C A P I T U L O 10

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***

Aiden.

La escena en la que grettel se iba, se repetía constantemente en mi cabeza, sus labios pronunciar aquellas palabras me torturan, el tiempo que pasa y aún no la busco se hace cada vez más lento.

Los latidos de mi corazón aumentan, las manos empiezan a sudar , la asfixia empieza a apoderarse de mí pecho, el cuál quiere estallar, ante el ataque de ansiedad en el que estoy.

Mi cuerpo me pide constantemente descanso, me pide alimentarme bien, me pide que cierre los ojos por una maldita vez.

Pero yo no quiero, me desvelo esperando su llamada, esperando su mensaje, ya ha pasado una semana, llena de torturas, de ansiedad, de insomnio, de miedo.

Le di tiempo, pero al parecer ella ya no quiere verme, al parecer eran ciertas sus palabras, al parecer esa mirada de odio no era fingida.

Mi respiración está aún más entre cortada que antes, mis corazón empieza a bombear más sangre de lo debido, mis piernas fallan y caigo de rodillas, mis manos tiemblan y las dejo caer en la madera, la frustración por salir y liberarme es replanteada por la dominación de mi propio cuerpo.

Mi visión es nublada por mi sudor que brota de todo mi cuerpo, el color y el frío emana de mi cuerpo, el choque de las temperaturas hace el se estremezca.

Ahora el frío domina mi espalda, haciendo que está se curve.

Varias manchas negras aparecen en mi campo de visión, el silencio silba en mis oídos.

—Ayuda...

Grettel.

Una semana esperando su llamada, una semana esperando un mensaje de texto, una semana llena de angustia, de miedo, de desesperación.

Mi cuerpo pide a gritos que vaya a buscarlo, que solo interprete mal, que mi madre, victoria, solo quería joderme.

Paso frustrada mis manos por toda mi cara y salgo de mi habitación.

Mi cuerpo choca con una más duro y caigo de culo.

—¡Mierda!—maldigo.

—¿Estás bien?—la voz de Liam suena preocupada.

Han pasado días desde nuestro beso, o varios de ellos, la verdad se hizo constante el tacto de nuestros labios, la verdad la cercanía hace que le tome un poco de cariño, y me bese con el.

Me dolió mucho las palabras de Victoria, me dolió mucho más, que aiden no me defendiera de ella.

Asiento un poco distraída y el me sonríe.

—Dame la mano—estrecha la suya para que la tome lo hago con una enorme sonrisa, jala de mi bruscamente haciendo que nuestros pechos impacten ante el brusco movimiento, la cercanía de ellos se hace tan a la ligera que temo por cometer una locura—. Me gusta más tenerte cerca.

Su caliente comentario hace que mi corazón salte de emoción, y que mi entre pierna se apriete por el calor que a llegado a ella.

Entre abrí mi boca para decirle algo pero el fue más rápido llevo uno de sus dedos a mi boca y la silencio.

Su cálido dedo, explotó un millón de emociones en mi interior.

Paso su pulgar por mi labio, con mucha suavidad para después retiralo y acercar sus labios.

El beso no era nada parecido como los anteriores, era intenso.

Me levanto rápido y brusco, enrolle mis piernas alrededor de su diminuta cadera.

Algunos jadeos, algunos gemidos, algunos gritos, se escaparon de mis labios.

La brusquedad de sus caricias, la intensidad de nuestro beso, la calentura de nuestro sexo, fue aumentando, la constancia de el tacto de nuestros labios fue aumentando.

Empecé a retirar los botones de su camisa, y el me ayudo con la mía.

Apretó mi culo y me dejó caer en la encimera de la cocina, retiró mis jeans dejando a la vista mi ropa interior, retiro los suyos, hasta quedar desnudos.

Introdujo su miembro, suave pero intensamente.

Jadeos trás jadeos.

Gemidos trás gemidos.

Tomo mi pezón y lo empezó a lamen.

—Aiden...—gemi.

—¿Que?...—se aparto.

«Mierda»

—Nada—me incorpore nerviosa.

—No me mientas grettel—gruño—. Acabas de decirme Aiden.

«Mierda, mierda»

—No he dicho nada—defiendo.

—¿Cómo mierdas puedes mentirme?—grita—¡Te he escuchado!

—¡No me grites!—grite.

—¿Pero tú si lo puedes hacer?—sonrio cínico.

—¡Que te jodan, Liam!—empiezo a vestirme.

—¿Dónde crees que vas?

—¿Que te importa, idiota?

—¡Detente allí, grettel...!—cierro la puerta en su cara y empiezo a correr hacia la salida.

El frío choca con mi cuerpo y empiezo a frotarme mis brazos.

Mis pies caminan sin ningún rumbo, y yo sin entender a dónde me dirigen.

Minutos, segundos, pasan y aún no se dónde estoy, ellos parecen conocer el lugar, cuando paran levanto mi vista y me encuentro en frente de la casa de Aiden.

•••

Mucha tensión sexual muchachos.
Nuevo capítulo editado, ya estoy emocionada.

Corregí algunas faltas y borré h agregue algo.

No es hacer el amor, es tener sexoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora