CAPITULO 37:

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SERENA:

Estaba agotada, y eso que el día aún no había acabado. Todo lo contrario. Apenas estaba por comenzar lo bueno. Estaba ansiosa, a la vez que sentía que casi me daba un ataque de nervios, y eso que no era yo, la que estaba por casarse. Hoy por la tarde-noche se llevaría a cabo la boda de Rei. Y desde muy temprano había comenzado el caos en casa. No dejaba de preguntarme, ¿Porqué éramos, o las cosas eran tan complicadas para las mujeres? Los hombres solo era cuestión de esperar la hora adecuada, darse una ducha, ponerse un traje y arreglarse el cabello. Tres sencillos pasos para poder estar listos, así fuera la ceremonia más elegante a la que debían acudir. Las mujeres no. Las mujeres en cambio debíamos ducharnos a conciencia desde como cinco o siete horas antes, dentro de la misma ducha depilarnos a conciencia. Después irnos al salón de belleza donde duraríamos más de dos horas entre que nos hacían el retoque de maquillaje y esperando a que hicieran el peinado perfecto. Para finalizar —si se podía— dándonos una ducha rápida antes de ponernos los accesorios y los vestidos con cuidado, para no lograr estropearlos. Si, nos complicábamos la vida, tratando de vernos espectaculares. Pero si te iban a mirar sin habla, con ojos brillantes llenos de amor y pasión a la vez, valía mil veces el tiempo, la paciencia y el esfuerzo, con tal de ver ese resultado.

—Estás preciosa, mi amor —sonreí y abracé a mi guapo acompañante por el cuello, antes de darle un casto beso. Pues estaba tan apuesto, que no quería manchar demasiado sus labios de el labial que yo llevaba puesto.

—Gracias. Me alegro que te guste. Me hace saber que valió la pena las horas que pasé esmerándome por este resultado —me sonrió y me sujetó por la cintura.

—Por supuesto que valió cada maldito segundo. Aunque tú ya eres preciosa sin hacerte tanto —le sonreí. Por supuesto que él no se quedaba atrás. Se miraba irresistiblemente guapo. Elegante en todo su esplendor. Me robaba el aliento, los suspiros. Vestía un traje negro, camisa blanca, y corbata en combinación con mi vestido rosa pálido. Tomé entre mis dedos la bonita corbata rosada, y dejé ver una amplia sonrisa, cuando comencé a recordar el día en que le dije a Darien, sobre el color de mi vestido. Pues no había estado tan convencido con la idea de llevar una corbata de ese color. Más sin en cambio hoy, se miraba que no le molestaba. Y como queriendo confirmar mis pensamientos, murmuró.
—He notado que se me ve bastante bien el color, a pesar de no ser de mis favoritos —solté una risita. Luego miré sus ojos. Si, tenía razón. La maldita corbata solo hacía más presencia y elegancia a la combinación con sus bellos ojos.

—¿Que tal el viaje? —pregunté de pronto incómoda, tratando de ocultar el deseo inesperado que sentí por él. Deseo que no disminuye, solo aumenta. Tanto que me ha hecho idear estrategias para lograr convencerlo y seducirlo, tal como alguna vez atrevidamente lo hice, para deshacerme de esas infinitas ansias que siento por él. Se encogió de hombros.

—Tranquilo. Me sirvió de distracción —asentí. —¿Cómo van ustedes? Falta media hora. ¿Ya están listas? —volví a asentir.

—Si, ya estamos listas. Creo que hasta papá lo está. Nos iremos con papá en el auto. Rei irá en el auto de alquiler.

—¿Y si ya estás lista, y no les hace falta nada más, porqué mejor no nos vamos ya? —acepté.

—Me parece bien. Le iré a decir a papá... —apenas lo mencioné, e hizo su aparición, mientras terminaba de abrochar los puños de su camisa.

—¿Decirme qué, hija? —me acerqué a él, para ayudarlo.

—Que nos iremos adelantando, papá. Los veremos allá —papá miró a Darien.

—Nada de trucos, ni desviaciones. Directo al evento, okey —mi guapo novio, soltó una carcajada, pero terminó asintiendo a la amenaza bromista de mi padre. Miró su reloj de pulso. —Es cierto. Ya debemos irnos o llegaremos tarde. ¿Sabes si tú hermana ya está lista? —terminé de ayudarlo, e igual que papá, apenas la habían mencionado, ella bajó con cuidado y sujetándose con una mano de el pasamanos de las escaleras, y con la otra levantándose el pomposo vestido, haciendo su entrada tal como lo haría una princesa. Y al verla así vestida, no pude evitar pensar si algún día lograría casarme con un hermoso vestido igual que ella.

𝐴𝑚𝑖𝑠𝑡𝑎𝑑 𝑅𝑜𝑡𝑎🌙 [C̲̲̅̅O̲̲̅̅M̲̲̅̅P̲̲̅̅L̲̲̅̅E̲̲̅̅T̲̲̅̅O̲̲̅̅]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora