CAPÍTULO 5 :

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SERENA :

Decir que estaba nerviosa, era poco a como en verdad me sentía. No me había acobardado, eso si lo tenía muy en claro. Quería esto. Quería estar aún en este lugar. Simplemente no sabía como iba a sentirme en ese momento. Tenía muchas curiosidades y preguntas. ¿Que haría? ¿Cómo actuaría? ¿Lo haría todo el, o solo sería yo? Miles de preguntas como esas, embargaban mi cabeza. Y es que no solo tenía dudas de lo que pasaría, sino que de pronto, la confianza y seguridad que había tenido anteriormente a causa de los residuos del alcohol, ahora se había esfumado para dejar de nuevo a la Serena asustadiza, y con poco amor a si misma. Mi tonta inseguridad estaba a flor de piel. No dejaba de preguntarme, si acaso a Darien le gustaría mi cuerpo. Éste carecía de muchas cosas a comparación de la chica de buen cuerpo que ví y que dejamos plantada en aquel motel. Me sentía simple e inferior a su lado. No había pensado en mí apariencia, pero ya estaba aquí. No había vuelta atrás. Sentía que no podía ni ver a Darien de nuevo a la cara. Ya habíamos llegado a la habitación que se supone, usaríamos esta noche, pero aquí estaba yo, toda nerviosa, con la cabeza agachada. Podía sentir la mirada de Darien sobre mi. Al parecer me estaba dando tiempo para bien, o retractarme en lo que quería, o para acoplarme a la realidad. Eso, hasta que sentí como se acercó lentamente, y besando dulcemente mi mejilla, me susurró.

-¿Muñeca, no deseas mirar el lugar? -tragué saliva. ¿Mirar el lugar? ¿Que podía tener de especial? Levanté la mirada, y fue cuando lo ví. El lugar era especial, romántico, tan íntimo. Sin que él lo supiera, Darien acababa de cumplirme una más de mis tantas fantasías locas y ensoñadoras. -¿Te gusta?
-preguntó sonriente, al ver mi cara de asombro, y yo solo asentí rebosante de felicidad.

-Esto es....hermoso.... Gracias señor... -el me interrumpió al soltar una risita carente de gracia. Se paró delante mío, y sujetó mi mentón, obligándome a mirarlo.

-Si en verdad deseas que esto pase, y no quieres que me gane la cobardía, necesitas dejar de llamarme así. -asentí lentamente.

-Lo siento. Esta bien, entiendo, señ... -me interrumpí abruptamente, y el soltó una nueva risita. Estaba tan acostumbrada a llamarlo así, que se me dificultaba llamarlo de otra manera. Además, digamos que los nervios que sentía, no me ayudaban en nada.

-Está bien. Tranquila. Durante la noche te acostumbrarás. -asentí. -Pedí champagne, pero creo que tú no estás en condiciones de beber más. -asentí, y el besó mi frente.

-Si, es cierto. Creo...creo que necesito ir al tocador. -susurré y el asintió.

-¡Claro! Tómate tu tiempo. -sin decir más, me dirigí a la puerta del tocador, cerrándola después tras de mí.

Me miré inmediatamente al espejo. Estaba pálida, muy pálida. Y estos malditos ojos casi transparentes no le ayudaban mucho a mi apariencia ahora. Mi maquillaje era un fiasco. Llevaba el rimel corrido por todos lados, por culpa de las lágrimas que había derramado antes. Tomé un poco de papel y comencé a limpiarme el contorno de los ojos. Mojé mis mejillas con una toalla dando pequeños golpecitos, y después me alisé el cabello con los dedos, intentando acomodarlo. Luego acomodé mi ropa. Reacomodé mi falda, incluso la subí un poco más, para dejar ver un poco más de mis blancas piernas, y me desarrugue la blusita de tirantes que llevaba. Ajusté y reacomodé bien mis senos, para que, aunque estuvieran pequeños, se miraran un poco más voluptuosos debajo de mi blusa, y ya cuando estuve lista, di un vistazo a mi reflejo.
Al menos ya estaba un poco más presentable que hace un momento, pero aún así sentía que seguía siendo un desastre.

Pero ya no había marcha atrás. Ya estaba aquí, y debía afrontar lo que me esperaba. Aquello que yo misma había pedido y buscado. Tomé aire y valor, y con un poco más de decisión salí de ahí. Darien estaba al fondo de la habitación, y al escuchar que había abierto la puerta, se giró hacia mi, y dejó en el mueble, aquella copa de champagne que al parecer ingería con prisa. Caminé tímidamente, con mis manos entrelazadas al frente, y él me sonrió y se encaminó hacia mi. Me miró fijamente a los ojos, y sujetándome por la nuca, posó sus labios sobre los míos en un beso tierno, antes de separarse de nuevo y hablarme.

𝐴𝑚𝑖𝑠𝑡𝑎𝑑 𝑅𝑜𝑡𝑎🌙 [C̲̲̅̅O̲̲̅̅M̲̲̅̅P̲̲̅̅L̲̲̅̅E̲̲̅̅T̲̲̅̅O̲̲̅̅]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora