Capitulo 8

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—ok— los fulminé con la mirada a los dos

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—ok— los fulminé con la mirada a los dos.

—habla Liz— la mirada de Cloe era de "me lo dirás como sea".

Que fastidio, siempre era una intensa si se trataba de saber algo, ni que le importara, puede que si pero al fin de cuentas no sabes con quién vas a estar hasta el final.

—anoche...— dije mirando a Andrés— después de que llegara a casa discutí con mi padre y...— Me quité un tapabocas de tela en forma de gato— paso esto— forme una medio sonrisa falsa para ocultar la mueca que me causaba el intentar sonreír.

No supe si hice bien pero Andrés estaba que hechaba candela por los ojos, Cloe negó muchas veces con la cabeza se notaba que no se lo esperaba.

Nop... no debí decir nada...

—¿Que hizo que?— dijo serio pero se dio cuenta que estaba asustada y suavizó su expresión— perdón, continua.

Hizo esto idiota no te das cuenta, dah.

Era obvio que me había golpeado. No lo juzgo esta molesto, supongo que cualquiera lo estaría, ok a quien le miento solo a él se le ocurre estar preocupado por alguien que no conoce.

—fue porque no le dije porque estaba contigo. Me dío un puño y ese es el resultado, pero...— dije pensando que responder.

—puñetazo dirás— dijo Cloe mirando a Andrés y luego a mi para formar una mueca al ver mi labio roto que ahora se tornaba morado.

—¿pero?...— espero Andrés que continuará, sus ojos insistían por saber todo.

Jalé a Cloe de su brazo lejos de los oidos de Andres para que no supiera nada.

—a raíz de eso me hecho de la casa, tengo plazo hasta hoy para irme y desocupar—susurré mordiéndome el labio interno de los nervios, aunque me dolía.  Me maldije por hacerlo— ¿Genial no?— solté con sarcasmo para luego dar una sonrisa amarga.

—¿¿pero que?? — sus cara mostró asombro.

¿Acaso hoy es el día donde nadie entiende nada? Que estrés que hable claro y nadie me entienda.

—yo... hablaré con mis padres— dijo cloe.

—ni loca, se muy bien que ellos me detestan, paso...— dije encogiéndome de hombros.

—no te detestan, solo tienen una forma rara de ser, los convenceré— dijo más bien para si misma.

Cada vez que iban decían que era un demonio, que yo era una atadura por mi vestimenta, o mi forma de ser. Sip, eran ridículos, son ridículos.

—claro...— hablé con sarcasmo y ella se quedó callada.

—Intentemoslo— su voz era segura.

—quedate conmigo— dijo Andrés.

Quiéreme sin miedo (En Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora