IX. Bondage

32.7K 446 117
                                    

IX

Bondage

Llevo horas pensando en qué ponerme, se supone que está vendría a ser nuestra primera "cita" desde que comenzamos esta relación de dominante y sumisa y estoy toda atolondrada pensando en qué ropa se supone que debería usar. ¿Algo formal como para causar una gran impresión? ¿O algo más elegante para una cita romántica? No puedo decidirme.

Espera, A quién quiero engañar, es solo una reunión, o como lo llamó Jonathan, será nuestra primera sesión, aunque tampoco se muy bien a qué se refiere eso.

Bueno, el punto es que, de las pocas ropas que tengo, lo mejor que puedo usar es algo casual, una blusa manga corta, un jean rasgado y mis zapatillas de siempre, combinación perfecta.

Procuro llegar con tiempo a su casa, la puntualidad es algo en lo que hizo incapié y debo de obedecer éso. Quién lo diría, solo le era obediente a mi madre y ahora estoy volviendo a ser una niña buena con este dominante que tengo. Parece un juego en verdad, pero uno que me está empezando a gustar.

Ya en su puerta, me quedo unos segundos detenida, no se si son las ansias o la intriga de esta situación. ¡Carolina, deja de hacerte bolas por las puras! Me dije en mi mente y, agarrando un poco de valor, toco el timbre anunciando mi llegada.

A los pocos segundos, Jonathan me abre la puerta, lleva puesta una camisa y pantalón de vestir y unos zapatos que por un segundo me hacen arrepentirme del atuendo con el que llegue.

Me invita a pasar y mientras yo doy pasos lentos hacia su sala, él pasa rápidamente por la cocina a preparar unos vasos, los cuales llevó consigo hasta la sala.

-Toma- me dice mientras entrega el vaso a mis manos.

-Gracias, pero no tomo- respondí amablemente.

-No te he preguntado si quieres o no, te he dado una orden, así que toma, y hazlo poco a poco- me replica con su voz algo autoritaria.

-SÍ Jona... amo, si amo- respondo tímidamente agachando la cabeza.

Es la primera vez que tomo vodka, bueno, a decir verdad es la primera vez que tomo algún tipo de alcohol. Su sabor no es de mi agrado, es amargo y sabe feo, no entiendo cómo a la gente le puede gustar tanto. Pero bueno, el amo me dió una orden y se supone que es mi deber cumplirla.

Estuvimos conversando por unas tres horas, con algunas órdenes de momento a otro, a lo que yo respondía atendiendolo acorde a lo que me mandaba. Nada denigrante no fuera de lugar, incluso me atrevería a decir que me sentí cómoda haciendo los mandados que me decía. Y, obviamente, a cada buena tarea realizada, él me felicitaba y me acariciaba sutilmente, no puedo negar que eso me emocionaba a sobremanera.

Dentro de la conversación, me educaba sobre algunas cosas de la vida, el pensamiento crítico y el análisis. Me asombró cuánto conoce sobre tantas cosas y la forma como me las enseña mientras estoy arrodillada a sus pies.

Habiéndome portado tan bien, el amo se levanta y me pide que lo acompañe, que me quiere enseñar algo nuevo. A descubrir un lado oculto de mi misma, según lo dice él.

Él entra a un cuarto y yo lo sigo a su detrás. Es su habitación, reacciono asustada, sin saber qué hacer en esos momentos.

-¡Soy vírgen!- tragame tierra, no se porque dije eso.

-Lo supuse, pero, no te preocupes, voy a respetar eso. Aunque, hay algunas cosas que se pueden hacer sin involucrar, ni modificar ese pequeño detalle- me responde tranquilamente Jonathan asombrandome aún más de lo que ya estoy.

Derecho de piso: Diario de una sumisa [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora