treinta y cuatro.

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Entre a todas y cada una de las clases, puse atención en todas, pero hubo una en particular que me daba pavor; literatura, aún no era lo suficientemente valiente para enfrentarme a la mirada de Valentín, a ver sus ojos azules con ese toque de decepción, lo único que pude hacer fue irme a los campos de fútbol y verme con la necesidad de jugar en mi celular, estaba pasando el nivel cinco de candy crush, Cuando un mensaje interrumpió toda mi concentración.

"Éste es mi nuevo teléfono, llámame cuando lo necesites, estoy las 24 horas siempre para ti, te quiero. Tomás".

Una sonrisa se dibujó en todo mi rostro, abrí el mensaje y lo respondí.

"Te quiero también"

Supuse que me lo contrataría, pero en lugar de eso, me llamó, contesté y empezamos a hablar.

-¿Estás ocupada?- preguntó

-No, acaban de saltarme la clase de química.- mentí, no quería que de diera cuenta que me daba pena mostrarme a Valentín después de nuestra relación.

-¿Tienes alguna otra clase después?- preguntó

-Ciencias sociales, pero pensaba saltármela ya que en su clase nunca hacemos nada.- admití

-¿Quieres salir a comer conmigo? Tengo dos horas de descanso y después tengo una reunión.

-Me encantaría.

-¿Te veo en la entrada?

-Mejor en mi casa... Iré a cambiarme.- empecé a tomar mis cosas para largarme de la escuela

-Ahí te veo, dulzura, te quiero.

-También te quiero.


....



Después de una hora más o menos, Tomás había pasado por mí en su flamante Audi, cuando llegamos al restaurante, Tomás me tomó de la mano y no dejó de plantar besos en mi frente y labios, cada que podía me tomaba del rostro y me daba un largo y delicado beso, que, aunque no fuera cien por ciento tímido, lo era para mí.

-Por favor, pasen.- dijo el mesero que nos ina a llevar a nuestra mesa.

Tomás había pedido mesa en un lugar muy privado, donde nadie nos viera ni nos escuchara, y lo complacieron, nos sentaron en un cuarto aparte de donde estaban todos, solo íbamos a ser Tomás, el mesero y yo, supongo que Tomás pediría toda la comida y pediría que el mesero no regresara más, me senté en la silla de terciopelo roja y esperé a que Tomás también se sentara enfrente a mí.

-¿Desean algo de tomar?- dijo el mesero

-Una botella del mejor champagne que tenga.- ordenó Tomás sin quitarme la mirada de encima

-Enseguida.

El mesero se retiró y quedamos solos un rato.

-No había podido decírtelo, pero con ese vestido se te ve un culazo espectacular.- dijo Tomás tan bajito que a penas pude alcanzar a escuchar

Le sonreí y pateé su pierna.

-Auch...

Solté un risita.

El mesero trajo la botella y dos copas de cristal para servir el líquido dentro de ellas, Tomás tomó la suya y probó un poco antes de que me sirvieran a mí.

-¿Quieres probarlo?- dijo mientras me ofrecía su copa y saboreaba el champagne dentro de su boca

Le dediqué una sonrisa y le arrebaté la copa para llevármela a la boca, el líquido se vertió por todo mi esófago y llegó a mi estómago, sabía delicioso.

-Bueno.- susurré, Tomás lamió sus labios y asentió con la cabeza

El mesero sirvió en mi copa y después en la de Tomás.

-¿Qué desean de comer?- preguntó el mesero refiriéndose más que nada a Tomás

-Comeremos un Puccini de Salmón junto con un pescado blanco a las brasas, por favor.

-¿Desea que sea al centro, señor?

-Por favor.

El mesero asintió con la cabeza y se retiró.

-¿Puedes decirme por que cambiaste de número?- me acerqué a Tomás sobre la mesa y enarqué la ceja

-¿Porqué no?

Alcé mi ceja y lo amenacé con la mirada.

-Ven aquí.- dijo mientras que con su mano le daba palmaditas a su muslo para que me sentara ahí.

Me levanté de mi silla y me dirigí a su posición, me senté en su pierna y lo abracé por el cuello mientras que él me agarraba de las piernas para no caerme.

-¿Sabías que mi cuerpo ya no reacciona a otro cuerpo que no sea el tuyo?- admitió

-¿Hablas en serio?

-Muy en serio, antes de que fuéramos novios, mantenía relaciones con otras mujeres, mi amigo respondía muy bien, pero ahora no lo hace, siento ese sentimiento horrible de culpa, por que me gustas, me gustas mucho _____.

Cuando escuché eso salir de los labios de Tomás sentí que el mundo ahora tenía sentido, que ahora valía la pena saltarme las clases para verlo, para estar aunque fuese una horas con él, lo valían de verdad.

-Te quiero.- escondí mi rostro en su cuello y olí su perfume.

-También te quiero.

Me alejé de su cuello y me puso frente a él, me tomó del mentón y me besó han delicadamente que un cosquilleo recorrió todo mi estómago, el beso continuó, mis labios pellizcaban los suyos de una manera realmente exquisita, su boca se abría ante la mía y su lengua deseaba entrar poco a poco en mi boca para juguetear con nuestras dentaduras, lamí su labio inferior y sentí como su mano fue bajando lentamente hasta el hueco que había entre mis piernas, levantó un poco y buscó desesperadamente mis bragas.

-Hey, estamos en un lugar público.- susurré en su oído

-¿Y eso que tiene?

-¿Quieres hacerlo aquí?

-Contigo lo hago donde sea, ______.

Sex Instructor | C.R.O | TERMINADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora