justo a un lado del de Cynthia me sonrió y me dedicó una amplia sonrisa.

-¿Me dejas la ventana?- le pregunté

-Claro.- me contestó

Se hizo a un lado y me dejó pasar hasta el lado de la ventanilla, miré hacia afuera y cerré los ojos para dibujar la hermosa sonrisa de mi novio, del padre de mi bebé. Imaginé sus ojos café, sus pestañas largas, sus tatuajes, sus labios llenos, su cuerpo, su cabello azul dándole a verde, su mirada encantadora. Lo imaginé como la primera vez que lo conocí. Prometiendo jamás olvidarlo y jamás superarlo.

-Te amo. Perdóname. - susurré

Sex Instructor | C.R.O | TERMINADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora