CAPÍTULO 8:

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DARIEN:

Habían pasado casi dos semanas, y ella seguía sin marcarme. Y aunque le había dicho que ella me llamara y me dijera cuando tuviera la oportunidad para vernos, yo ya no soportaba más la ansiedad y la desesperación de ni siquiera escuchar su voz. Fue por eso que ya no me resistí y la había llamado. Había llegado desde hace unas horas, y había visto justo el momento en el que ella había llegado con su novio. Afortunadamente, el novio solo la había dejado en casa y se había marchado. Así que no arruinaría mis planes, y yo tuve la suerte de hacer mi siguiente estrategia. La había videollamado, y ella a pesar de que aún no me lo decía, sospeché por el beso de despedida tan intenso que se había dado con el chico, que había pasado algo entre ellos antes de llegar a su casa.

Saberlo, en parte me cabreó, pero a la vez también me sentí muy excitado. Deseaba estar con ella, ahora con más ganas. No niego que en un principio estaba se pudiera decir que molesto con ella, porque no me había llamado. Pero sabía por mi hija, que no tenía tiempo. Qué estaban en exámenes. Lo que si no comprendía, era como si había tenido tiempo de encamarse con su noviecillo, y no para hablarme a mi, aunque lo hiciera de vez en cuando. Por un momento me sentí olvidado y desplazado. Pero cuando la escuché y la ví en la videollamada, notando que en su rostro cada vez se hacía más presente su excitación, supe que me deseaba igual que yo a ella, y todos mis anteriores pensamientos, quedaron atrás. Y enterarme que a él solo lo había usado como un muñeco para su propia satisfacción, pero haciéndolo solo pensando en mi, me dejó sin nada más que pensar.

Estaba jodido. Realmente jodido. Ella no debía seguir pensando en mí, y yo no debía seguir pensando y deseándola así, pero ya no podía ocultarlo. Su inexperiencia y la ansiedad y necesidad constante de sexo que su cuerpo sentía, me habían vuelto tan loco, como ninguna mujer lo había logrado hasta el momento. Mina me odiaría si se llegara a enterar de lo que estoy haciendo. Y no solo me perjudicaría a mi, sino que me llevaría entre las piernas una amistad tan pura como la que ellas, tenían. Pero ya no podía controlarme. Ella me deseaba, yo sentía lo mismo por ella, y al parecer todo indicaba, que por el placer mutuo, íbamos a morir quemados de pasión en el intento. Ya había dado roto nuestra regla, de, "solo una vez", así que ahora, estando ya quemados, teníamos que continuar.

—¿Estás sola, conejita? —cuestioné aunque ya lo sabía, y ella aún ruborizada, asintió —Bien. Vamos a comenzar. —la ví con la intención de hablar, y yo no la dejé —Desnúdate conejita. —demandé, y ella solo se ruborizó aún más.

—¿Qué? —susurró.

—Ya me has escuchado. Obedece a Papi. Quiero que te desnudes por completo. —me sentía tonto al hablar así, con esas palabras, pero la reacción que ella tenía cada que yo las decía, me exitaba en demasía. Le causaban más efecto, que incluso a mi mismo.
Aunque por un momento dudó en mi petición, sabía que ella quería hacerlo. Casi podía oler a través de la pantalla, la excitación que esto le daba. Pero aún así estaba rígida, sin poder creerlo. Así que volví a ordenarle. —¡Hazlo! Y coloca el móvil en un ángulo donde me sea posible verte. —ella asintió, aún insegura, y colocó su celular en la mesita, recargándolo en algo, donde yo pude ver su cuerpo pequeño y perfecto en toda su gloria. Un camisón casi transparente y unas bonitas y diminutas bragas blancas de encaje, eran su única vestimenta. Comenzó a desnudarse de la poca ropa que llevaba puesta, hasta que quedó completamente desnuda. Casi babee al ver su bonito cuerpo, aunque sea a través de la pantalla, pero en todo su esplendor. —Ahora recuéstate en tu cama, y comienza a acariciarte para mí. Pero lleva tu teléfono. Quiero verte.  —ella así lo hizo. Tomó su teléfono, y lo puso en una posición de frente para que yo pudiera ver cómo comenzaba a acariciar, apenas con la punta de sus tímidos dedos, su cuello, sus hombros, y tímidamente sus pechos. —Toma y jala de tus pezones. Imagina que soy yo quien está jugueteando con ellos. Imagina que yo soy quien los está saboreando con la boca. — ella hizo lo que le pedí. Comenzó a juguetear, pellizcándolos y jalando de ellos.

𝐴𝑚𝑖𝑠𝑡𝑎𝑑 𝑅𝑜𝑡𝑎🌙 [C̲̲̅̅O̲̲̅̅M̲̲̅̅P̲̲̅̅L̲̲̅̅E̲̲̅̅T̲̲̅̅O̲̲̅̅]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora