C A P I T U L O 23

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***

VICTORIA.

—¡Eres una perra!

—¿Puedes dejar de gritar? Pareces niña— exclamo frustrada.

Liam, limpia su rostro sudoroso y se tumba en el sillón, sirve un poco de whisky y se lo toma de un trago.

—¿Crees que soy niña? ¡Joder!— grita.

—¡Cierra tu maldita boca!— devuelvo —. ¡Todos se enteraran!

El niega.

—¡Es tú hija!

—Y también mi enemiga.

El vuelve a negar y se levanta de golpe, se dirige a mi y me acorrala contra la pared, sujeta mi mandíbula con fuerza y pronuncia:

—Me largo de esta mierda, no voy a ver cómo destruyes a tu propia hija.

Le sonrió y niego lentamente.

—Si yo caigo, tú caes conmigo.

El me suelta lentamente y soba su cabellera negra.

—¿Puedes dejar de ser tan perra?— preguntó.

—¿Puedes dejar de ser tan niña?  —contraataque —. ¡Deja de llorar!

—¡No estoy llorando, joder! — exclama —. Solo me preocupo.

—Claro que te preocupa, si estás enamorado de ella.

—Yo no estoy...— no pudo terminar porque su teléfono vibró, su pálido rostro me indica que todo salió mal —. Es aiden...

Mierda.



AIDEN.

Dejo caer mis pantalones mientras me adentro en el baño, el agua cae despacio empapando toda mi piel, su aroma sigue en todo mi cuerpo, aún siento sus manos acariciarme.

No debiste, simplemente no debiste.

Todo hubiera Sido más facial si victoria no hubiera regresado, estuve enamorado de ella hace años, era un verdadero estúpido, ella solo me manipulaba, deje de serlo hasta que me enteré de que se acostaba con Liam, el siempre obtuvo lo que quiso; un carrera, chicas por montón, hasta el cariño de nuestros padres.

Seco mi rostro y envuelvo la toalla al rededor de mi cintura, dejo el cuarto y voy rumbo hacia la cocina, los golpe en la puerta captan mi Atencion, con el vaso de agua tomo rumbo hacia la puerta.

El vaso cae junto con el agua  y termina quebrándose.

—Grettel...

Le da una rápida mirada a mi cuerpo y termino entrando por completo a el apartamento.

—¿Que haces aquí?

Ella se me acerca y yo trato de retroceder pero su mano me lo impide, me acabo de propinar una cachetada. Mi mandíbula se tensa y termino apretando los puños por la ira.

—¿Que carajos te pasa?— escupí.

—¿Que carajos te pasa a tí? —contraataca.

Y es ahí donde recuerdo, habíamos tenido sexo, y no me había despedido.

—Eso ya lo hablamos, solo fue esa noche...

—¿De que mierdas hablas, idiota?

Niego y continúo:

—Se que es duro pero hay que superarlo— sigo con mi discurso —. Hay que ser valientes...— su mano vuelve a impactar mi cara —. ¡Que diablos te pasa!

—¡Que diablos me pasa! —repite histérica —. ¿Porque mierda le diste empleo como prostituta a wen?

—Espera ¿Que?

—No te hagas el idiota, ella me lo dijo.

Eso era imposible, yo no administraba el bar ahora, Liam había acabado conmigo, me había quitado el bar...

Solo existía la posibilidad de que el...

Dejo a grettel, y dirijo mi cuerpo hacía mí habitación, esto debe de tener una explicación. Siento los pasos de grettel pero la ignoró. Tomo el móvil y marco.

Un tono.

Dos.

Tres.

—¿Aiden?

—¿Por qué carajos le diste empleo de prostituta a wen en mi nombre?

***

Cham, Cham, Cham.

Okey soy demasiado dramática.

Este es un regalo para ustedes, muchos quedaron intrigados por el repentino trabajo de wen, así que aquí está la esperada respuesta.

La historia tan solo le faltan 8 capítulos por terminar juntos con el epílogo, así que disfrútenla.

Besos y hasta la próxima.

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No es hacer el amor, es tener sexoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora