CAPÍTULO 12:

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DARIEN :

Mi cabeza cuando ella ya no volvió a estar a mi lado, había sido todo un lío. Ya suficiente tenía con mi diatriba mental, y todavía mi hija contribuyó a que estuviera peor. Mina y el que se decía ser su novio, no dejaban de darme problemas. Desde que lo conoció, comenzó a ser más rebelde, pero aunque no me gustaba, quise pensar que era lo "normal", en los adolescentes. Muy en el fondo, sabía que él solo la guiaba a una vida que yo no deseaba para ella, pero ella se decía estar enamorada. No podía hacer nada contra eso. El día que supe que estaba en la delegación, supe que yo estuve mal al pensar así, y al estar tan campante. Corrió con la suerte de que a ella no le habían encontrado nada que la enculpara de vender, junto con él, aquella basura de la que solía vivir su mentado novio. Tuvo que tener que darse cuenta por si misma, y escarmentar en cabeza propia que lo único que yo quise fue protegerla de un malviviente como él. Afortunadamente, luego de unos meses internada en un lugar para tratar su ligera adicción, parecía que había aprendido la lección, y ha vuelto a ser un poco la misma de antes. La necesité tanto en esos días. Pero todo este tiempo difícil, además de lo de Mina, yo no podía estar tranquilo, pues habían estado rondado constantemente en mi cabeza, aquellas crudas palabras, que tanto me pesaban.

Antes no comprendía porque sentía está desesperación, está ansiedad de volver a verla, pero ahora, aunque al principio no lo aceptaba, ya sabía cuál era la razón. Había tratado de una y mil maneras, olvidarme de ella y regresar a vivir de nuevo como antes. Había tratado de borrar la sensación que su cuerpo le daba al mío. Intenté borrar la huella que sus labios habían dejado en los míos, intenté no pensar en nada más, más que, en que dejar aquella locura, había sido lo mejor. Pero no pude. No podía olvidar nada de eso. No pude resistirme a la idea de ya no tenerla. Me estaba volviendo loco por volver a verla. Y más loco me volvía cuando la veía, pero no podía tocarla, no podía abrazarla, y en lugar de eso, debía ignorarla, verla pasear por mi casa, mientras aparentaba que ella no estaba. Todo me estaba resultando ser demasiado difícil. Por eso hoy que la ví tan cerca de mi, ya no me resistí. Pero todo lo que tanto había querido evitar, estaba ya aquí presente. En parte, por culpa de un estúpido impulso, que yo había tenido, al no poder resistirme de tenerla tan cerca de mi, y no poder tocarla. Pero la había extrañado demasiado. Incluso más de lo que la extrañé la primera vez.

Se había vuelto en mi nueva obsesión, se había convertido en la nueva ansiedad que sentía diariamente. No comía, y no dormía bien. Prácticamente no vivía ya con normalidad. Mi hija no se dió cuenta de mis cambios, y si lo hizo, los ignoró, como cada año ignoraba el hecho de que yo me embriagaba siempre el mismo día, porque seguía sufriendo por la pérdida de su madre. Pero todo eso sentía que ya había cambiado. Hoy en día, me había acostumbrado tanto a Serena, que ahora me hacía falta. Sé que solo habían sido unos cuantos meses, pero se había metido tan profundamente en mi piel, que simplemente no podía sacarla.

Me sentía ansioso, deseoso también de tener intimidad, pero no desee a nadie más. Solo la quería a ella. Intenté probar otros labios, pero fracasé en el intento de olvidar los de ella. Todos los días, fueron una pelea dura y constante de mis pensamientos. Por un lado me obligaba a sacarla por completo de mi sistema, luego de que ella me había rechazado aquella tarde. Pero por otro lado, me obligaba a ver aquello que no había querido ver. Me había hecho entender a la mala, que lo que ella hizo al rechazarme, si, me dolió, pero bien me lo merecía. Porque en algo tenía razón; yo solo la estaba usando a mi antojo, y ella no se lo merecía. Así que acepté que la había cagado, y en grande. Había sido demasiado envidioso, y aunque al principio pensé solo en ella y en su placer, terminé por buscar solo lo que yo quería.

Pero luego de unos largos, sufridos y pesados días, la verdad me cayó como balde de agua fría.
Simplemente lo supe. Me di cuenta que aunque no había querido verlo, ese sentimiento que había querido que nunca existiera, estaba ya presente en mi. Ya no solo sentía atracción por esa conejita inocente, que había evolucionado a una conejita ardiente y sexy, que había alborotado mis sentidos. No. Supe que desde que comenzó mi ansiedad por verla, se estaba desarrollando en mi, un nuevo sentimiento. Un sentimiento que debía estar prohido para los dos. Pero que ahí estaba. Latiente y resistiéndose a ser desechado y olvidado. Locuras de la vida. Ella se había enamorado de un viejo como yo, (me imagino que solo por mi cara bonita) y yo me había enamorado hasta los huesos, de aquella joven conejita traviesa, que deseaba y amaba a este viejo. ¿Cómo y en que momento había pasado? ¡No lo sé! Simplemente lo sentí. Y lo supe cuando sentí miedo, al ver que pasaban los días, y cada vez me alejaba más de ella. La hice mía, y pensé que solo tenía su cuerpo, cuando de pronto me enteré que su corazón también era mío. Desde siempre, ella había sido completamente mía. Y aunque en un principio me asustó, hoy siento un extraño y gratificante regocijo. Lo que teníamos era... Sensacional.

𝐴𝑚𝑖𝑠𝑡𝑎𝑑 𝑅𝑜𝑡𝑎🌙 [C̲̲̅̅O̲̲̅̅M̲̲̅̅P̲̲̅̅L̲̲̅̅E̲̲̅̅T̲̲̅̅O̲̲̅̅]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora