CAPÍTULO 4 :

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SERENA :

Yo era un mar de sensaciones. Por un lado estaba la incredulidad y la furia, y por otro, el enamoramiento y la fascinación por volver a verlo. Y por otro lado muy distinto a los anteriores, estaban la rabia y los celos. La incredulidad, por aún no creer que el haya estado precisamente ahí, y por aún no creer que en este momento, y además en contra de mi voluntad, yo fuera en su coche, en donde su loción me embriagaba más de lo que me gustaría. Furia, por haber decidido el por mi, y por haberme sacado de ahí, como si fuera mi padre. El enamoramiento y la fascinación, porque aunque trataba de negarlo, ya lo extrañaba demasiado. Y ahora con esa barba ligera adornando su rostro que siempre había visto tan limpio e inmaculado, me hace casi babear por el. Pero son la rabia y los celos, los sentimientos que más predominan en mi en este momento. Al fin conocí en persona, a la bruja con la que me había confundido aquella noche. Era guapa, no voy a negarlo, y fácil me llevaba a mi de bajada con su voluptuoso cuerpo y su inconfundible belleza, y no hay que ser adivinos para saber que era lo que ambos hacían, o mejor dicho, planeaban hacer en ese lugar.

Era el colmo del cinismo, que todavía, además de irme a restregar a la cara a esa mujerzuela con quién me confundió, y que se lo comía cuando quisiera, todavía se la diera de supuesto héroe y me impidiera tener lo que yo tanto necesitaba, y por lo que tanto me había decidido a hacer. El iba manejando en silencio, y yo venía igual, en silencio, cruzada de brazos, mirando al lado de la ventana, para evitar verlo. Estábamos no muy lejos de casa. Ahora bien, ya más sobria, distinguía mejor el camino por donde andábamos. No sabía realmente que hacer, o como sentirme ante esta humillación que me hizo Darien. No solo me sacó de un motel, sin mi consentimiento, si no que además lastimó a Seiya, y estoy seguro, que la poca relación que teníamos, con esto que acababa de pasar, se iba a terminar. Estaba tan ida en mis pensamientos, que de pronto Darien, con su sensual y profunda voz, me sacó de ellos.

—Serena ¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes? —lo ignoré, y el suspiró  —Se que estás muy molesta conmigo, pero créeme que fue lo mejor. —al oírlo decir eso, ya no pude resistir, y lo encaré.

—¿Lo mejor? ¿Quien opina eso? ¿Usted? —el asintió.

—Si, Serena. ¡Mírate nada más! ¡Estás ebria! Y te recuerdo que aún eres menor de edad para que andes en esos sitios. —resoplé y rodé los ojos al mismo tiempo.

—¡Por favor! Estoy a poco, de celebrar mi cumpleaños, si no es que ya lo es. Usted lo sabe. Además usted no es nadie para privarme de nada.

—Te quiero mucho, Serena. Cómo a mi segunda hija. Simplemente no soporté la idea de saberte ahí. Mi deber como padre me aconsejó que te llevara a casa, con tu madre, en donde debes ahora estar, y no en un sitio tan deplorable como este.  —reí sin gracia.

—Tan deplorable, que ibas a encamarte con tu cita en turno, ¿No es así? —respondí furiosa.

—Serena...hay diferencias. Yo ya soy un hombre adulto... —lo interrumpí.

—Yo igual señor Chiba. Y me ha echado a perder la noche. —me desconocía al hablar tan furiosa y de aquella manera tan clara y decidida, pero estaba muy cabreada. Giré de nuevo para mirar a la ventana de mi lado, y el suspiró.

—Tal vez ahora no entiendas que lo hice solo por tu bien, y lo entiendo. Estás ebria. Dices y haces incuerencias....

¡Alto! En mi ligero estado alcoholizado me acababa de dar cuenta de una cosa. ¿Él creía que yo aún estaba ebria? ¡Que tonto y despistado era! No se había dado cuenta que desde que lo ví, prácticamente ya estaba sobria. Abrí la boca. Iba a aclararle que ya no estaba ebria, cuando de pronto una idea loca cruzó mi mente. Se suponía que las personas ebrias hacían y decían cosas reales, pero sin sentido, ¿No es así? Cómo dice la vieja frase "los borrachos y los niños, son los únicos en decir siempre la verdad". ¿Que tal, si usaba esto a mi favor, aparentando seguir ebria, y hablaba con sinceridad de lo que quería, sin que él lo supiera? Sería una buena manera de no sentirme tímida de hablar con él, de algo así. Pues sentía que el alcohol que aún llevaba en las venas, era el que me daba el valor para contestarle tan molesta y bruscamente. Así que si ya que estaba haciendo mi papel de ebria molesta, reclamando, también podría ser la chica sincera, que le dice al gran hombre de su vida, que además está prohibido, lo que quiere y desea. Mordí mi labio. No era muy buena para mentir, pero deseaba hacer la nueva locura que tenía en mente. Así que tomé aire y valor, me giré de nuevo para verlo, y traté de seguir interpretando el papel de aquella niña caprichosa y además ebria.

𝐴𝑚𝑖𝑠𝑡𝑎𝑑 𝑅𝑜𝑡𝑎🌙 [C̲̲̅̅O̲̲̅̅M̲̲̅̅P̲̲̅̅L̲̲̅̅E̲̲̅̅T̲̲̅̅O̲̲̅̅]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora