My Biggest... ¿Mistake? (Brutasha)

Bad News

Un disculpa por la demora!

Natasha se despertó con una cálida sensación en su rostro. Intento abrir lentamente sus ojos pero éstos se cerraron casi inmediatamente ante la cantidad de luz que recibieron. En un segundo intento por abrirlos, Natasha comprendió que lo que la había despertado había sido los rayos de sol que se colaban por la ventana del cuarto. Queriendo escapar de ellos, Natasha intentó moverse hacia un costado pero su movimiento fue detenido por un cuerpo al lado suyo. Un cuerpo que tenía una de sus manos abrazándola fuertemente por la cintura y una pierna enredada entre las de ella.

Natasha sonrió inmediatamente al reconocer a su acompañante y su sonrisa se hizo más brillante y amplia al recordar los eventos de la noche anterior. Por fin, después de tres años, había vuelto a hacer en amor con su esposo. Su cuerpo dolía deliciosamente en lugares en los que había olvidado que podía doler. Todavía podía sentir el recorrido que habían hecho los labios de Bruce la noche anterior por todo su cuerpo. Estaba segura de que, de intentar levantarse en esos momentos, sus piernas no podrían sostenerla gracias a que las sentía hechas de gelatina debido a los varios orgasmos a los que Bruce la había llevado.

Dejó salir un suspiro contento. Se sentía feliz, renovada. Una mujer completamente nueva. Capaz de enfrentar el día a día si eso le aseguraba tener los brazos de su marido al rededor de ella durante las noches y que su rostro fuese lo primero que viese al despertar.

Natasha sintió movimiento a un lado de ella y cuando miró hacia su costado, se encontró con un par de ojos que la miraban intensamente. En ellos, había un brillo que le llenaba el corazón de todo el amor que Bruce sentía por ella. Por otro lado, sus ojos estaban oscurecidos y eso provoco una corriente en cada terminal de su cuerpo. Ella sabía lo que significa esa mirada. Y por si tenía alguna duda, la dureza que estaba sintiendo en su muslo terminó de confirmarle lo que ya sospechaba.

- Buenos días - saludó Bruce con la voz ronca y pesada. Si era por recién levantarse o por el deseo que crecía dentro de él con cada segundo que pasaba, no lo sabían.

- Buenos días, amor - respondió Natasha sin despegar su mirada de la de su esposo e inclinándose para depositar un casto beso en sus labios.

Beso que Bruce no tardó en profundizar y que los mantuvo en la cama por varios minutos más.

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Una hora después y ambos duchados y vestidos, Natasha y Bruce salieron del cuarto con la intención de disfrutar de un rico almuerzo.

- Hasta que por fin se animaron a salir - los sorprendió y saludó una voz.

Bruce fulminó con la mirada a su hermana mientras que Natasha le guiñó el ojo antes de dirigirse a la cocina a comenzar con los preparativos del almuerzo.

- Buenos días a ti también, Susan - respondió Bruce sarcástico.

- Vaya. Cualquier pensaría que se te quitaría lo gruñón con un buen polvo.

- ¡Susan Banner! - reprendió Bruce - Mi vida sexual no es un tema para discutir entre tu y yo.

- ¿Y yo cómo iba a saber? Te recuerdo que tu "vida sexual" - acentuó con comillas - Acaba de comenzar desde ayer después de una pausa de tres años en los que estoy segura que tu única compañía era tu mano.

- ¡Basta! ¡Te quedas sin almuerzo!

- ¿Me vas a castigar? - preguntó Susan con una expresión divertida y una ceja alzada.

- Amor, ya deja a tu hermana - intervino Natasha desde la cocina.

- ¡Ella comenzó!

- ¡Solo hice un comentario!

- Dios, parecen niños - volvió a hablar Natasha - Ya dejen de pelear los dos y vengan a comer.

- Sí, mamá - se burlaron ambos.

- ¿Cuando llegaste? - Natasha decidió ignorar el último comentario.

- Hace como media hora - respondió Susan tomando asiento en la mesa - Creo que estaban terminando el round mañanero.

Natasha se ruborizó casi del mismo color de su cabello mientras que Bruce escupió el agua que había comenzado a tomar. Susan estalló en carcajadas ante sus reacciones y decidió dejarlos en paz para que todos pudieran almorzar.

Media hora después y varias risas y bromas más, loa tres se encontraban en la sala. Decidiendo qué película podían ver antes de que Susan se tuviese que ir a trabajar. Bruce tenía el día libre por lo que cuidaría de su sobrino en compañía de Natasha. Algo que, honestamente, lo tenía muy nervioso. El tema de los niños todavía era algo que ambos evitaban. Él no estaba convencido de que alguna vez pudieran superar ese dolor. Y no sabía como estaba Natasha emocionalmente para hacerle frente.

Susan estaba por colocar la película por la que se habían decidido, cuando el teléfono de Bruce sonó. Estiró su mano para tomarlo de la mesa frente a él y sonrió al reconocer el número.

- ¡Hey, Tony! - respondió animado.

Natasha también sonrió. La amistad de Bruce y Tony siempre sería una de sus favoritas. Sin embargo, su sonrisa se desvaneció en cuanto vio desaparecer la de Bruce y el color abandonar su rostro.

- Tony, necesito que te calmes porque no entiendo nada.

Natasha y Susan intercambiaron miradas preocupadas. ¿Qué estaba pasando?

- ¿Qué? - preguntó Bruce. Sus ojos reflejando terror y ansiedad - No, no puede ser. Escuchame… Tony… Sí, sí… claro que puedo… nos vemos ahí.

Bruce colgó e inmediatamente se puso de pie y comenzó a buscar varias cosas en uno de los cajones del mueble de la tele murmurando cosas como "¿Dónde esta?" "Maldita sea" y "Esto no puede estar pasando"

- ¿Bruce? - preguntó Susan asustada.

- Susan, ¿dónde están los documentos?

- En el cajón de abajo a la izquierda - respondió sin entender qué estaba ocurriendo.

- ¿Amor? ¿Bruce? - nada - ¿Bruce, qué esta pasando? - preguntó Natasha más fuerte.

- Necesitamos regresar a Estados Unidos - respondió en cuanto encontró los documentos que estaba buscando.

- ¿Qué? - preguntó Susan.

- ¿Por qué? ¿Qué esta pasando? - cuestionó Natasha - ¿Qué dijo Tony?

Bruce las miró amabas y suspiró antes de contestar.

- Pepper y Morgan fueron secuestradas.