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❝No importa cuantos días, meses o años pasen, ni cuanto el mundo y las personas cambien, hay cosas que el corazón simplemente se niega a olvidar.
JiMin lo sabía a la perfección.
Él había planeado una vida junto a la persona que amaba, sin embar...
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El pelirosa bajo su cabeza al ver la mirada llena de desaprobación en su mayor, ya se hacia una idea de lo que le diría y sabía que no sería suave con él.
—¿Qué se supone que haga contigo JiMin?
—Hum supongo que, ¿darme de alta?
—Te crees muy gracioso.
—Lo siento.
El mayor se acerco hasta él y le dio un pequeño golpecito en la cabeza con el bolígrafo mientras se sentaba en la camilla junto a JiMin y lo miraba dando un largo suspiro.
—JiM ya hemos hablado de esto cientos de veces y también sigo muy enfadado porque no viniste a tu cita la semana pasada ¿qué crees que estás haciendo descuidando así tu salud?
—Yo... Iba a venir.
—¿Ah si? ¿Cuándo iba a ser eso? ¿Cuando tus niveles de glóbulos en la sangre fuesen tan bajos que apenas pudieras mantenerte de pie y caminar? ¿O cuando fuese necesario llamar a emergencias porque ya necesitas el respirador?
JiMin desvío la mirada sintiéndose realmente mal, sabía que Suk simplemente estaba preocupado por él pero últimamente había tantas cosas en su cabeza que lo último en lo que había pensado era en su siguiente cita médica aunque irónicamente eso era de lo que no debió haberse olvidado.
—JiMin no quiero ser demasiado duro contigo, pero el resultado de tus análisis es preocupante y estamos hablando de un examen sencillo, no quiero ni pensar en lo que voy a encontrar si hacemos un conteo completo.
—Sukie hyung no me asuste así.
—Mi deber es ser sincero contigo niño y de verdad es necesario que te realice el examen completo, tú sabes que no podemos dejarlo a la suerte con un tema delicado.
—Lo sé. Es solo que tengo tantas cosas en la cabeza que yo me he olvidado de mi.
—Con solo ver tus ojos puedo darme cuenta, pero JiMin tienes que pensar en tu salud, piensa en TaeHyung él te necesita más que nunca.
De solo pensar en su hijo a JiMin se le encogió el corazón, su cabeza dolía al recordar los sucesos que lo habían llevado a estar de nuevo en una camilla del hospital y el miedo volvió a latir potente en sus ojos.
La máquina que leía su frecuencia cardíaca se alteró y Suk le sostuvo de las manos fuertemente para traerlo de regreso a la realidad antes de que el ataque de ansiedad lo venciera de nuevo.
