CAPÍTULO 24:

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DARIEN :

Era un menudo desobligado, que con tal de obtener su objetivo, me autoricé dos días más, a lo que ya había tomado, como excusa, para el ahora inexistente proyecto, para hacer guardia, mientras Michiru y mi abogado se seguían haciendo cargo de la empresa. Michiru no tuvo problema con ello, aunque sabía yo bien que le estaba demandando demasiado trabajo. Al regresar, le haría una buena remuneración como pago, por todo el apoyo que me ha dado en los días en que tanto la he necesitado. Horas antes de aquella junta, había dudado en verla, pues había sido demasiado temprano,  pero lo bueno fue, que me pude percatar, de que al parecer está vez, su plan de huida, no estaba en mente, pues todo estaba muy tranquilo. Ya había visto a Ikuko salir, en ropa cómoda, a dar una caminata, así que quise imaginarme que tal vez Serena aún seguía ahí. Lamentablemente no pude quedarme por más tiempo, pues tenía que ir a la junta. Pero ya de regreso, y sabiendo que el pacto estaba roto, esperaba cualquier momento que se me presentara.

Necesitaba de una pequeña oportunidad dónde la mirara salir sola, para poder hablar con ella. Dar el primer paso. Había salido antes que el chico del hotel, pero había estado afuera de éste, esperando a que saliera. Pues estaba seguro que lo que acababa de decirle, se lo iría a decir en caliente a Serena. Y así fue. Lo había seguido de cerca, hasta que estacionó en la casa de Serena. Supuse que estaba ella ahí. Lo más probable es que era su día libre. Me sentí morir al saberlos juntos, tal vez solos, dentro de esa casa. Pero para mí tranquilidad mental, no duraron mucho, cuando el chico salió de la casa, como alma que lleva el diablo, saludando desinteresádamente a Ikuko, que iba llegando, ahora con un cambio diferente de ropa y cargando una bolsa de mercado, para luego subir a el coche y acelerar a fondo.

Algo había pasado entre ellos. Y había sido un alivio ver que él chico había salido furioso, aunque aún así no me sentía contento, pues también había comprobando que si habían estado completamente solos, y saberlo, me estaba volviendo loco. Me estaba torturando demasiado, lo sé. Pero no dejaba de decirme a mí mismo, que cada cosa que sentía y que me pasaba, me la merecía por imbécil. Seguí esperando unos minutos más, después de que Ikuko llegó, cuando para mí buena suerte, como si mis ruegos hubieran sido escuchados, se me presentó esa oportunidad perfecta de estar solos. Una oportunidad que sinceramente no creí que sucedería. Ella de pronto salió de su casa, y se fue caminando tranquilamente con dirección contraria a mi. Iba sola, con los brazos cruzados, mirando todo a su alrededor. Esperé a que caminara un poco más, así como esperé a que nadie la interceptara de repente, y cuando ví que no habría intrusos entre los dos, encendí el auto y la fui siguiendo de cerca, hasta que ví como caminó hacia una plaza, que ya había visto anteriormente. Al ver que su intención era pasearse ahí, encontré un lugar de estacionamiento lo más rápido que pude, en la misma acera, no muy lejos, y bajé a buscarla.

Me asusté en un principio cuando la había perdido de vista. Por un momento pensé que había seguido caminando  y había perdido esa oportunidad. Pero cuando creí volverme loco, fue cuando la ví. Tan tranquila, debajo de la sombra de un gran árbol. Volví a respirar con normalidad. Aunque esto duro poco, pues con cada paso que daba y que me acercaba a ella, volvía a olvidar como hacerlo. Estaba sentada sobre el césped, con los ojos cerrados, con la espalda recargada en el tronco del árbol y sus piernas cruzadas al frente. Su cabello rubio y rebelde, se movía con los suaves soplos del viento, mientras su rostro reflejaba tanta tranquilidad. No me cansaba de mirarla. Era tan hermosa. Me daban ganas de congelar este momento, de verla así de tranquila, de recordarla así de hermosa, antes de que comenzara todo. Antes de posiblemente escuchar cosas de su boca, que tal vez no querría escuchar. Quería grabar más en mi memoria de este momento, pero no debía perder tiempo. Tal vez esta fuera la única oportunidad que se me presentaría, antes de volver a más tardar mañana por la tarde, y no quería irme sin que ella me escuchara. Así que haciendo acopio de valor, seguí caminando por el césped hasta estar frente a ella. Tragué saliva, y justo en ese momento, ella abrió sus hermosos ojos cielo, causándome vértigo en mi interior. Su mirada se volvió impresionada, asustadiza. Tal como la mirada que puso cuando volví a verla ayer en aquella sala de juntas. No quería que nuevamente perdiera el conocimiento al sentir tanta impresión, así que antes de que esto sucediera, le hablé, casi en un susurro.

𝐴𝑚𝑖𝑠𝑡𝑎𝑑 𝑅𝑜𝑡𝑎🌙 [C̲̲̅̅O̲̲̅̅M̲̲̅̅P̲̲̅̅L̲̲̅̅E̲̲̅̅T̲̲̅̅O̲̲̅̅]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora