cuarenta y cuatro.

2.7K 106 51
                                    

Tomás se quedó mirándome fijamente durante unos largos segundos mientras que yo intentaba figurar las palabras correctas para decirle que quería seguir con él sin importar lo que había pasado.

-Te amo.- solté

Tomás me miró ilusionado, con una luz brillante en sus ojos y con tanto amor no podía dejar ni un segundo más sin besarlo, sin sentir su calor recorrer mis arterias e inundar todo mi cuerpo, tenía que tocarlos, tenía la urgencia de saborear sus labios y de oler su aroma toda la noche.

Tomás cortó la distancia que nos separaba y tomó u a de mis manos entre las suyas y besó la palma de ésta, me abrazó y me levantó del piso, comencé a llorar, lo extrañaba, lo añoraba, lo amaba.

-No llores, aquí estoy- susurró al aire -Te amo, no sabes cuánto.

Sonreí y me separé un poco de él para poder observar su bello rostro con esos tatuajes que cada día hacía que me gustaran más.

-Perdóname, perdón por todas las estupideces que hice, perdón.- dije mientras la yema de su dedo pulgar limpiaba las lágrimas cayendo sobre mis pómulos

-Sh, ya todo está bien, estamos bien y lo estaremos.

Me acerqué a su hermoso rostro y lo besé dulcemente en sus labios, atrapándolos y acariciándolos con los míos mientras sus manos rodeaban mi rostro y su cuerpo se pegaba más al mío haciéndome sentir sus palpitaciones, una de sus manos bajó hasta mi espalda baja y comenzó a acariciarla aún besándome, nos movimos hasta que llegamos a la sala sin separarnos ni un segundo, se sentía tan bien estar de nuevo así, besándolo y tocándolo mientras la luz de la luna se escapaba por las cortinas e iluminaba nuestros rostros de una manera muy linda.

-¿Qué pasa?- preguntó con ternura

-Prométeme que a pesar de todo lo que pase o lo que pueda pasar, siempre, siempre vas a recordar la primera vez que me tocaste, que me acariciaste y que me besaste promete que lo recordarás y tendrás era imagen de mi mi para siempre, por favor.

Tomás me miró con confusión pero aún así asintió con la cabeza y me acarició la mejilla.

-Te lo prometo.- dijo al fin

Sonreí y empecé a acariciar su rostro asegurándome de que era real, que todo esto era real.

-Te amo.

Tomás volvió a besarme.

-Te amo todavía más.- le contesté cuando nos separamos

Nos sentamos en el sofá y solo nos miramos el uno al otro, admirándonos con ojos de amor, observando cada detalle de nuestros rostros, casa poro era importante en ese momento, la mano de Tomás se desvió de la mía y recorrió todo un camino de vellosidad hasta llegar a mi hombro desnudo, tocó mi cuello y comenzó a acariciarlo de una manera tan delicada que me sentía como una joya siendo apreciada por su acreedor, suspiré, la mano de Tomás subió a mi rostro y con la yema de su pulgar siguió la línea de mis labios seguida por mi mentón, bajó al espacio entre mis senos, los delineó y después bajó despacio a mi vientre, cerré los ojos, su otra mano viajó a mi cabello mientras su mano aún en mi vientre me hacía sentir pacífica, interrumpí sus caricias en mi vientre con mi mano y las desvíe para ponerla en el lugar donde se situaba mi corazón.

No hablamos, ni uno de los dos lo hizo, estábamos tan fascinados y centrados en nuestras propias imágenes que nada importaba; el tiempo se había congelado y con él, los problemas y los pensamientos. Para mí ya ni había nada, solo dos personas que eran lo más importante para mí; una estaba dentro de mí y la otra me miraba fascinado, encantado. Él era todo lo que necesitaba en ese momento.

La mirada de Tomás se desvió al fondo del bosque para después regresar a mis ojos.

-Nunca me cansaré de ver tus ojos café oscuro.- también los de él eran igual, yo tampoco me cansaría de verlos jamás

-Yo jamás me cansaré de verte.

-Eres perfecta.- dijo mientras me tomaba entre sus brazos y me ponía debajo de él

Lo miré, tan perfecto, toqué sus labios y los junté con los míos, sentí su longitud entrar lentamente en mí.

Acerqué su rostro al mío con brusquedad y una vez más, lo besé, Tomás se movió dentro de mí de una manera asombrosa, sus embestidas eran lentas pero profundas y su cuerpo me abrazaba de la manera más hermosa que jamás haya experimentado, besó mi cuello y lamió de el mientras hacía que todos mis sentidos enloquecieran gracias a la presencia de su cuerpo dentro de mi paredes, gemí tan duro que Tomás tuvo que callarme con un beso.

-Mi madre está arriba.- susurró divertido

Volvió a envolverme en una embestida tan dura que casi lloro.

-Ah, te sientes tan bien.- dijo Tomás en un quejido

Y de repente todo se arruinó.

-Demonios, Tomás quítate.- le dije mientras lo empujaba a un lado y me iba corriendo al baño.

Me recargué en la taza y comencé a vomitar, puse una mano en mi vientre desnudo y escupí el líquido amargo en mi boca.

-¿Te encuentras bien?- preguntó Tomás preocupado mientras entraba al baño

Le sonreí.

-Tal vez fue la comida.

-¿Quieres algo? ¿Hay algo en lo que pueda ayudarte?- dijo sin saber qué hacer

-Agua, un poco de agua, por favor.

Tomás salió del baño hacia la cocina u yo salí apresurada y me puse mi ropa, aún me resultaba incómoda andar por ahí desnuda.

-Aquí tienes.- me ofreció

Le sonreí y tomé el vaso entre mis manos para después tomar un trago de agua, cuando me acabé el agua le regrese el vaso, sus dedos tocaron mi piel y sentí cómo me estremecí ante el contacto de su piel con la mía.

-Mañana iremos a la playa para quedarnos toda la semana, puedes venir si quieres.

-No estaría nada mal.

Sex Instructor | C.R.O | TERMINADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora