XX. Role Play

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XX

Role Play

Él seguía con su vaso de Whisky, mientras hacía que yo me recueste en su regazo. Me rasca la cabeza suavemente, y pasa su mano por mi cabello como si lo estuviera peinando, ambas cosas empiezan a relajarme mucho.

Desliza su mano por mi espalda, suavemente, como si mi cabello fuese muy largo y lo estuviera peinando.

-Estírate gatita, estírate hacia atrás, como una verdadera felina- me ordena mi amo.

Esto me suena un poco raro al inicio; sin embargo, me uno al juego curioso que plantea. Apoyo mis piernas en la cama para luego alzar la cadera, recogiendo mi cuerpo de su regazo.

Arqueo levemente la columna, mientras su mano pasa de deslizarse por encima de mi pelo a escurrirse por debajo de mi polo.

Siento la yema de sus dedos erizando mi piel. Va y viene, lentamente, desde los hoyuelos de mi espalda, siguiendo el camino de mi espina dorsal, hasta llegar a mi nuca, para luego regresar a mi zona lumbar. Repite el procedimiento una vez más, esta vez bajando al nivel de mis glúteos. Para cuando inicia el camino nuevamente, su dedo pulgar sujeta el borde de mi polo, arrastrándolo hacia mi cuello.

Tras dejarme solo en bra, me gira con cierta tosquedad hasta quedar boca arriba con la nuca sobre sus piernas. Su mano se desliza desde mi mejilla, con una suave caricia, hasta acariciar mi vientre. Lo rasca levemente, como si en realidad fuese un felino.

Cierro los ojos y me concentro en las caricias. Mis brazos se recogen al igual que mis dedos dando la forma de las patas de una gatita. Estoy ya dentro del personaje.

El amo se toma unos segundos en desabrochar el botón de mi jean y bajar el cierre, para luego volver a mi ombligo. Sin embargo, sus dedos no tardaron en llegar a bordear mi zona depilada.

La relajación es tal que al exhalar suelo un ligero ronroneo involuntario

En eso, su mano se escabulle por debajo de mi pantalón, hasta mis nalgas. Ésta sube poco a poco por mi muslo, llevando consigo mi jean, dejándolo en la parte baja de mis rodillas. Desde esta parte, yo me encargo de hacer que termine de caer la prenda, quedándome solo en ropa interior.

Gira una vez más mi cuerpecito, solo para estar recostada, dándole la cara al estómago. Me empiezo a acomodar en su cálido regazo, sin embargo, él me tira hacia un lado y se levanta. A lo cual yo reacciono con una especie de maullido en tono de queja.

Afloja el nudo de su corbata para luego quitársela, se desabotona los puños y cuello de la camisa mientras da unos pasos hacia el sillón. Tras remangarse los brazos hasta los codos, desliza los tirantes que sostienen su pantalón y voltea a verme. Estoy sentada en la cama, viéndolo con atención, veo cuando se deja caer en el sillón, se acomoda de una forma arrogante y mirándome, alza su mano derecha hacia mí y su mano hace un gesto para que me acerque, como si fuese un animal, como si fuese su mascota.

Apoyándome en mis manos y rodillas, desciendo cuidadosamente de la cama, como si en realidad tuviese cuatro patas. El alfombrado que tiene el piso de su cuarto amortigua mi lento gatear hacia el sillón donde me espera mi amado.

Al llegar, él se acerca a ponerme su corbata, como si fuese un collar.

-Hermosa gatita, es hora de ponerse a jugar- me dice con una voz suave.

Se vuelve a recostar en el respaldar. Su mano tira un tanto de la corbata, jalandome hacia él. Correspondo la sonrisa pícara en su rostro con una sensual mordida de mi labio inferior.

Sé lo que él quiere. Acerco mi nariz a la aletilla de su pantalón, como una pequeña felina explorando la zona. Siguiendo el juego, el amo suelta el botón justo frente a mí, mis manos en forma de patitas empiezan a jalar ambos extremos hasta hacer que se corra la bragueta. Volteando a verlo, muestro una expresión de emoción muy infantil. Vuelve mi nariz a curiosear el área, esta vez, la punta de la misma empieza a jugar con aquel bulto que sobresale del calzoncillo. Luego de unos segundos, son mis dientes los que sostienen la liga del borde de la prenda para develar aquello que se ocultaba tras esa cubierta de algodón.

Derecho de piso: Diario de una sumisa [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora