CAPÍTULO 33:

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SERENA:

-Sabes que te amo, ¿Verdad? -cuestioné de forma amorosa a Darien, despidiéndome antes de tener que llegar a casa. Él me abrazó por la cintura con más fuerza y me sonrió.

-Si, lo sé. Pero sería mucho más feliz si vuelves a repetírmelo antes de que te vayas -reí y lo abracé por el cuello. Y mirándolo fijamente, murmuré.

-Te amo. Te amo. Te amo. Y estoy tan feliz de estar otra vez contigo, que bien podría morir mañana -me entrecerró los ojos.

-¡Olvídalo! Eso jamás pasará. Al menos no pronto. Aún estás muy endeudada conmigo. Pasarán muchos años antes de que eso suceda -le sonreí. -Además, primero me iré yo, por ser más viejito que tú -ahora la que lo miró mal fui yo.

-Te he dicho que no me gusta que hables así de ti, o de tu edad. Te amo y nunca me ha importado cuántos años se supone que tengas. Nuestro amor no tiene edades. Juntos somos como una común pareja de enamorados. ¿Acaso no lo has entendido aún? -me cabreaba un poco que Darien no dejara de mencionar la diferencia de nuestras edades. Sentía que en el fondo, si le importaban. No sabía si era por el que dirán o por sus experiencias de más, o los achaques que según el, ya comenzaba a tener. Aunque yo no le veía ninguno. Él era un hombre muy sano, y se alimentaba bien y hacía ejercicio constantemente. Se cuidaba incluso más y mejor que lo que yo lo hacía conmigo misma. Me molestaba que siguiera pensando en nuestras edades, pues sentía como que muy detrás de si, no dejaba de pensar en el inevitable momento, si el de pronto llegara a morir antes que yo. Obviamente no veía las cosas como las veía yo. Pues yo solo miraba el presente y todo lo que haríamos juntos, mientras él hacía todo lo contrario. Soltó una mano de el agarre de mi cintura, y la subió hasta acariciar mi mejilla con sus nudillos.

-Discúlpame, ¿Si? -suspiró -lamento repetir tanto lo mismo, pero es que muy en el fondo tengo miedo -le fruncí el ceño, ahora molesta.

-¿Miedo de qué? ¿De lo que digan los demás? -mis ojos se pusieron llorosos, pero no podía evitarlo.

-No, no, no, mi amor. No digas eso. Te prometí que me iba a importar un bledo lo que opinaran los demás. Y así lo es. -hice un tonto puchero.

-Pues entonces, ¿Qué es? Porque te aclaro que así me haces sentir. Siento que aún no has superado que yo soy más joven -negó.

-No, eso ya quedó atrás. Aunque si, admito que en un principio lo medité y me hice a la idea de que un hombre de tu edad, era lo que te merecías. Pero no pude solo dejarte ir. Te amo más que mi orgullo y mi razón. Y preferí sentirme egoísta. A lo que quise referirme, es que me da miedo morir antes que tú. Tengo miedo de que tú tengas que hacerte pasar por mi enfermera particular para cuidarme cuando yo esté viejo. También agrega la vergüenza y el orgullo. Pues aunque es obvio que debo envejecer primero que tú, no quiero fallarte nunca como hombre. Ya sabes a lo que me refiero -señaló discretamente con la mirada a su entrepierna y yo solté una risita. Mientras él, algo sonrojado, sonreía y gentilmente borraba con sus nudillos una lágrima silenciosa que rodaba por mi mejilla.

-Darien, eso es tonto.

-No, no lo es.

-¡Si lo es! Y lo digo porque eso es lo que debe hacer todo ser humano en cierto tiempo de su vida, después de unirse y comprometerse a una persona. Cuando envejecen, uno siempre debe cuidar del otro. Quién sabe, tal vez sea al revés. Tal vez la que enferme antes sea yo, y te toque a ti cuidarme. Y puedo asegurarte de que lo harás con gusto, ¿Cierto? -asintió -¿Lo ves? Cómo tú lo harías, yo lo haría. Es una responsabilidad a la que te compremetes de por vida, después de amar tanto a alguien -me sonrió. -Ahora. En cuanto a lo otro....deja de pensar en ello. ¡Ya lo veremos! Pero solo recuerda que ya existen muchas medidas para esos casos. Porque no pienses que te voy a dejar tan tranquilo cuando cumplas sesenta. ¡Ah ah!....Tu aún a esa edad, deberás cumplir con tu deber marital -le guiñé un ojo de forma traviesa y coqueta, para poder aligerar y olvidar el mal momento, y él se soltó a reír, y me abrazó fuertemente, depositando suaves y pequeños besos en el hueco de mi cuello, para luego descansar su rostro en el. Haciéndome estremecer con la respiración tibia que exhalaba sobre mi piel sensible.

𝐴𝑚𝑖𝑠𝑡𝑎𝑑 𝑅𝑜𝑡𝑎🌙 [C̲̲̅̅O̲̲̅̅M̲̲̅̅P̲̲̅̅L̲̲̅̅E̲̲̅̅T̲̲̅̅O̲̲̅̅]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora