Nunca tuvo alguien en quien apoyarse, era ella contra el mundo. Su música deprimente por más raro que fuera la hacía sentirse mejor, no quería seguir con una vida de mentira donde fingir se habia convertido en una rutina.
¿Como se puede dañar alguie...
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Andrés Martíne.
Mi hermano se marcha y nos deja a lizbeth y a mi solos.
—Puedo hablar contigo— pregunto a lizbeth.
—No se, tal vez sea un problema— dice ella con seriedad.
—No pasa nada, cuéntame... ¿Que quieres estudiar?— pregunté con curiosidad.
Ella se queda pensando y luego de unos largos minutos responde.
—Quiero ser profesora de inglés, señor— dice Lizbeth segura de sus palabras.
—No me digas señor, dime Andrés... almenos acá— digo sonriendo.
—esta bien Andrés— sonríe nerviosa.
—¿Cuantos años tienes?— pregunto curioso por saber la edad.
—tengo 17— responde.
—Ohhh peque— digo mirándola.
—Si... Bueno me tengo que ir— dice alistandose.
—Puedo acompañarte.
—Pues... Esta bien.
Al salir de allí y despedirme de mi hermano ella me indica su casa que la verdad no queda lejos, allí se escucha mucho ruido, música de cantina y de aquella adorada por los tipicos tomadores y en casos extremos borrachos, cuando ella va a entrar sale quien me imagino es su padre.
—¡Por eso estas de rebelde! ¡De donde vienes niña!— le grita su papá.
—estaba trabajando papá...— su rostro se contrae en terror.
—¡Pero quién sabe en qué!— le dice con evidente enojo.
—¡No me faltes el respeto! —dice ella enojada subiendo también el tono de su voz—adiós Andrés...— se despide apenada por lo sucedido.
—Adiós— me despido viendo cómo estra asustada por su papá.
Espero no haber causado problemas... es lo que menos quiero, y más a ella que es tan fría con todos.
Al pensar esto me voy a casa, cuando llego me pongo ropa cómoda y me dispongo a ver anime y si " el anime no es solo para adolecentes" aunque no me concidero viejo.
Lizbeth.
Al salir del trabajo con Andrés caminamos en silencio hacia mi casa, deje que me acompañará para que el pesado amigo de mi padre no me vuelva a lastimar... de solo pensarlo me hace daño, aunque no todo sale bien al llegar veo a mi papá en la puerta mirándome con enojo lo bueno de esto es que su amigo ya se fue, eso me deja un poco más tranquila.
Tragame tierra.
—¡Por eso estas de rebelde! ¡De donde vienes niña!— grita mi papá.
