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❝No importa cuantos días, meses o años pasen, ni cuanto el mundo y las personas cambien, hay cosas que el corazón simplemente se niega a olvidar.
JiMin lo sabía a la perfección.
Él había planeado una vida junto a la persona que amaba, sin embar...
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—Si le agradecería mucho si pudiera comunicarme con él.
—Lo lamento, pero en este momento se encuentra un poco indispuesto ¿desea dejarle algún recado?
—No gracias, llamaré después.
YoonGi no espero respuesta y colgó la llamada, tenía ya cuatro días intentando hablar con él pero siempre era atendido por otra persona, aún cuando marcaba a diferentes horas rogando por algo de suerte, pero era obvio que JiMin no iba a responderle más, estaba seguro de que ahora sabía que le había estado llamando bajo el seudónimo de Gi.
Soltó un gruñido de frustración y se hundió en la silla pasándose las manos por su rostro en un ataque de frustración, necesitaba encontrar una manera de acercarse a JiMin.
Si tan sólo hubiera alguna manera...
—¡Claro! Que idiota.
Encendió su computadora y busco entre los archivos los planos que no había terminado, necesitaba darse prisa y tener el boceto a escala, el hotel sería de gran ayuda para acercarse a su querido pelirosa.
—¿De nuevo él?
—Si, ya sabes se la pasa llamando varias veces al día.
—Mmmh ya veo.
—Minnie.
—No no, yo... Todo esta bien no te preocupes.
—¿Estas seguro?
—Si, bueno te dejo, debo ir a comprar los colorantes.
JiMin salió huyendo de la cocina, sabía que Jin le haría escuchar otra de sus largas platicas, y no es que le molestara ni nada parecido, era simplemente que en esos momentos se encontraba algo inestable emocionalmente y lo menos que quería era agobiarse con pensamientos del pasado.
Se recargo un momento en el volante de su auto y sollozo bajito, no tenía caso pero aún así...
¿Por qué no podía sólo olvidar?
Asi como YoonGi lo había hecho, parecía tan fácil decirlo pero era tan difícil hacerlo.
Sobre todo porque su amado hijo era una pequeña copia de Min, con ojitos rasgados como de un lindo gatito, bueno Tae tenía un párpado doble pero eso no era lo único, también se le parecía en la nariz pequeñita, el amor eterno a las brochetas de cordero y el mal humor que tenía cada vez que alguien lo despertaba mientras dormía.
Era estúpido por seguir pensando en YoonGi y permitir que su corazón latiera como si fuese a tener un paro cardíaco.
Habría seguido llorando en silencio de no ser porque el sonido de su teléfono móvil lo asusto, lo busco entre los asientos traseros hasta encontrarlo y le contesto de inmediato al ver que llamaban del jardín de niños donde estaba Tae.
