CAPÍTULO 6

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Samantha

Salí con Julieth a hacer ejercicio, ya que me gustaba mantener en forma mi cuerpo.

Después de recorrer la ciudad entera y volver, nos sentamos a tomar agua en un banco y descansar un rato.

—Como no baje un par de kilos lo dejo —dije asfixiada.

—¿En un solo día? Así no funciona.

—¿Y si nos apuntamos al gimnasio?

—¿Estás segura?

—Vale, ni de coña.

—Sigamos —se preparó.

—¿Y el descanso? Aún estoy sin aire.

—Venga, ya has descansado un rato.

—Ve tú primero.

—Vale —cogió la botella y me tiró el agua fría encima

—¡Serás hija de put−! —salí disparada detrás de ella.

Estaba empapada, no la conseguía alcanzar, pero seguí corriendo hasta resbalarme y caer encima de alguien.

—¡Auch! —me quejé adolorida.

—¡¿Tú?! —dije levantándome un poco viendo el rostro del imbécil que me miraba mientras estaba en sus brazos.

—Ya sé que te gusto, no hacía falta que te tires encima de mí.

Me aparté del agarre de sus brazos, mirándole enfurecida.

—¡Imbécil! Deja ya de acosarme...

—¿Acosarte? —dijo en un tono divertido—. Más quisieras.

—¿Y qué coño haces aquí?

—¿Andar en la calle? Ve a un psiquiatra si tanto lo necesitas.

—No me llames loca —le golpeé en el pecho.

—Pues no estés delirando, he quedado con alguien y ya.

—Ok —le respondí seca.

—Nathan... —dijo una voz femenina.

—Me largo —me di la vuelta.

—No, espera —intentó cogerme del brazo, pero no le dejé y me largué.

Vi a Julieth acercarse a mí.

—Pensaba que os comeríais la boca.

—Pues no, así que vámonos.

—¿Qué ha ocurrido?

No sé por qué me daba tanta rabia lo que el imbécil de Nathaniel dijo, se debe de obsesionar de mí, no de otra. ¿Quién será esa perra?

—Nada, no me encuentro bien.

—De acuerdo, pues te llevaré a casa.

Nathaniel

—Te dejo solo 5 segundos y ya estas con otra zorra.

—¿Qué haces aquí?

—Mi amorcito, no me seas así.

—He quedado con Logan ¿Tú que pintas aquí?

—Logan está en su casa, hablaste conmigo.

—Estás demente.

—Mi amorcito, lo hice porque como ves solo estás con putas y no conmigo.

—Ni amorcito ni mierdas, tú y yo terminamos —me alejé de ella—. Ni siquiera hay un "tú y yo".

Amar hasta quemarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora