Victoria.
La noche de la boda se acerca, en unas horas será lo que siempre había esperando, los preparativos son ordenados en el gran salón, los empleados se disparsen Demasiado rápido. Aiden salió unas horas antes por su vestido; supongo que aún no está listo, el pánico amenaza a salir, no puedo mostrarme nerviosa.
—Señora—un joven se acerca a mi—. Hay una chica quien pide verla, ¿La dejo pasar?
Asiendo despacio y el joven se marcha, me dejó caer en uno de los sillones y sirvo un poco de vodka para calmar los nervios.
—De seguro debes estar feliz ¿No?—grettel entra a la sala hecha furia, sus ojeras la delatan que no ha estado muy bien.
—Me gusta ver cómo te destruyes—ojeo el vaso y se lo estrecho, ella sigue con una mirada asesina, me encojo de hombros y lo bebo—. ¿Quieres una invitación?
—No entiendo cómo puedes ser mi madre.
—Yo no entiendo cómo tuve una hija—sus ojos destellan demasiada furia eso ayuda a mi ego.
—¿Estás feliz?
—Más que eso nena—me sincero–—. Aiden fue lo mejor que pude tener.
Pude sentirla quebrarse, percibí sus lágrimas salir y no se si era porqué es mi hija o porque una vez yo también me sentí así, tal vez sea la segunda. En realidad me da lastima como pudo convertirse en alguien así, quizás si ella no hubiera estado con aiden mi gusto hacia ella fuera bueno.
—¿Te gusta esto?— susurra.
Me levanto y me acerco a ella, acarició su brazo y me acerco a su oído.
—No te imaginas.
Verla llorar fue lo mejor y eso se sentía muy bien, pero por alguna razón no me aliviaba por completo.
—Te espero en la boda, grettel.
—¿Que te hace pensar que voy asistir?
—Eres tan egoísta; que te encanta verte sufrir.
Y allí la dejé con su corazón hecho trizas.
Grettel.
Dolía, dolía como el infierno.
Victoria tenía razón era demasiado de masoquista para no asistir. Esta era yo; viéndome en el espejo con el sedoso y largo vestido púrpura, con la intensión de asistir a la boda de el amor de mi vida y mi madre.
Demasiado egoísta
—¿Estás segura?— Wen aparece en el marco de la puerta, su cara de angustia plasmada en su rostro.
Asiendo y no reprimo las ganas de llorar, wen se acerca a mi y me abraza, y allí en su hombro lloro.
Terminó, el día llegó.
Las variedades de luces pasteles iluminan al rededor del gran salón, un lindo altar de flores se ve al fondo, las mesas al rededor con orquídeas en el centro, sus favoritas.
Me ubico en unas de las primeras mesas, el sacerdote habla a través del micrófono pidiendo silencio, el esposo aparece en un hermoso esmoquín negro, sus lindos ojos se conectan con los míos, su boca se abre. Y en ese momento me arrepentí de venir, al verlo con ese hermoso traje. La melodías del piano dan entrada a la música, la esposa se acerca, su hermoso vestido arrastra el suelo con ramo de orquídeas y una ancha sonrisa en su rostro. Sus ojos se conectaron con los míos y pude escuchar sus palabras; eres tan egoísta, que te encanta verte sufrir.
Su llegada hasta el altar no tardó mucho, el esposo sonrió y noté que no era tan falsa para mí gusto, la esposa tomo su mano y la entrelazó, el disgusto y el sabor amargo se instalaron en mi, las lágrimas amenazaron por salir y era justo. Tenía razón, tenía motivos para llorar, pero en realidad ¿Tenía motivos para sufrir?
La voz del padre se escuchaba de fondo, no entendía muy bien sus palabras, perdida en mis pensamientos y dolor, sumisa viendo al esposo feliz, eso dolió. Y no solo verlo si no estar allí, presenciarlo dolió más que saberlo. Estaba llorando, y no se cuanto dure haciéndolo, o cuánto duró el sacerdote hablando, solo ví como victoria deslizaba la sortija por el dedo el aiden. Le susurró algo y sonrió. Era su turno. Aiden solo la vió. Y después en cámara lenta nuestras miradas se conectaron igual que dos imanes. Era inevitable no verlo, pude creer que tardamos algunos minutos, hasta que victoria le hablo y el contacto se rompió.
Era el momento, y tenía claro lo masoquista que podía ser, que hasta desee que la hora llegará rápido.
Aiden vio a Victoria y después a mi, su movimiento se repitió unas veces hasta que le susurró algo a victoria y corrió hacia mi, verlo dirigirse hacia mí me emocionó y más cuando tomo mi mano y corrimos juntos.
***
Haa, eso fue más que intenso, espero y les haya gustado. Se acerca el final. Para los que deseen llorar no más escribirme y lo hacemos los dos.
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No es hacer el amor, es tener sexo
Teen Fiction[ Terminada y Editando] «Detrás del placer posiblemente exista el amor, pero no confíes en que el sexo es lo mismo que hacer el amor». --- UNA HERMOSA PORTADA HECHA POR : LIZ