C A P I T U L O 21

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GRETTEL

Doy el último giro, y cuando la música cesa nos da a entender que la función termino, acomodo mi transparente traje y bajo del escenario, le doy una mirada a Ethan; quien me levanta la copa y me sonríe, niego con una sonrisa y dirijo mi cuerpo a mi camarote, el sudor recorre mi piel, y las masas que formaron la multitud hace el ambiente más caluroso. 

Cierro la puerta trás de mi y me acomodo en el sillón rosa que está enfrente del inmenso espejo, el reflejo de una silueta, la veo a través de el espejo. Frunso mi ceño, y reconozco de inmediato; el ridículo antifaz negro que cubre su rostro, casi por completo, da pasos lentos hasta que la gran parte de la luz ilumina su rostro, sus carnosos labios decoran perfecta su aurora fría.

Niego mentalmente y me dirigí hasta el, el no se imuta a mi cercanía.

—¿Que haces aquí?— espeto

El se encoge de hombros.

—Vine a visitar una vieja amiga— hizo énfasis en amiga.

Retrocedo y cubro mi cuerpo con mi abrigo, elevo la mirada y me topo con Aiden mirándome de cerca, no había notado lo cerca que está.

Arquea su espada y se acerca aún más, elevo su mano para acariciar mi mejilla.

—No se te ocurra tocarme— musito lento, su cuerpo choca contra el mío.

—¿Quien me lo impide?— susurra contra mi oído —. Dudo que tú lo hagas, Grettel— su lengua acarició mi oído ocasionado que una bomba de electricidad azotará mi cuerpo.

Su lengua jugo uno de los juegos más sucios, es hacerme sentir jodidamente caliente, apreté mis puños y suspiré pesadamente, el había ocasionado algo impresionante. El siempre ocasionaba algo impresionante.

Sus manos subieron por todo mi estómago cubierto por el abrigo, acarició por encima de la tela, hasta retirar los pequeños botones, deslizó el abrigo por mis hombros hasta dejarme con la tela transparente de mi uniforme.

Sus ojos se llenaron de lujuria, y el calor que emanaba de sus manos, provocando que los grados estallen.

Sus manos retiraron las delgadas piezas de ropas, hasta dejarme en ropa interior. Lamió sus labios y dejé que su lengua recorriera todos mis senos, su lengua bajo hasta mi obligó y noté como bajaba sus jeans.

—No— grité.

El elevo su mirada y agregó:

—Quiero hacer el amor.

Negué lentamente.

—No es hacer el amor es tener sexo— musite.

—Nunca tuve sexo contigo— declaro, las lágrimas amenazaron por salir —. No llores, bonita.

Seguí negando y me aleje de él.

—Estas comprometido— las palabras dolían, pronunciarlas dolían.

El no sabía que decir, su silencio me confirmó que estaba en lo cierto, iba a casarse y era verdad, el se iba a alejar y yo no podía hacer nada, su boda sería pronto y yo, ya no hacía parte de el.

—Solo dame una noche— suplicó.

Le sonreí, y acepte.

Este iba a hacer el final de una historia que nunca tuvo un inicio.

Me lance en sus brazos y me sumergí en el último orgasmo lleno de placer que iba a brindarme, en el último beso que iba a darme y en la última caricia.

Este era el final.

***

Hola dulzuras, espero que les haya gustado, corregiré más tarde.
Ya saben mis redes sociales.

Nos leemos en Mafia oscura.

Instagram; yesssss2

Besitos

No es hacer el amor, es tener sexoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora