Tontojoong

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Una vez más, Yunho se encontraba despierto a las cuatro de la mañana. Exactamente eran las cuatro y cuarenta y siete de la mañana. En aquella ocasión no era el hambre lo que le había despertado, sino su compañero de piso que por algún motivo estaba haciendo demasiado ruido en el baño. Era normal, Hongjoong no dormía nunca por las noches y que estuviera tan activo a esas horas era completamente normal. Pero Yunho tenía sueño y escuchar a Hongjoong dar vueltas por el apartamento, abriendo y cerrando el grifo del agua le estaba irritando de más. ¿Qué diablos estaba haciendo? Yunho se tumbó de lado y se tapó con la almohada la cabeza, para ver si así conseguía silenciar los ruidos de fuera. Sin embargo, Yunho ya estaba demasiado espabilado para dormirse otra vez. Frustrado, lanzó lejos su almohada y soltó un ruido ahogado desde la garganta. Hongjoong era genial y eso, pero a veces era peor que un grano en el trasero. Vivir con un tío raro que dormía solo cuando ya no podía más, que se pintaba las uñas a cualquier hora y que robaba camisetas de su armario cuando necesitaba algo para ponerse encima y no mancharse de pintura estaba pasando factura a Yunho. Se levantó de su cama y salió de su cuarto, dispuesto a regañar a Hongjoong por hacer tanto ruido a esas horas. A Yunho le sorprendía que su vecino, Seonghwa, aún no les hubiera denunciado por ruidos a altas horas de la noche. Seonghwa era un santo, Yunho tendría que regalarle algo por navidad o en su cumpleaños. Un regalo con una nota que dijera algo como gracias por aguantarme a mí y a mi compañero de piso aunque nos pasemos el día haciendo ruido y sin querer hayamos roto una de las macetas de tus plantas. Lo siento.

Yunho encontró a Hongjoong en el baño que compartían, sin camiseta y con la cabeza dentro de la ducha. No era la primera vez que Yunho vivía aquella escena, con la cabeza de Hongjoong chorreando agua de colores y manchas de tinte tiñendo el suelo de la ducha. Porque al parecer, para Hongjoong, las cuatro y pico de la mañana era la hora perfecta para teñirse el pelo. Hongjoong llevaba cerca de una semana con un rubio tan claro que parecía blanco y Yunho pensó que era el color que deseaba, al ver que habían pasado varios días y no se había cambiado de color. Pero estaba equivocado, pues ahí estaba Hongjoong, con el cabello de un rosa muy suave. Le sentaba bien, Yunho debía admitirlo. Aunque, si lo pensaba bien, ¿qué no le quedaba bien a Hongjoong? Su compañero de piso podía llevar cualquier estilo y verse bien, Yunho lo sabía. Era esa aura de confianza en sí mismo que Hongjoong se cargaba que era suficiente para hacer creer a cualquiera que acababa de salir de una pasarela de moda llevando un saco de patatas y unas chanclas. (Bueno, a lo mejor no un saco de patatas, pero se entendía el punto. Yunho estaba muy cansado para pensar bien sus ejemplos).

ㅡTe voy a poner todos los tintes en los estantes donde no llegas, Kim Hongjoong.

ㅡ¡Yunho! ¿Qué haces despierto? Son casi las cinco.

ㅡEstoy despierto por tu culpa, tonto. Estás haciendo mucho ruido.

ㅡOh, perdón. Vete a dormir, ya no haré más ruido.

Yunho cogió la toalla que Hongjoong usaba cuando se teñía y le revolvió el cabello con ella, porque el agua rosa no dejaba de chorrearle por la cara y estaba mojando todo el suelo. Hongjoong se quedó muy quietecito mientras Yunho le secaba el pelo y Yunho aprovechó que Hongjoong tenía la cabeza agachada para mirar el tatuaje en el hombro de su compañero de piso. A Hongjoong le gustaban los tatuajes y tenía más de los que Yunho podía contar, era como si cada mes aparecía un nuevo dibujo en la piel de Hongjoong. Yunho se preguntaba si tendría que esperar a una de esas noches en las que se emborrachaban viendo películas de los ochenta para que Hongjoong le contara la historia de las flores que habían florecido en su hombro de un día para otro.

ㅡMe sorprende que aún no te hayas quedado calvo.

ㅡLlevo tiñéndome el pelo desde que tengo doce años, Yunho. Creo que sé lo que estoy haciendo.

ㅡPor supuesto, Hongjoong ㅡYunho suspiró y dejó la toalla alrededor del cuello del más bajitoㅡ. Te queda bien el rosa. Ahora eres como un pétalo de cerezo.

ㅡGenial, porque iba justo en busca de ese estilo. Sakurajoong.

Yunho rió un poco y apretó la naricilla de Hongjoong entre su índice y pulgar.

Tontojoong.

ㅡ¡Ah, más respeto, soy mayor que tú!

ㅡNo eres ni medio año mayor que yo.

ㅡMás que suficiente tiempo para que me trates con más respeto, Jeong.

Yunho negó con la cabeza y sonrió. Hongjoong era tan bobo. Yunho iba a salir del baño, notando que sus servicios de secador personal de cabello ya no eran más necesitados, pero Hongjoong lo agarró del brazo y lo miró con una expresión casi diabólica. Yunho, que lo conocía bien, trató de soltarse y huir a su cuarto, sin embargo, Hongjoong era más fuerte de lo que aparentaba y no le dejó escapar.

ㅡYunho, mi mejor amigo del alma.

ㅡHongjoong, no.

ㅡYunho, el único hombre con el que confiaría mi vida entera y la de mi primogénito nonato ㅡHongjoong puso la toalla alrededor del cuello de Yunho y tiró de él para quedar a la misma alturaㅡ. Yunho, Yunho...

ㅡ¡Hongjoong, no!

ㅡ¡Hongjoong sí, hay que hacer algo con esas raíces!

Y así fue como Yunho acabó a las cinco de la mañana, sentado entre las piernas de Hongjoong con decolorante en las raíces y un bol de cereales en las manos (porque si ya iba a sufrir con el decolorante, al menos iba a desayunar para ahogar sus penas). Las cosas que hacía por su raro compañero de piso... Yunho tenía que aprender a decir que no. O a huir más rápido.

😌😌

Get yourself a roommate que te destiña las raíces a las cinco de la mañana

Door 1117 {ATEEZ}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora