VIII. La Oficina

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VIII

La Oficina

Tras una noche de aburrida lectura sobre unas leyes que no entendí mucho, testimonios y demás documentos que tampoco comprendí muy bien, termino despertando tarde, por lo cual empiezo a correr de un lado al otro para ponerme algo de ropa medianamente formal, que para el caso son unos jeans, una blusa blanca y mis zapatillas de siempre.

Llego justo a tiempo al trabajo de Jonathan, le envío un mensaje avisándole. Él sale al poco rato, en su cara veo una expresión bastante inusual, una sonrisa esbozada me da cuenta de que las cosas están saliendo como él las planeo.

-Entra pequeña, no digas nada, solo pasa directo a mi oficina, anda ¡Rápido!- me ordena, a lo cual yo bajo la cabeza obedeciendo al pie de la letra lo indicado.

Entramos a un cuarto, en este se encontraba unos estantes y una mesa, ambos llenos de papeles. Se notaba que había estado ocupado.

-¿Leíste lo que te di?- pregunta mirándome directo a los ojos

-SÍ- respondo aún con la cabeza agachada.

-SÍ ¿Qué?- reacciona con un tono de voz un poco más grave.

-SÍ amo- entiendo que debo referirme a él de esa manera.

-Bien, devuelveme los papeles y firma este documento- Su voz vuelve a la normalidad, en lo que me alcanza lo que parece ser un contrato provisional. Después de leer detenidamente me doy cuenta que él me acaba de conseguir empleo como su asistente personal, la empresa me pagará un sueldo y todo ¡Es grandioso!

-De hecho, por ser menor de edad, me darán el dinero a mí y yo te lo daré como tu mensualidad- me aclara.

-Muchas gracias amo- le respondo toda emocionada, mi primer trabajo. Y lo mejor de todo es que será por horas, con lo cual no tendré problemas con mis clases en la escuela,que diga, universidad.

Las lecturas encomendadas fueron, fundamentalmente para reconocer los tipos más frecuentes de documentos con los que voy a trabajar. El caso que Jonathan está viendo ahora es sobre estafa en la venta de terrenos. No se que tan complicado sea eso, pero él está del lado del acusado. Y yo, debo ayudarlo con todo el papeleo requerido, acompañándolo de un lado a otro.

Mi ordenó que revisara unos nuevos documentos y que los archivara según fecha de declaración de los testigos, lo cual no es algo que sea muy laborioso. Luego me indicó que le redactara un folio y transcribir un manuscrito, en eso sí se me fue todo el día escribiendo misma secretaria.

El trabajo no parece nada complicado, Jonathan, mi amo, dice que esto no intervendrá con mis clases, él les dirá que estoy resolviendo un encargo o algo así, es lo máximo.

Es admirable verlo trabajar, para ocupado todo el tiempo, leyendo documentos, haciendo llamadas, insultando gente, así se la pasaba todo el rato, aunque al final del día, Jonathan hizo una broma con respecto a mis zapatillas, como todas las mujeres en la oficina usan faldas y tacos es imposible que yo pasé desapercibida.

Ya de camino a mi casa, me pregunta cómo me sentí, a lo cual le respondí que nada mal, algo cansada pero bien, que es cosa de acostumbrarme.

Llegando a mi puerta, me mira profundamente a los ojos, me sonroja cada vez que hace eso, con su mano derecha me agarra de la cintura y se me acerca. Me quedo sin palabras, no se que hacer, mientras él acaricia suavemente mi mejilla con su otra mano y yo, inmóvil, petrificada sin saber qué hacer. Sentía como acercaba su cuerpo al mío, lenta pero firmemente, su mano apoyada en mi cadera, casi acariciando mi trasero con los dedos.

En eso, suena una bulla dentro de la casa, era la dueña de la casa quejándose de quién sabe qué. Lamentablemente, ese ruido me hace reaccionar y corta el momento que estaba sucediendo. Viendo mi rostro ruborizado y tímido, acerca sus labios a mi oído para susurrarme la última orden del día: Descansar bien ya que mañana me quiere ver en su casa por la tarde, a las tres y exige que sea puntual.

En ese momento odie con todo mi ser a la abuela esa. Me quiero morir, estaba frente a él como nunca antes. Ahora solo me queda esperar hasta mañana, estaremos en su departamento. ¿Será que tendré mi primera cita con mi dominante? No se que me pondré para ese día, pero ahora solo quiero dormir, así como me lo ordenó él, estoy cansada por el trabajo.

Derecho de piso: Diario de una sumisa [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora