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❝No importa cuantos días, meses o años pasen, ni cuanto el mundo y las personas cambien, hay cosas que el corazón simplemente se niega a olvidar.
JiMin lo sabía a la perfección.
Él había planeado una vida junto a la persona que amaba, sin embar...
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—Cariño no corras, te vas a caer.
TaeHyung estaba jugando con las palomas, corría de un lado a otro tratando de atrapar alguna claramente sin éxito, pero él reía muy animado y eso era lo que importaba.
JiMin estaba detrás de una pequeña mesa cubierta por una tela delgada, tenía varios cupcakes empacados en diferentes envases, con uno, con dos, hasta con cinco y seis piezas. Esa mañana se había levantado muy temprano para poder preparar todo a tiempo, la mejor hora para vender era cuando los niños salían de sus colegios y los adultos salían de su trabajo para almorzar.
Llevaba más o menos medio año vendiendo pastelillos, había sido su única opción para conseguir dinero después de que en su anterior trabajo lo habían echado cuando el dueño apareció para dar un recorrido y no le había hecho nada de gracia ver a TaeHyung en una esquina del local esperando a que el turno de su padre acabará.
De ninguna manera iba a dejar a su bebé solo en casa, ni siquiera era un lugar muy seguro a decir verdad. Era solo un cuarto con un diminuto baño no tenían suficientes muebles, tampoco había cama ni estufa ni refrigerador, su hogar se componía por un par de viejos colchones, una olla eléctrica, una mesa sin sillas y un estante de plástico en donde tenía la ropa de ambos.
A veces recordaba el antiguo departamento que había compartido con YoonGi, habría sido bueno habérselo quedado, o al menos las cosas que tenían pero había vendido lo suyo para pagar el control médico y el nacimiento de su hijo, tontamente había pensado que Min le dejaría quedarse con el lugar pero aún cuando estaba en el hospital a dos días de haber nacido Tae, le llegó una orden a nombre de Min YoonGi para desalojar el departamento.
Se vio en la necesidad de quedarse un par de semanas en un sauna aún cuando TaeHyung solamente tenía días de haber nacido mientras lograba conseguir un lugar más estable, había sido una verdadera suerte que la dueña de su actual piso lo dejara entrar y pagar un mes después los gastos, le había ofrecido trabajo de limpieza en su casa mientras TaeHyung crecía un poco, JiMin realmente estaba tan agradecido con esa mujer.
Lamentablemente la señora Byun terminó por mudarse con una de sus hijas, llevándose el empleo de JiMin por lo que se vio obligado a conseguir otro.
Una papelería, limpiando el piso de los cines, una farmacia, había tenido varios empleos pero en ninguno duraba mucho, Tae siempre era una de las mayores razones para su despido, estaba tan desesperado por conseguir algo de dinero que junto sus pocos ahorros y compró lo más necesario para preparar postres, pondría en práctica aquello que había estudiado años atrás, la repostería siempre fue de sus cosas favoritas pero trabajar en un restaurante era imposible considerando los horarios, así que comenzó a vender sus creaciones de forma independiente.
Afortunadamente la suerte siempre lo acompañaba pues a pesar de que no siempre lograba venderlos todos al menos lograba sacar lo suficiente como para alimentar lo mejor posible a su pequeño hijo y los postres sobrantes siempre tenían un lugar asegurado en la pancita de TaeHyung por lo que nada se perdía.