Samantha
Alexander me tenía apresada las manos en unas esposas, mientras me agarraba del brazo que aún estaba recuperándose, no me soltaba y me estaba arrastrando afuera de la finca. Intenté patalear, gritar y forcejear, pero mantenía mi boca sellada con un trapo que había encontrado sobre la mesa.
Seguía caminando conmigo mientras miraba hacia atrás.
—Cariño, ésto es por nuestro futuro. —me hablaba y yo solo podía pensar en cómo podría largarme de aquí.
—Te quiero y no dejaré que me quité lo mío, tú Samantha, dueña de mi corazón.Me daban ganas de partirle la boca a puñetazos para que no volviera a decir mas gilipolleces.
Entramos en el gran campo que albergaba tras la finca, no había ninguna casa y estábamos bastante alejados del evento, sólo podía visualizar en la oscuridad los árboles de frutos que habían a nuestro alrededor.
—Conseguiré unos boletos de avión y nos mudaremos lejos de todos, viviendo nuestro amor.
Le rodeé con los brazos el cuello, trayendolo a mí para apretar fuertemente las esposas en su nuca, el hierro hacia presión y aproveché para empujarlo contra un árbol buscando darle en la cabeza, pero rápidamente su mano paso a mi cuello y me tiro al suelo.
Estaba encima de mí apretándome la garganta bloqueando el aire que me pasaba y con todas mis fuerzas lo intente golpear en la entrepierna, pero reaccionó rápido, poniendo el muslo dándole el rodillazo en el sitio equivocado.
Seguía apretando y sentía que perdía fuerzas pero me negaba a dejar que este hijo de puta me matará, con las esposas intenté golpearle en la cabeza, pero quitó las manos de mi garganta llevándose la mano a mís brazos dejándolos arriba mientras sostenía mis piernas con sus pies. Estaba inmóvil.
Con su otra mano me quitó el trapo y se acercó a besarme haciendo que le morderia el labio hasta romperselo, dejando que me salpicara la sangre en la cara.
—Puta de mierda.
—Alejaté de mí maldito cabrón.
—¡¿Qué no entiendes de que tú vida te pertenece a mí?! A tu único hombre, me has amado a mí, me has querido a mí, aunque ahora actúes cómo una puta —volteé la cara cuando intentó volver a mis labios recibiendo una palmada. —Entiende que me amas y ya.
—No te amo hijo de puta, te odio, llevó odiandote desde aquel día con Agatha, o con Carly, o con todas las putas que te follabas y luego me decías que era culpa mía por no ser tan sumisa.
—¡Eso no es verdad!
—Lo es, como también es que nunca te he amado, con suerte me has atraído, lo demás fue asco y repulsión, eso me provocas.
—¡¿Y a quién es que amas pedazo de puta?! —me volvió a agarrar del cuello apretando con todas sus fuerzas.
Mis párpados pesaban, ya no tenía fuerza y sentía que me iba, sentía que me desvanecía, a lo lejos podía escuchar voces, pero no sabía diferenciarlas de la realidad, mi cabeza repetía recuerdos y estaba tan liviana que no quería despertar.
Nathaniel
Lo agarré de la nuca levantándolo para luego plasmar su cabeza contra el árbol, dejando que su sangre brotará en el suelo.
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Amar hasta quemar
Romance~"Á𝔪𝔞𝔪𝔢 𝔥𝔞𝔰𝔱𝔞 𝔮𝔲𝔢𝔪𝔞𝔯𝔫𝔬𝔰 𝔢𝔫 𝔢𝔩 𝔦𝔫𝔣𝔦𝔢𝔯𝔫𝔬". Los polos opuestos se atraen, pero los que arden y juegan en el mismo nivel se desean hasta permaneciendo en el infierno. ¿Quién dice que los que son de la misma astilla no combi...