Justo cuando el príncipe Bang y el consejero Lim se estaban aproximando a la habitación donde estaba hospedado el príncipe Hwang, el consejero Park salía de allí.
—Consejero Lim.—Dijo el consejero Park mientras le dirigía la mirada, pero al ver quién se encontraba a su lado, tuvo que hacer una reverencia.—Príncipe Bang.
—Consejero Park, ¿se encuentra ahí el príncipe Hwang?—Preguntó Jaebeom después de saludarlo.
—Sí.—Dijo el consejero Park.
—Voy a pasar.—Dijo con seriedad Chan.
El consejero Park asintió mientras se hacía a un lado.—Pasé, príncipe.
Cuándo Chan entro a la habitación y la puerta fue cerrada frente a los consejeros, los dos se miraron.
—Sabes, me alegro mucho de que nos hayamos encontrado, tengo una gran noticia que contarte.
Park frunció el ceño.—¿Gran noticia?—Dijo con molestia.—¿Acaso no viste la mala tensión en la que se encontraba el príncipe Bang? Además, el príncipe Hwang está tirado en su cama desde hace horas, sin ganas ni siquiera de levantarse para comer.—Se cruzó de brazos.
—Sí, lo sé, pero en verdad tengo una gran noticia, mira, te la enseñaré.—Jaebeom tomó el brazo de Park.—Vayamos a mi habitación, ahí nadie nos escuchará.—Dijo mientras jalaba de él y hacia que lo siguiera.
El comentario y el contacto físico del consejero Lim hizo que Park se sintiera nervioso, no pudo decir nada, simplemente se dejó guiar por éste.
Después de caminar por alguno de los pasillos, llegaron a la habitación del consejero Lim.
—Siéntate por favor.—Dijo Jaebeom mientras movía la silla de su escritorio para que Park se sentará ahí.
Park solo asintió mientras se sentaba.—Bueno, ¿qué es eso tan importante?—Preguntó mientras lo miraba.
—Ésto.—Jaebeom le mostró un sobre, mirándolo mientras se paraba frente a él.—Me acaba de llegar está carta.
——Sí... ¿y?—Preguntó, ¿qué tenía de importante que le llegara una carta?
—... ¿Recuerdas que te conté que alguien me debía un favor?
Jinyoung asintió, aún sin entender.
—Bueno, hace como un mes le mandé una carta a esa persona cobrándole el favor que me debía.—Comenzó a contar Jaebeom.—Y ese favor es que tiene que ayudar al príncipe Chan y al príncipe Hwang a escapar de aquí.
—¡Estás loco!—Dijo Jinyoung exaltado.—¡Esa es una muy pésima idea, si estos niños escapan de aquí, será muy fácil encontrarlos y si los encuentran, tendrán muy malas consecuencias!
Jaebeom sonrió ante la acción del consejero Park.—Lindo.—Dijo, causando que esté se callara inmediatamente, apretando sus labios mientras sus mejillas se teñían de rosa.—Ya, en serio, tranquilo, no pasará nada. El plan es sacarlos del país.
—¿Qué?—Park se quedó desconcertado.—¿Del país?
—Sí, acá mi amiguito, no es del país, así que él podrá ayudarnos a qué ellos escapen de aquí y nada suceda.—Al ver la expresión del consejero Park, Jaebeom solo pudo suspirar.—Mira, te contaré todo, desde como lo conocí, hasta lo que tengo planeado para que todo salga bien. Así que escucha con mucha atención.
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—Hyunjin-ah.
Hyunjin levantó su rostro rápidamente.—¿Hyung?
La mirada de Chan se clavo sobre los ojos del menor, haciendo que notará sus ojos rojos.
Estuvo llorando...
Al ver que Chan no hacía ni decía nada, Hyunjin se comenzó a levantar, sentándose sobre su cama.—¿Chan hyung?
Saliendo de sus pensamientos, Chan volvió a mirar a Hyunjin, ahora consiente.—Hwang, tengo que hablar contigo.
Hyunjin frunció el ceño cuando escuchó a Chan llamarlo por su apellido, algo que solo pasaba cuando Chan quería regañarlo cuando eran más jóvenes y había echo alguna travesura o había dicho algo en lo que el mayor no estaba de acuerdo.—... ¿Sí?—No le estaba gustando mucho el tono de voz del mayor.
—Voy a ser breve.—Chan dijo mientras trataba de mirar al menor sin desviar la mirada.—Quiero que lo que tenemos, termine ahora.
Hyunjin se quedó completamente quieto, viendo directo a Chan a los ojos durante unos largos segundos.—¿Po-porqué?—Fue lo único que pudo preguntar.
—Lo estuve pensando y creo que lo que tenemos no está bien, tú te casarás con mi hermana.
Hyunjin se levantó, dispuesto a acercarse a Chan.—Hyung, tú sabes que yo no la amo.
—Yo también me casaré.
Hyunjin se detuvo.—¿Qué?
Chan volvió a repetir con dificultad.—Yo también me casaré, es posible que en estos días vaya a buscar a una mujer a la cual hacer mi reina y pasar el resto de mi vida junto a ella.
El corazón de Hyunjin comenzó a latir fuertemente contra su pecho, haciendo que doliera y que su respiración se dificultará.—Pe-pero...
—Lo tengo más que decidido, ya me cansé de llorar y fingir que estoy bien, cuando realmente no lo estoy, te amo Hyunjin-ah, pero ya no puedo, debemos asumir de una buena vez que somos de la realeza y en nuestro deber no está establecida la felicidad. Siento que sufriremos más si seguimos fingiendo, así que creo que esto es lo mejor.—Su mirada se encontraba desviada, no podía mirar al menor a los ojos, era un cobarde, sabía que si lo hacía, se arrepentiría de sus palabras.—Nuestras vidas y nuestros reinos por separado, y que cada uno tome su camino, por el bien de todos. Por el bien de los dos.
—No... Hyung, no me hagas esto.—Hyunjin comenzó a temblar.
Chan se llevó una mano al rostro.—Esto es más difícil para mí que para tí, el compromiso que tienes con mi hermana ya lo estaba asimilando, pero lo que me dijo mi padre hace unos minutos lo sentí como si me tirará un balde de agua fría y me hiciera despertar.
Hyunjin estiró su brazo para tocar a Chan, pero éste se alejo de él.
—No Hyunjin-ah, eso es todo lo que tenía que decirte, desde ahora solo seremos cuñados, y nada más.—Dijo antes de salir de la habitación y dejar al menor sólo sin poder responderle.
Cuándo escucho la puerta cerrarse con fuerza frente a él, sus piernas cedieron y cayó de rodillas sobre el piso.—Ch-Chan...—Las lágrimas salieron y comenzaron a caer por sobre sus mejillas.—¡Chan hyung!—Gritó mientras se tiraba sobre él piso y comenzaba a golpearlo con su puño derecho.
