C A P I T U L O 28

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Aiden.

¿Por qué dejarla?

¿Por qué simplemente no mucho por ella?

Tenía miedo, lo que estaba a punto de pasar era demasiado nuevo para mi.

Toque la puerta con miedo.

Toque porque la necesitaba.

Toque porque ya mañana sería tardé.

Wen aparece con su vestido de pijamas, su ceño frunce ligeramente, se cruza de brazos esperando una explicación. Yo simplemente le sonrió y agito mi mano hacia ella, sus cejas se hunden enojadas.

–¿Puedo verla?–indago.

–¿Crees que te dejare hacerlo?–devuelve.

–No la lastimare.

–No permitiré que lo hagas.

Sus palabras dolieron y me arrepentí de llegar hasta aquí, era verdad; había destrozado todo su corazón y ahora quería darle esperanzas. Sin saber que existía la posibilidad de que no haya esperanza en esta historia de amor. Mi pecho se apretó y sentí que se rompía, sentí como iba a colapsar. Necesitaba verla. Escuchar su voz.

–Yo...–inicie–Solo está vez–pedi.

Wen me dió una triste mirada y se hizo a un lado dándome espacio, eleve mi mirada hacía ella.

–Gracias.

Mis pies siguieron su rumbo hacia ese camino que conocía muy bien, las paredes y su color pálido deteriorado. A pasos lentos me deslizo por el pasillo, en busca de ella.

Deslizo la perilla y abro la puerta. Me escabullo hasta estar por completo en ella. Grettel duerme tranquila en la colchón, su lenta y pasiva reparación me invita a despertarla. Me acerco a ella y deslizo mi cuerpo hasta quedar alguno centímetros del de ella. Mis labios recorren su mejilla. La exitacion por verla dormir me agobia. Necesito estar dentro de ella. Mis manos acarician su cabellera.

Grettel se mueve hasta quedar frente a mi. Acercó mi rostro al de ella, y beso sus labios:

Los beso porque la amo.

Los beso porque la extraño.

Los beso porque los necesito.

Los beso porque mañana me casaré.

Tomo su cabello y profundizo el beso que yo empecé, grettel me corresponde y ni dudo en acercarme más, sus labios me insisten en perder el control, el calor que corre por mi cuerpo hace que pierda la poca cordura; la tomo por la cintura y siento en mi regazo visualizo su rostro y puedo ver qué aún siguen sus ojos cerrados. Mi mano se desliza por su piel blanca, la pijama que cubre su cuerpo, me hace poner más duro. Lentamente deslizo la diminuta prenda, sus senos quedan a la vista, saboreo mis labios y vuelvo a verla.

Mi lengua hace camino desde su ombligo hasta sus grandes senos, mi lengua juega con su pezón. Grettel jadea y se remueve encima de mi.

–No reprimas lo que sientes–la incito –Abre los ojos.

Grettel los aprieta más.

–No quiero abrirlos y después ver cómo te desvaneces–murmura–No quiero ver la realidad.

–Al carajo la realidad.

Empujo su cuerpo de la manera más brusca, subo a ella y en un movimiento rápido retiro su shorts de pijama, la su piel blanca me exita, lentamente bajo a su entrepierna y deslizo mi lengua por toda ella, lamo sus partes y noto lo húmeda que está, apoyo mi mano en su estómago y sigo lamiendo, su clítoris me da un sabor delicioso. Haciendo por su ombligo y llego hasta las delicias de sus senos. Grettel se retuerce y apreta mi cabello, el sudor empieza a descender por todo nuestros cuerpos.

Desvisto mi cuerpo y acompaño a el de grettel, uno mi cuerpo con el de ella, mi entrepierna la penetra, ella por su parte gime y se retuerce.

–Te amo.

Sus palabras me incitaron a seguir mis embestidas se volvieron más rápidas, nuestros jadeos se unieron en  un cálido, sudoroso y amoroso encuentro.

El clímax de nuestra pasión llegó.

–Y yo a ti, Grettel.

***
Aloha, está es nuestra pequeña sorpresa, espero que les encante estamos que llegamos al final.

Los amo.

Yess.

No es hacer el amor, es tener sexoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora