"Capítulo 43: él habla enserio."

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El busco apresurado a su amigo por toda la casa, como si fuera a buscar el tesoro mas preciado, resbalando por los pasillos de la enorme casa, abrió la puerta de la habitación, ¡no estaba!

—Vegeta...— murmuró al teletransportarse a donde estaba Bulma, la búsqueda comenzó.

Estaban muy nerviosos, Gokú temió lo peor, no estaba con Whis, ni en casa de Piccolo, (ellos se habían vuelto buenos amigos, de vez en cuando se reunían y platicaban) Bulma lo buscó como loca en los lugares que ambos habían visitado, Vegeta solía ir a pensar a veces.

Pero nada...

Gokú no aguanto más, llegó a la casa de se ser que un día le había presumido con descaro que le había quitado a Vegeta, tocó la puerta con desesperación, pero al notar que nadie abría, no quedó más que abrir por su cuenta de una patada, él contrario al ver la puerta partirse en pedazos, no pudo evitar estrellar la taza de té en sus manos, miro al culpable —¡repugnante saiyajin!— exclamó al ignorar su mano sangrando, se acercó y lo tomo del cuello, pero Gokú fue más rápido y lo tomo de el llamativo traje en colores oscuros, haciendo que abriera los ojos ante el repentino acto.

—¡Habla, Black!— dijo al alejarlo y apegarlo a la pared de un golpe, Black lo miró aún sin saber motivos —¡¿dónde tienes a Vegeta, maldito demonio!?

Eso desconcertó a el Dios, se acomodó, palmeo su ropa en un suave movimiento, retirando el polvorín que había caído de el techo, suspiró, después lo miró —no tengo.. la más mínima idea de donde está, hace bastante que deje de concurrir con Vegeta, ¿qué te hace pensar que tengo más que ver con ese mortal?

Gokú quedó aún más confundido, miró a otro lado, algo entristecido —Vegeta lleva desaparecido hace una semana.. no siento su ki... — eso si que acogonó a Black, su mandíbula tembló, su respiración se agitó —no sé dónde ésta...

Black empezó a imaginar lo peor, “el tiempo... perder algo... perder el tiempo” él miró a Gokú, —¿estás seguro?... — en su mente sólo sonaba un "que sea mentira"...

—¡Pero claro! Ya lo busqué por todos lugares, cada rincón del mundo...— Gokú retrocedió, hasta salir —traeré a alguien que.. arreglé su puerta... — murmuró al salir de ahí, un silencio perturbador se hizo en la habitación, se quedó ahí.

Su vida se fue en un segundo, se apegó a la pared, hasta deslizarse sin poder creer, Vegeta no estaba... Un gemido de dolor escapó de su garganta, empezó a retorcerse en el suelo, golpeó el suelo de madera con rabia, hasta hacer temblar todo a su alrededor, los gritos que se escapaban de su garganta dejaban mucho que desear.

Al pasar los minutos se quedó en una posición fetal, pensando en las mil millones de cosas que amaba de Vegeta, y se levantó inmediatamente al sentir el ki de Zamasu, camino a el baño y se lavó la cara, las lágrimas y las manos con sangre tras el romper la taza, la puerta de el baño se abrió, el miró por el espejo a el Dios detrás.

—Miraté... que asco me das— dijo al ver su rostro, pero notó aquello por primera vez, la belleza de rostro frente sus ojos, muertos, las ojeras bajo sus párpados, el rojo de sus ojos, sus labios secos y un color rojizo en sus mejillas.

—¿tienes algo qué ver con Vegeta?— escupió al dejar rodar las últimas lágrimas que le quedaban, Zamasu frunció el ceño, una minisonrisa se le escapó, un golpe, el vidrio de el espejo rotó, un empujón y a un falso saiyajin caminando fuera, Zamasu apreció frente él, chocando su pecho pero bien firme.

—Ese saiyajin no me interesa en absoluto, deberías despreocuparte sí le hice algo o no, tengo claro que lo amas.— Dijo con dificultad el tipo de cabellos claros, Black miró a otro lado.

—Me siento miserable... no es muy bueno sentirme así.. soy un Dios, se mi posición... pero supongo jamás logres sentir lo que yo siento ahora, Zamasu— eso lo tomo por sorpresa, afinó su porté.

—Lo que sientes siempre va a ser considerado una tontería, que no se te olvide que eres un Dios.

—Tengo derecho a enamorarme y vivir feliz, nunca voy a dejar que tú arruines eso— escupió al verlo —estoy harto, harto de ti y que me estés recordando lo miserable que puedo llegar a ser, y si lo disculpas, como dicen los mortales, puedes irte —se quitó el arete pótara y lo lanzó a los pies de el Dios de piel verdosa —a el carajo. —Y se teletransporto para alejarse de ahí.

Se sentía extraño, jamás se había revelado de esa manera, pero se sentía mejor, era un peso menos, llego hasta el templó, los presentes se pusieron en posición de combate, Black suspiró —,¿que hace aquí el demonio?— cuestionó Krillin.

—Vengo a ayudar para la búsqueda de Vegeta.. —murmuró al ver el majestuoso palacio, todos muy sorprendidos bajaron la guardia.

—¡pero!— una mano interrumpió a Gohan, que miró a la persona que lo retenía —, se-señor Piccolo...

—Él habla enserio... mucho... lo puedo ver en sus ojos y cara demacrada— Black lo miró, Piccolo soltó una sonrisa de lado, el falso saiyajin soltó un suspiro al aire.

Todo empezó.

"¿Me amas?" ||GokuVegeBlack|| EN EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora