C A P I T U L O 2

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***


Un leve golpe hizo que despertará.

—¿Que?— grite mientras me acomodaba en la cama, otro golpe.

Lentamente abrí mis ojos y me encontré con una Wen sonriente.

¿Se preguntarán quien es Wen?
Ella ha sido mi única familia, alguien que apesar de no compartir sangre me ayudó.

La mire mal.

—Cambia esa cara anciana— susurró

—¿Me acabas de decir anciana—pregunte —. Eres una perra

Una fuerte carcajada se escapó de sus labios.

—¿Me acabas de decir perra?—       pregunto y llevo una mano a su pecho fingiendo indignación —. Tu te acuestas con hombres por dinero, y  ¿Yo soy la perra?.

Rodeé los ojos, se que no soy la mejor persona del mundo y también se que Wen lo dice en broma pero aún sigue jodiendome ese comentario.

Me levanté brucamente de mi acogedora cama y me dirigí hacia el baño lo menos que quiero es discutir con mi amiga.

Mientras la fría agua caía sobre mí, un rostro cubierto por un antifaz se hizo presente en mis pensamientos.

"No quiero tener sexo, quiero hacer el amor"

Sus palabras seguían retumbando mis oídos, su rostro cubierto, hacía que mi piel lo pidiera y su sonrisa… por Dios solo quería tenerlo debajo de mis sábanas.

Una extraña sensación recorrió mi cuerpo hasta que se escapó de mis labios un pequeño suspiro.

Cubrí mi cuerpo con una mi salida de baño.

—Nunca te Vi tan emocionada por ir a trabajar— la voz de Wen me hizo dar un saltó.

Lleve mis manos a mi pecho.

—Me has asustado.

Wen sonrió, Se acercó a mí y me dió un abrazo.

—Que la pases bien— me susurro al oído para después irse.

Me alegra mucho que mi pequeña Wen no haga lo mismo que yo.

Suspiré.

Me vestí lo más rápido que pude.

Al salir a la calle una brisa golpeó mi cuerpo, mientras caminaba no dejaba de pensar en lo que en realidad quería ser.

No tenía un propósito, bueno solo sobrevivir.

Empujé la puerta y me sumergí al gigantesco bar.

De todos los años que he pasado en este infierno nunca he tenido amiga, aquí no se hacen amigas ese es una de las reglas de mi "queridísimo" jefe.

Llegué a mi camarote, mientras me acomodaba enfrente de mi gran espejo pude ver una silueta reflejada en el. Me estremecí al ver que era el mismo hombre de ayer.

Gire y le mostré una de mis mejores sonrisas.

El solo estaba allí de frente, lucía un hermoso traje negro y su antifaz del mismo color, su rostro no era del todo cubierto, porque dejaba a la vista sus carnosos y rosados labios.

Tuve las ganas de ir a abrazarlo pero no.

El solo quería sexo y yo solo quería dinero.

Se acerco a mi, con pasos lentos pero decididos. Cuando ya estaba enfrente de mí, sonrió.

Era una de las sonrisas más linda, cualquier chica normal si la viera ya estuviera saltando encima de el, pero como yo no soy normal, solo me límite a arquear una ceja.

El al parecer disfrutaba mi confusión.

—Si buscas sexo, en este lugar no lo encontrarás.

Se acerco a mí.

—Es un bar linda— su cálido aliento golpeó mis boca y por alguna razón, su voz me pareció conocida.

Entre abrí mis labios.

Esa estúpida sensación recorrió mi cuerpo, el llevo una de sus manos a mi mejilla y la acarició.

Me estremecí ante su tacto.

El sonrió al darse de cuenta.

«Imbécil»

—¿Cómo entraste?— pregunté.

Se encogió de hombros y se alejó.

—Te he hecho una maldita pregunta —hable firmé.

Sonrió.

«por Dios si sigues así, voy a derretir me»

—Desnúdate— ordenó. El miedo recorrió mi cuerpo, su voz era un susurró muy ronco.

—No lo haré— susurré.

El nego con unas sonrisa, luego me empujo contra la pared. No aguante y gemi del dolor. El se acercó y jaló de mi contra el, nuestros labios rozaron ante su movimiento.

—Que te desnudez.

Tragué saliva.

                          

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Capítulo editado, me alegra mucho que les guste.

Instagram: yesssss2_

Besitosss.

No es hacer el amor, es tener sexoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora