𝐴𝑚𝑖𝑠𝑡𝑎𝑑 𝑅𝑜𝑡𝑎🌙 [C̲̲̅̅O̲̲̅̅M̲̲̅̅P̲̲̅̅L̲̲̅̅E̲̲̅̅T̲̲̅̅O̲̲̅̅]

CAPÍTULO 13:

SERENA :

Llevaba ya dos días, casi prácticamente encerrada en mi habitación, desde aquel día en que la verdad se descubrió. Había pasado lo que tanto, en un principio había temido. Mi única mejor amiga, ahora me odiaba por haberme metido con su padre, y había roto una linda amistad de más de diez años, solo por una locura. Una locura de amor irracional, con la cual había jugado valientemente, cuando sabía que nunca sería correspondida como se debe. ¿Cómo fui tan estúpida, al haber caído tan bajo en todo esto? ¡La respuesta era fácil! Mi corazón enamorado, e ilusionado de una persona casi inalcanzable para mí, fue el que que me motivó a hacerlo. Aunque él no habría querido que Darien supiera de mis sentimientos, y menos prestándome simplemente a ser su amante, pero mi cerebro se encaprichó, y en conjunto con mi cuerpo, le hicieron una jugada chueca a mi corazón, mandándolo de paseo, para hacer lo que ellos querían, sin consultar con su opinión.

Yo solo soy aquí el títere, que fue manejado por obra de estos cretinos, que no vieron que yo y mi corazón, solo sufriríamos, como bien ahora lo estamos haciendo. No sabía que hacer ahora. Sabía que no podía vivir encerrada en mi habitación por mucho tiempo, tratando de esconderme de la realidad que se que debo de enfrentar. Mamá me ha visto mal, pero me dado tiempo, para que yo por mi propia cuenta decida contarle lo que me pasa, pero aún no me he animado. Pues sé que debo contarle todo, para que pueda entenderme. Pero no sé cómo hacerlo. Sé que respeta mis decisiones, que aceptaría, aunque no le agradara del todo, si algún día le llegó a hablar de algún novio. Tal como lo hizo cuando le hablé en cortas palabras de Diamante, y le dije que no era demasiado serio lo nuestro. Pero en realidad no sé cómo reaccionaria cuando le diga que he estado saliendo con alguien más, aparte de mi supuesto novio. Y no solo eso, sino que con quién salgo, es mayor que yo, tanto que podría ser mi padre. Y que eso no es lo peor, si no que además de ser un hombre mayor que yo, ella lo conoce, pues éste es el padre de la que ha sido mi mejor amiga, desde la niñez. O al menos la que fue mi amiga, hasta hace unos días. Es demasiado complicado hablar de ello. Pero como dije; sé que tarde o temprano, tendré que hacerlo.

Hoy un nuevo inicio de semana ha comenzado. No quisiera ir, y menos porque lo más seguro es que me tope a Mina, pero sé que no puedo faltar a clases. Éste es mi último semestre, antes de la graduación, y no puedo comenzar mal. Así que suspiro, y a pesar que mi apariencia llorosa es horrible, y las ojeras más negras y horrendas adornan mi rostro, debo alistarme e ir a la escuela.

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Mamá me ha preparado el desayuno, y aunque está frente a mi, callada, sin decir aún nada, puedo notar en sus ojos, la curiosidad que tiene por preguntarme que es lo que me pasa. Han sido dos días, osea, todo el fin de semana, que yo no he salido de mi cuarto, a veces ni siquiera para comer. Así que ahora, que me tiene de frente, y con esta horrible apariencia, está más intrigada que antes, por saber algo de lo que me sucede. Termino el pan tostado con mermelada que me dió de desayuno. Doy un último trago de leche, hasta vaciar el vaso, y recojo mis platos, llevándolos a el fregadero. Me giro, la miro nuevamente, suspiro, tomo mi mochila y voy hasta ella, y acariciando su mejilla y dejando un beso en sus cabellos, susurro.

—Si no tienes nada que hacer, me gustaría charlar contigo más tarde, de algo importante. ¿Si? —ella no duda. Asiente. Me sonríe de lado, y sujeta mi mano que aún acaricia su mejilla, y me besa los nudillos.

—¡Claro, hija! Sabes que cuando tú estés lista, aquí estaré para ti.

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Cuarenta minutos más tarde, luego de haber hecho un viaje en autobús, me dirijo solo mirando al frente, queriendo pasar desapercibida, hasta llegar directamente a mi salón. Pero no lo consigo. Pues a medio pasillo, me topo con Malachite, el chico por el que ahora Mina se desvive, y me saluda como normalmente lo hace. Con un gritito efusivo y la palma de su mano arriba, esperando a que yo choque la mía con la de él.