XVII. El Grupo

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XVII

El Grupo

Es increíble cómo las cosas pueden cambiar radicalmente con el paso del tiempo, esto puede suceder por varios motivos: modificar la forma de pensar, estar en un lugar distinto, madurar, juntarse con otras personas, tener otros intereses o necesidades y muchas otros factores más. En fin, el punto es que en esta oportunidad, tanto Raúl, Adriana y sobre todo yo, nos hemos llevado una gran sorpresa al llegar a la universidad.

Al parecer unos chicos habían llegado a conseguir el listado de notas de los exámenes parciales, el cual luego colgaron en un grupo de Facebook del centro de estudiantes de la facultad. Cómo es de esperarse, ninguno de los tres estaba en ese grupo por lo cual no estábamos para nada enterados; digo, esto puede sonar un poco evidente y hasta redundante, pero, para ser parte activa de una red social hay que ser al menos algo sociables y el hecho de ser una ratita de biblioteca creo que deja entendido que esa no es una de mis fortalezas.

A mi defensa admitiré que mi trabajo en la oficina, así como mi interacción con mis dos amigos y, por sobre todo, mi relación con mi amo me han permitido ir soltandome poco a poco, sin embargo, nada me había preparado para lo que se nos venía.

En el colegio siempre he sido víctima de bullying por ser la nerd del salón ¿Es lo típico, no? Mejor ni acordarme los apodos que me ponían o las bromas pesadas que a veces me hacían, era un calvario constante. No obstante, parece ser que en la universidad es todo lo contrario y esto nos agarra por sorpresa.

Resulta que casi todos los chicos del salón habían visto nuestras calificaciones y a los que no, el chisme les llegó al poco rato de publicado el listado. Si bien la mayoría había aprobado, estos lo hicieron con la nota mínima, excepto tres bichos raros ¿Adivinan quiénes eran?

¡Mi momento de fama ha llegado! Resulta ser que ahora la inteligencia y el estudio es lo que está de moda.

De acuerdo, hay que ser racionales y sinceros, si la gente nos busca, nos hace el habla, para cerca de nosotros o quieren ser nuestros amigos es en verdad porque quieren ayuda para subir sus notas y no correr el riesgo de reprobar el primer ciclo de carrera (no es que ellos no estudien, en verdad la mayoría lo hace, pero muchas veces choca el cambio del colegio a la universidad). Por todo lo dicho es obvio concluir que existe un claro interés y conveniencia por parte de estos muchachos, pero ¿Importa? Díganme en verdad ¿Creen que a mí me interesa? Pues no, es mi momento de gloria, he soñado con esto desde que era chica.

Okey Carito, cálmate, no es que estén arrastrándose por ti, pero al menos estoy disfrutando de un poquito de reconocimiento que nunca tuve en mi niñez, bueno, salvo por parte de mi madre, la cual el día que le entregaban mis notas del colegio, me abrazaba y se esmeraba en prepararme mi comida favorita, era la única que siempre me apoyó.

Dentro de todos, hubieron dos chicos que en verdad si me mostraron interesados en unirse al grupo, es decir, no faltaron los que nos pedían que los ayudemos con tareas, que les expliquemos algún tema o hasta que les pasemos respuestas en próximos exámenes; sin embargo, este par en especial se acercaron amigablemente a preguntarnos si podían estudiar con nosotros.

Cuando nos dijeron eso, Adriana, Raúl y yo nos miramos las caras sorprendidos, pensamos un rato la peculiar propuesta y al mismo tiempo les dijimos que sí, que no habría ningún problema.

-¡Genial! Eso será de gran ayuda para nosotros- contesta el mismo chico que nos hizo el habla.

-Yo soy Samuel y el tonto que está aquí, a mi costado, es Rolando- se presenta con una carcajada amigable.

-¿Tonto? ¡Cállate! Si yo he sacado notas más altas que tú en los parciales- le responde su compañero también entre risas.

-Solo por uno o dos puntos, no seas exagerado, en fin, ahora que estudiaremos más ya verás que te ganaré- se les nota bastante interés en mejorar, lo cual me da la idea de que ellos no han venido del todo en broma con su petición.

Después de clases vamos directo a la biblioteca, caminamos los cinco por el campus hasta llegar a la entrada. Es raro que hasta la encargada de recepción se sorprenda al ver el grupo de estudio con nuevos integrantes, está bien que los tres iniciales habíamos sido muy callados y antisociales al inicio, pero no es para tanto. Igual, no es algo que importe mucho; lo que sí es fundamental es explicarles a los nuevos chicos las formas como estábamos acostumbrados a estudiar.

Oxigenación cerebral le dicen, pues sí, las bromas de este par no faltaron ni un solo día; a esto hay que sumarle lo mucho más interesantes y dinámicos que se volvieron los debates e intercambios de ideas que teníamos tras las lecturas. A tal punto están llegando estás conversaciones que, por iniciativa de ellos, estamos empezando a leer textos de segundo y tercer ciclo para argumentar mejor nuestras opiniones.

Y así es como han estado pasando casi dos semanas en las que he estado a con el tiempo copado. En el trabajo, regularizando y poniéndome al día con pendientes que había postergado semanas atrás (es gracioso que cada vez que un cliente se queja de la demora en sus trámites yo termino culpando a los largos trámites burocráticos, muchas gracias defectuoso poder judicial). En los días que no voy, me quedo hasta mucho más tarde en estás conversaciones densas que tenemos con frecuencia sobre psicología y el pensamiento humano, aunque hay que admitir que, pasadas las seis de la tarde ya empieza a haber menos gente en la biblioteca (excepto en vísperas de parciales, claro está), para las siete de la noche ya no hay casi nadie, por lo cual, con frecuencia terminamos hablando de otros temas que salen al momento.

Mi amo ha estado demasiado ocupado también, tengo entendido que para en reuniones fuera de lo agendado en la oficina. No es la primera vez que hace esta clase de cosas, por ello no me preocupo, aunque, sinceramente no sé en qué estará metido. Sin embargo, y este me parece un detalle muy bonito de su parte, desde que le conté que me quedaba hasta mucho más tarde con los nuevos muchachos en la biblioteca estudiando y conversando, él se da un espacio y me va a recoger, me llama al celular para avisarme que ya llegó y voy a su encuentro, me cuida bastante porque sabe que en la noche puede ser peligroso.

Es el colmo que hasta a mí amo le llame la atención los dos chicos nuevos en el grupo. Cuando los ve salir de la biblioteca con nosotros y despedirse de mí, los miro con una cara de extrañeza que no se le fue de la cara hasta que yo entro al automóvil. Me pregunta quiénes son y qué hacían con nosotros a lo cual yo le cuento lo de la petición que nos hicieron y como  estudiamos y nos divertimos un montón. Es el colmo que hasta él haya tenido esa idea tan poco sociable de mi, pero, en fin.

Está tercera semana, con la entrega pendiente de trabajos grupales, hemos optado por reunirnos en la casa de Adriana, donde podemos trabajar mejor y comer algunos piqueos mientras tanto.

El barrio por donde ella vive es tranquilo y aparentemente muy seguro, pero, como terminamos saliendo mucho más tarde, mi amo no se demoró en proponerme ir a llevarme a mi casa.

Este viernes ha sido el más productivo del año, apenas terminaron nuestras clases en la mañana, nos vinimos a la casa de Adriana. Su mamá nos invitó un almuerzo ligero, pero muy sabroso. Quince minutos cronometrados de redes sociales, mientras procesamos los alimentos y después comenzamos a enfocarnos al trabajo grupal hasta casi las once de la noche. Obviamente el amo me fue a buscar, ya en el carro se incomodó por la hora a la que estaba saliendo, es lógico, él debe estar super cansado y lo estoy haciendo conducir hasta mi casa.

Reflexiono un poco sobre su justificada queja hasta que llegamos al destino, me despido con una caricia y un beso, como es de costumbre, a lo que él, con una expresión ligeramente seria, voltea su torso hacia mí y me dice:

-Carito, mañana quiero hablar contigo sobre dos temas muy importantes- me corresponde la caricia, el beso y se termina de despedir.

Me deja pensando de que podrían tratarse los temas que quiere conversar conmigo, se que hemos estado algo alejados estas semanas y hemos hablado poco, más que nada, cuando me viene a recoger. Vamos Carito, no creo que el amo quiera terminar contigo ¿O si?

Derecho de piso: Diario de una sumisa [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora