Capitulo 19

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Lizbeth.

No todo en esta vida es odio, o al menos eso me repetía a mi misma un ciento de veces. Mi padre no siempre fue así, el solía ser cariñoso cuando era una persona sobria y no estaba bajo los efectos del maldito alcohol, ayer apenas le conté la historia a Andrés sentí que quitaba la pesadez de mis hombros, es bueno desahogarte con alguien cuando sabes que las lágrimas inundan tu alma y no puedes hacer mas que romperte a llorar.

Así estaba yo, rota porque me sentía culpable por algo que paso y ahora que lo pienso no fue culpa mía, no he abandonado a mi padre apesar de que él permitió que ese hombre me lastimara, me hiciera una persona infeliz.  Muchos dicen que se supera fácil pero no lo es, conmigo tampoco lo fue pero no quería hundirme mientras ese sujeto seguía haciendo de las suyas.

—¿Por qué me dices todo esto?— preguntó con cautela luego de unos minutos de silencio. —Me sentí regañada— levanto su quijada mirándome soberbio.

Sorbí mi nariz que quedó húmeda por el llanto y reí por su actitud. Tan solo al verlo con su madre, quise darle a entender que no estaba solo, que quizás compartíamos algo de oscuridad juntos.

—Si he podido salir adelante de situaciones horribles tú también podrás salir... Superarás el odio porque al final eres más fuerte que yo— lo mire fijo para que notará que era verdad ya que así era.

—¿Cómo sabes eso?— escrutó mi rostro buscando algún atisbo de mentira.

—Lo veo en tus ojos, fingir es fácil pero nuestros ojos siempre demostrarán gran parte de lo que somos.

—Supongo que no ganaré nada con decir lo contrario— me observó lara luego perder sus ojos en mis manos. —Bueno, es hora de dormir que descanses.

Andrés se durmió rápido en el suelo, no quise que lo hiciera pero ¿Que otra opción había? Me moría de pena de decirle que se durmiera acá y sobre todo, de incomodidad. 

La madre de él es una mujer sin duda muy hermosa sus ojos son similares a los de su hijo solo que no tan claros como los de él que son como la miel pura, pero los de ella destellan sinceridad y felicidad, supongo que después de todo el dolor pasado encontró la calma.  Su piel es pálida, su cabello también es castaño pero largo, no tan largo para exagerar pero si le llegaba un poco más arriba de su centura, era una mujer muy bien conservada a su edad.

...

Me levanté para empezar el día con el mejor ánimo, Andrés se fue temprano pero no sin antes dejarme una carta.

Buenos días Liz, estaré ayudando a Sebastián con algunas cosas del coffbar, cuídense mucho y no dejes de extrañarnos.

Puse los ojos en blanco al terminar de leer, que pereza, el a diferencia de Sebastián por lo que veo es egocéntrico, ni que fuera quien sabe que.

Luego de haber leído esa estupidez tomé mi ropa y me di una ducha larga para relajarme ya Sebas me dijo que estaba literal en mi casa, si, lo sé —cloe me va a matar— de eso estoy segura.  Amo tanto el agua que podría estar  ahí hasta volverme una anciana.

Tendí mi cama y organice todo el cuarto para que todo estuviera en orden.

—estas muy feliz,  tienes buena energía—la miré extraña por sus últimas palabras y sonreí, en parte era cierto estaba muy feliz.

No creo que lo de la energía sea así, trato de no ser aburridora pero conmigo la gente hasta se dormiría parada, lo cual me causa gracia pero es así.

—pues... creo que siempre se tiene que levantar con ánimos para vivir el día al máximo, eso hará que tus enemigos se enojen y tengan un mal dia— moví mis cejas de arriba a abajo con una sonrisa burlona.

Quiéreme sin miedo (En Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora