El Rey Bang levantó su mirada, encontrándose con la de su hijo, quien acababa de entrar a su oficina y se acercaba a su escritorio.—Hijo.
—¿Ha ocurrido algo?—Preguntó Chan.—El consejero Lim dijo que me llamaba.
—Sí.—Dijo con firmeza.—Siéntate.—Apuntó el asiento frente a él.
Chan no dijo nada, simplemente hizo lo que su padre le ordenó y lo miró.
—Bueno...—El rey comenzó a hablar.—Siento que te hemos tenido algo apartado de nosotros, con todo esto de la boda-
—No se preocupe.—Chan lo interrumpió.—Esto es algo importante, así que lo entiendo.
Su padre sonrió, se sentía orgulloso de su hijo.—Sí, sé que lo entiendes, eres un hombre muy inteligente. Pero no hablo de eso exactamente.
Chan miró a su padre sin decir ni una sola palabra, ya que no entendía a lo que realmente se quería referir.
—Por lo mismo que eres un hombre muy inteligente, tu madre y yo te hemos dado muchos privilegios, como el no presionarte para tomar el papel de Rey.—Suspiró mientras miraba a su hijo con seriedad.—Creo que ya es tiempo de que tomes tu papel u te hagas responsable de tus obligaciones.
—Pa-
El rey Bang lo interrumpió.—También deberás buscar una esposa, no importa si es de otro país, si es una princesa, reina o pueblerina. Solo sé que necesitas una mujer a tu lado, que te ayude a gobernar este reino.
Chan suprimió un suspiro, sabía que debía respetar lo que su padre decía.—Esta bien, padre.
—Si aún no tienes a nadie en mente, creo que deberíamos hacer un baile para buscar una, o también podríamos buscar a alguien el día de la boda de Dahyun...—El rey Bang comenzó a debatir mentalmente.—Bueno, ya veremos, me conformo con que sepas que debes buscar una esposa.
Chan asintió.—¿Puedo retirarme?
—Sí.
Chan solo se levantó, le dedicó una reverencia al rey Bang y se dirigió hasta la puerta, saliendo de aquella habitación. Al cerrar la puerta, sintió que toda la frustración que estaba conteniendo dentro, salía.
Se recargo sobre ella y se llevó una mano hasta su rostro, apretando sus ojos para que las lágrimas que se asomaban, no salieran; se limpió algunas que se llegaron a escapar y suspiró.
—Príncipe.—La persona de aquella reconocida voz se acercó a él, haciendo que esté se enderezara.—¿Qué a ocurrido? ¿Te encuentras mal?
—No, no ha ocurrido nada, pero en verdad no me siento bien...—Chan comenzó a respirar y suspirar repetidas veces.—Estoy bien, hyung...—Dijo cuando vio al consejero Lim sostenerlo de un brazo.
—Príncipe, creo que deberíamos ir a su habitación.—Sugirió, sin soltarlo.
Chan asintió mientras comenzaba a caminar junto al mayor.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Cuéntame.—Habló Jaebeom mientras se sentaba en un sofá, mientras veía al menor sentarse sobre su cama.
Chan tragó mientras lo miraba, lo que estaba a punto de decir aún era un tema algo delicado para él.—Mi padre quiere... Que me casé también.—Dijo con algo de dificultad.
Y es que a pesar de que desde pequeño le habían enseñado todos sus futuros deberes como príncipe y futuro rey, el amor que sentía por Hyunjin lo había echo olvidarse de la todo. En su mente solo estaba plasmado Hyunjin, y solamente era importante Hyunjin. Hasta ese punto estaba de enamorado.
Jaebeom hizo una mueca mientras negaba con su cabeza, ahora entendía muy bien.—¿Le dirás al príncipe Hwang?
Después de unos segundos sin decir nada, Chan asintió cabizbajo.—Sí, tengo que decírselo.—Se llevó una mano al rostro.—Hyung, lo amo, como no tienes idea, pero creo que debería hablar con él y terminar con esto.
—Príncipe-
Chan no lo dejo proseguir.—Hyung, por favor acompáñame a la habitación del príncipe Hwang.
Jaebeom se levantó, agachó su cabeza y con sus dos manos, señaló la puerta.—Sí, príncipe.
Chan se levantó, abrió la puerta de su habitación y salió, siendo seguido por el consejero .
Jaebeom detrás de él, solo pudo negar, no le gustaba para nada a dónde iba todo esto.