CAPÍTULO 9 :

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DARIEN :

***Una semana después***

—Observa lo bien que tú y yo nos vemos, juntos. Esto es un material de calidad. —susurré a Serena, estando en aquella habitación, mirando el primer y único video privado de nosotros, que habíamos grabado hace unos días, en un momento de loquera. Lo habíamos comenzado a ver después de haber tenido sexo, pues aunque hubiéramos querido verlo primero, estando solos en este lugar, no soportamos, y ya no pudimos más con la ansiedad que sentíamos, después de no vernos y no estar juntos en una semana. Pero a pesar de que acababa de tenerla, mi miembro ya estaba listo para una nueva ronda, y más al ver aquellas imágenes tan ardientes, entre los dos. Había sido una locura que de los dos había surgido, aquella noche que hablamos sobre cómo quisiéramos tener un recuerdo de lo que hacíamos, y pensamos en ello. Nunca había hecho algo igual, y ella menos, pero me había parecido una idea excitante, que ahora que lo veo, se que bien valió la pena.

—Papi, te deseo... —susurró de repente, Serena, y yo sonreí. Estábamos recostados, ella entre mis piernas, a lo que al escucharla, dejé su móvil con nuestro video, a un lado, y comencé a darle parte de lo que quería. Comencé
a amasar y a acariciar sus senos, a lo que su respuesta fue echarse hacia atrás contra mi cuerpo, recargando su cabeza en mi pecho. —¡Si! Así Papi. —puse más empeño y estiré sus delicados y bonitos pezones rosados hasta dejarlos duros y puntiagudos.

Encaminé una de mis manos por su cuerpo, hasta que llegué a su centro de placer, y comencé a jugar con su clítoris. Ella se retorcía entre mis brazos, y mi dura erección se clavaba cada vez más en su espalda baja. Estaba deseoso por de nuevo poseerla, pero antes quería lograr que se corriera. Así que puse más empeño en lo que hacía, y no me detuve hasta que la sentí estremecerse ante ese glorioso orgasmo. Con su cuerpo lánguido, perdido en aquella peligrosa nube de placer, salí de detrás de ella, la hice recostarse en la cama, y me coloqué entre sus piernas. Tomé un nuevo preservativo, y sin preámbulos, pues lo que más quería era enterrarme en ella, me clavé en ella hasta el fondo. De inmediato se sujetó de mis hombros y comenzó a clavar sus uñas en mi piel. Sus gemidos placenteros me encantaban. Me llenaban de vida. Me gustaba ver su respuesta ante mis embestidas.

Y aún a pesar de que la imagen que tenía ante mi, de una chica ruborizada y de cabello desordenado sobre la almohada, era única y muy candente, yo quería más. Así que salí de ella, y ella de inmediato se quejó, logrando sacarme una sonrisa. La giré, colocándola boca abajo. Levanté su bonito trasero, y con mi pulgar tomé parte de los jugos de su excitación, y acaricié aquel lugar que aún no había sido tocado por nadie. La sentí tensarse, pero antes de que dijera algo, coloqué mi boca en su sexo y comencé a dar pequeñas lamidas y mordiscos, saboreando aquella deliciosa escencia de ella. Se retorció, y gimió con la cara pegada al colchón. Quería casi hacerle perder la razón para que no tuviera oportunidad de negarse o tensarse para lo que tenía planeado hacer a continuación. Mientras seguía lamiendo hasta su bonito culo, con mi dedo pulgar, fui infringiendo presión poco a poco, intentando hacer que éste se abriera de a poco. Ella jadeó al sentir como había metido uno de mis dedos en su ano, pero no la dejé concentrarse en el dolor pues aún la seguí lamiendo.

Cuando sentí que ya había dado una suficiente dilatación a ese bonito orificio de su cuerpo, después de darle un último pequeño mordisco en su sexo, me enderecé, tomé mi erección, y coloqué la punta en ese bonito lugar que estaba a nada de ser mío. Gracias a mis lamidas y a sus fluidos excesivos, éste resbalaba con mayor facilidad, así que no me fue difícil, y poco a poco, muy despacio tratando de no lastimarla, me fui hundiendo en ella, hasta que logré meterla por completo. Ella lloriqueó, y se tensó por un momento, pero no se apartó y esperó y obedeció paciente a mis indicaciones. Aunque me sentía impaciente le di su tiempo, a que su cuerpo se acostumbrara a la intromisión. Pero fue poco lo que tuve que esperar, cuando sentí como ella, después de un jadeo y un pequeño gemido, comenzó a elevar y mover de a poco sus caderas, restregándose más a mi.

𝐴𝑚𝑖𝑠𝑡𝑎𝑑 𝑅𝑜𝑡𝑎🌙 [C̲̲̅̅O̲̲̅̅M̲̲̅̅P̲̲̅̅L̲̲̅̅E̲̲̅̅T̲̲̅̅O̲̲̅̅]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora