Llegó a casa.
Trabajar en SHIELD sin duda era agotador... en ocasiones, pues a veces tenía que llenar diez reportes en un solo día, contaba apenas con unos minutos para ir al baño o beber agua, hoy era un día como ese: ocupado y por ende, cansado.
Dejó las llaves colgadas al lado de la puerta, ya que si no las dejaba ahí, después no las encontraba; luego aventó su bolso a uno de los sillones y consecuentemente terminó por echarse en el más cercano, quedando boca abajo.
Liberó un suspiro, lo había estado conteniendo todo el día hasta ese momento. No tenía ganas de cocinar, así que iría más tarde a un supermercado para comprar comida pre-hecha y llenar nuevamente su refrigerador con latas de refresco, yogures que nunca terminaba, leche, tomates que no utilizaba, entre otras cosas.
Cerró sus ojos por un momento, lista para quedarse dormida poco a poco, hacía eso todas las tardes, después de todo, entraba muy temprano a trabajar.
Pero no pudo, llamaron a su puerta. Gruñó por eso.
Se levantó rápidamente, clavando sus uñas en el sofá y los cojines con odio, si algo detestaba desde que tenía memoria, era que la interrumpieran a punto de dormirse o que la despertara algo o alguien que no fuese la alarma.
Tocaron de nuevo.
Se dio su tiempo para calmarse antes de abrir la puerta, se estiró y peinó cu cabello hacia atrás un poco, cuidando que ningún mechón saliera de su lugar.
Volvieron a golpear la puerta.
Frunció el ceño, con ya algo de molestia. Se dirigió hacia la entrada de su departamento, con la pistola oculta -nunca se despegaba de ella, debido a que cualquier situación podría surgir en el momento menos esperado-.
En cuanto fue a abrirla -con la mano izquierda detrás de su espalda-, no había nadie, seguramente había sido una broma por parte de uno de los niños vecinos de al lado; compartía piso con una familia que tenía dos niños y una niña, aunque eso la extrañó, pues usualmente no le causaban molestias. Quién sabe, tal vez sus años de rebeldía comenzaban.
Cerró la puerta a la vez que bajaba las manos, esta vez más relajada. Sonrió.
Y en cuanto se dio la vuelta, fue arrojada hacia la entrada, dos manos aprisionaron sus muñecas. Todavía contaba con sus miembros inferiores para dar pelea, podría darle una patada a su oponente lo suficientemente fuerte como para lanzarlo lejos de ella, así podría hacer uso de su arma y llamar a los refuerzos.
Mas no pudo. Ya que cometió un error, uno muy grande y estúpido error: observar su rostro.
Estaba cubierto por un pasamontañas violeta, lo que llamó su atención; sirviendo como distracción a favor de él. Luego de detener su forcejeo unos segundos, el sujeto se quitó el pasamontañas despacio, revelando su identidad. El barón Zemo había escapado de prisión.
La mujer se quedó perpleja, atónita, decayendo en el control del combate... todo estaba perdido.
--- Te dije que te encontraría
Cerró sus ojos y volvió a la realidad. Todavía estaba en el sofá -solo había transcurrido media hora-, su corazón estaba exaltado y tenía la cara rodeada por gotas de sudor, había sido tan real... como las veces anteriores.
Soñaba con volverse a encontrar a Zemo, y en cualquier situación, terminaba fallando el enfrentamiento, por el miedo.
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Te recuerdo [Bucky Barnes]
FanfictionAviso: solo recuerda que es un faaanfic~ Segunda parte de: "Te veo [Bucky Barnes]". Luego de los acontecimientos desarrollados durante la batalla contra el titan colosal, la Tierra estará a salvo por un tiempo y con ello, llegará la retirada de los...